Capítulo 49

423 16 5
                                    

Los primeros minutos en los que tuve los ojos vendados me sentía demasiado tensa, no poder ver lo que sucedía a mi alrededor no me agradaba y menos estando en un auto en movimiento, pero minutos más tarde Robert tomó una de mis manos lo cual me ayudó a relajarme un poco, además estar tensa sólo provocaría más dolor en mis músculos. Un rato después Robert encendió la radio y colocó algo de música que resultó ser bastante buena.

«Que buenos gustos Rob» -pensé para mis adentros.

Cuando supuse que habían pasado ya mas o menos cuarenta y cinco minutos me recosté en el asiento rendida del aburrimiento, seguía sin poder ver nada lo cual me hacía sentir que estaba sola, entonces tuve la confianza de ponerme a cantar, primero comencé a hacerlo bajo, luego subí poco a poco el tono, entonces lo escuché comenzar a cantar junto a mi,  eso provocó que me quedara en silencio cortando la canción bruscamente.

—Oye, estabas en la mejor parte -me animó Robert dándome un empujoncito.

—Cállate -bufe cruzándome de brazos.

No estaba molesta, pero mi confianza con respecto a lo que escribo y a cuando canto no es muy alta, ni siquiera Bruno me escuchó por voluntad propia, simplemente me pescó una vez que estaba duchandome, el iba al baño pero al oírme cantar se quedó en la puerta escuchando, como es natural, cuando yo abrí la puerta del baño para ir a mi habitación y lo vi allí parado como tonto le di un golpe por fisgón.

Decidí permanecer en silencio el resto del camino, pero Robert siguió cantando no supe que tanto pues aparentemente me quedé dormida hasta que lo sentí moverme delicadamente para despertarme.

—¿Ah? -solte un bostezo.

—Llegamos preciosa -me dijo Robert ayudándome a salir del auto.

—¿Cuándo me podré descubrir los ojos? -pregunté un tanto irritada, como si de una niña de cinco años se tratase.

Robert solo río, me tomó de los hombros para guiarme hasta un punto y allí me quitó la venda sin avisar, ante mi había una cabaña, está tenía un diseño un tanto moderno pero no desencajaba con la naturaleza que había al rededor.

—Robert, esto es increíble... Pero estamos bastante lejos de la ciudad -dije algo desconcertada. —Primero, si mamá se entera estarás frito, segundo, ¿Qué hacemos aquí?

—Ya te lo había dicho, vamos a celebrar tu victoria y además así hacías algo diferente. -metió sus manos en sus bolsillos y sonrió como un niño de cinco años que se salió con la suya.

—¿Y Denis sabe dónde estás? -pregunté seriamente, no es como que Denis fuera un niño, pero él se preocupaba por Robert. —¿Y está bien dejarlo solo? Recuerda que la loca de tu ex estaba rondando por la ciudad.

Robert puso una expresión de desagrado al mencionarla y negó como desvaneciendo una imagen mental. —Denis estará bien, dijo que tenía una cita con Gia, además, le pedí que luego de eso se quedara con Jack, así que estará bien; no te preocupes más y solo disfruta el día, es para ti y aquí el anfitrión se encargará de ser el chef al mando también. -sonrió tomándome de la mano para llevarme dentro.

—¿Sabes cocinar? -cuestioné como si él fuera alguien a quién se le quemara el agua.

Su expresión se volvió de pocos amigos y me indicó que entrara al abrir la puerta, a la derecha, bajando unos escalones, lo que ante mí estaba era increíble, había una chimenea, dos sillones largos, grandes y bastantes acolchados, una mesa de centro en la que habían algunos libros, cajas de bombones y juegos de mesa acomodados debajo. Del lado izquierdo habían unas escaleras que guiaban hacia el piso de arriba y siguiendo de largo más allá de la escalera  se encontraba la cocina la cuál era enorme y con equipo moderno; yo me límite a bajar los escalones hasta la sala de estar y dejarme caer sobre uno de los sillones, el cuál estaba deliciosamente acolchado. 

Tentemos A La Suerte |#1|Where stories live. Discover now