CAPÍTULO 12

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Cuando Rachel y yo salimos disparadas para ver a los dos idiotas, no puedo evitar sentir lástima por los demás que se tuvieron que quedar afuera por órdenes de la enfermera. Los pobres habían ido allí a esperar para nada.

En cuanto entro en la habitación su mirada verdosa se encuentra con la mía.

Supe que esto no iba a terminar bien.

Justo cuando iba a hablar, Rachel me interrumpe cruzándose de brazos y con la mirada cabreada.

- ¿¡SE PUEDE SABER DÓNDE CARAJOS ESTUVISTEIS TODA LA PUÑETERA MAÑANA!? - grita. Ambos se acojonan en sus respectivas camillas.

A mí no me salían las palabras. Ya había llorado y sufrido demasiado como para volver a hacerlo.

- Rachel...

- ¡CÁLLATE NO TE HE PEDIDO QUE HABLES! - le contesta la nueva irreconocible Rachel.

- Pero si has....

- ¡HE DICHO QUE TE CALLES! - y desde ahí comenzaron a discutir justo como si Rachel supiera exactamente el motivo por el que han acabado así.

Y, como siempre, yo no sabía absolutamente nada.

Me acerco a Gargamel, que me mira con determinación, como si estuviera analizando si sabía la razón por la que se encontraban así o no.

- ¿Estás bien? - le pregunto sentándome en una silla a su lado.

Mejor primero vamos de poli bueno y ya después, si no quiere hablar, pasaremos al plan B.

- Sí, tranquila, parece más de lo que es - me asegura él sin apartar la vista de mis ojos, como si supiera lo que intentaba hacer.

Me conoce demasiado bien, pero no me voy a rendir.

- ¿Qué hacíais en ese callejón, Logan? - le pregunto seria. Sé que él se ha dado cuenta de que no le he llamado Gargamel aposta, pero hace el que no se da cuenta.

- Solo estábamos comprando las cervezas para esta noche y esos tíos salieron de la nada - me contesta pero puedo ver claramente en sus ojos como me está mintiendo.

Bueno, hora del plan B.

- Bien, muy bonito, ahora quiero la verdad - le digo acercándome más mientras analizo cuantas cicatrices le van a quedar en el brazo.

Inconscientemente voy acariciando la venda de su mano mientras me habla.

- Es la verdad, Kylie, ¿para qué querría mentirte?

Que pena que te conozca tan bien.

- Vale, entonces, ¿qué querían esos tíos de vosotros? - le pregunto mientras le aparto el pelo de los ojos.

Se ve aún más sexy con esos golpes de chico malo.

¡Nos está mintiendo, deja de desconcentrarme!

- Dinero.

Suspiro sonoramente mientras intento decidir entre sí creerle o no. Ya hay demasiadas cosas que no me está contando y eso no me gusta nada.

- Joder y.... ¿repartiste muchos golpes? - no puedo evitar preguntárselo. Verle pegando debería de ser más erótico que verle sin camiseta.

O puede que las dos cosas a la vez, umm...

- Muchísimos - me dice sonriendo o, bueno, el intento de sonreír. Se le queda como una mueca rara por el dolor.

- Que voy a hacer contigo, Gargamel.... - murmuro.

- Bueno, puedes hacerme muchas cosas cuando tú...

- Cállate.



..........



Al día siguiente les dieron el alta a los dos gallitos (y mancos). Rachel se quedó cuidando de Adler en su apartamento mientras que yo obligué a Gargamel a que se viniera conmigo a la residencia estos días.

Estaba claro que no iba a dejarle solo en ese estado.

- ¿Quieres Doritos? - le pregunto gritando desde la cocina.

- Si tú quieres, sí - me contesta desde la sala de estar.

Cojo el paquete y me voy hacia donde está él. Me quedo en el marco de la puerta mientras observo cómo cambia de canal en la tele que compramos el otro día. Ya habían pasado tres días desde el incidente y no sé si era por mi repentina preocupación sobre él, pero le seguía viendo igual de mal que el primer día. Sé que las heridas y los moretones tardan en curarse pero me dolía más a mí que a él. No me imagino viendo a cuatro tíos a la vez pegándole como si fuera una lata de Coca Cola en el suelo.

Aunque está claro que con lo buenísimo que está, en este caso las latas serían esos tíos.

Dios, necesito ver a Gargamel repartir unos buenos piñazos algún día.

Sin camiseta...

Con un saco de boxeo....

El sudor corriendo por su frente mientras sus abdomina....

- Cuando termines de acosarme puedes sentarte aquí conmigo. Ha empezado una película que sé que te va a gustar - me dice sin mirarme mientras deja el mando en la mesita nueva.

¿Por qué siempre me pillaba?

Ni siquiera me está mirando y sabe que le estoy observando.

- No te estaba mirando, creído - le contesto mientras me lanzo al sofá a su lado y me acurruco con cuidado junto a él.

Y, efectivamente, la película que acaba de empezar es nada más y nada menos que Los Pitufos.

- ¡Gargamel, es tu momento!

- Siempre es el tuyo, pitufa pesada - conectamos miradas con una sonrisa.

Y, por mucho que quería emocionarme, la repentina sensación de que vivía en una bonita mentira ocupa mi mente desde aquella promesa que nos hicimos y que sabía que tardaría mucho en cumplir.

Porque las palabras se las llevaba el viento.

Y no tenemos el control cuando una simple brisa se convierte en tempestad.



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Espero que os haya gustado Დ


-Estrella_CaRo

Solo aquellas noches (Bilogía)Where stories live. Discover now