CAPÍTULO 2

56 18 3
                                    


Tengo que admitir que bendito día en el que choqué con semejante bombón.

Bueno, tampoco era para exagerar.

Pista: exagerar fue como abrí la boca de par en par cuando vi su cara después de la caída del siglo.

La verdad es que el chaval está bastante bien. Tiene unos ojos verdes hipnotizantes y su pelo negro contrasta con su piel blanca. Lleva una camisa negra remangada por los brazos y unos pantalones vaqueros del mismo color. Cualquiera diría que es un gótico, pero ese toque oscuro le queda bien. Demasiado bien.

Aunque no todo lo bonito que se ve por fuera es igual por dentro.

- Mira por donde vas - me dice el chico misterioso en un tono de voz neutro a la vez que yo sigo empanada. Tiene cara de pocos amigos y por sus ojeras puedo identificar que tampoco parezca que haya dormido muy bien.

Reacciona, Kylie.

- Eh... Perdona - digo en un tono penoso.

El chico me mira con curiosidad (o, más bien, con mala cara) mientras yo intento ocultar mi nerviosismo por la situación incómoda en la que nos encontramos.

¿No os pasa que en esos momentos incómodos en los que no sabéis que hacer os entra la risa tonta?

Pues eso es justo lo que me está pasando ahora.

A lo que el pobre se asusta y me mira como si estuviera loca.

- ¿De que te ríes? - me pregunta confuso sin quitar su ceño fruncido y su cara de culo.

- No sé, me parece gracioso - le contesto mientras reuno toda mi fuerza de voluntad para parar de reír - Me llamo Kylie - me presento para aliviar un poco la tensión del ambiente.

Y consigo justo lo contrario.

- No te he preguntado cómo te llamas - me dice este fríamente, a lo que yo dejo de reír y le pongo mala cara frunciendo el ceño, al igual que él.

Vale, ahora somos dos caras de culo.

Haber, puedo llegar a entender que el chaval tenga cara de mandar a tomar por culo hasta a su propio reflejo en el espejo, pero no tenía por qué tragarme el mal humor de nadie. Y menos aún de un desconocido.

Un desconocido muy sexy.

¡Se supone que tengo que estar enfadada!

- Perdona de nuevo, Gargamel - digo con sarcasmo mientras levanto las manos en símbolo de inocencia cambiando mi expresión a una más tranquila.

- ¿Gargamel? - pregunta el desconocido sin una pizca de gracia en su rostro.

Sí, y yo puedo ser tu pitufina gótica cuando quieras.

¡Cállate ya, conciencia sucia, tenemos que estar enfadadas con él!

- Pues, sí, te pareces mucho a él con esas pintas tan oscuras y ese humor - digo con una sonrisa.

Ni siquiera sé por qué estoy sonriendo.

Y ni siquiera sé quién está haciendo más el ridículo.

Tú seguro que no.

El chico me ignora y sigue su camino. Yo me quedo atontada por un momento.

¿Cómo ha tenido los huevos de ignorarme a mí?

No, no, esto no puede quedar así.

- ¡Oye, espera! - ni siquiera sé lo que estoy haciendo cuando le sigo.

Solo aquellas noches (Bilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora