CAPÍTULO 17

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Cómo no va a lucir sus alas con orgullo

si le costaron tantas tempestades.


- Joel Montero.


No le paraba de dar vueltas a la cabeza mientras se escuchaban las voces de los profesores Daniel y Heather en el pasillo. Hasta mi profesora de matemáticas se calló para escuchar el chisme, toda la clase estábamos escuchando.

- ¡No podemos seguir así! - se escuchó - ¡La distancia de aquí a Australia no nos va a separar!

- No es esa la razón por la que debemos terminar, Daniel... - el tono de voz de Heather se entrecortó. Literalmente, toda la clase estaba en silencio - El hecho de que te vayas a Australia es lo de menos.

- ¿Entonces... cuál es el problema? - preguntó Daniel confundido.

- Hay otro...

- ¿Otro mosquito en la habitación? Ya sabía yo que no era normal ese zumbido extraño que...

- ¡No, Daniel, hay otro hombre! - confesó, se escuchó un grito dramático.

- ¿Quién... es?

- Julián... el profesor de plástica.

Mi boca se abrió, no me podía creer la joyita de chisme que estaba escuchando. La profesora de matemáticas tenía la oreja pegada a la puerta de la clase para escuchar mejor.

- ¡Todo este tiempo... solo fui un juego para ti, Heather!

- Lo siento, esto debió de acabar desde un principio. Espero que seas muy feliz y... espero que tu hijo esté bien.

¿Hijo? ¿El profesor Daniel tenía un hijo con otra mujer?

Al ver mi cara de confusión la maestra de mates susurró:

- Fue con una mujer australiana, su hijo... tiene un nombre muy raro - yo asentí y todos seguimos escuchando.

- Nuestro camino juntos llegó a su fin, no te deseo el mal - le dijo Daniel, decepcionado. Se escuchó un sollozo de Heather.

- Ojalá encuentres a alguien que sepa quererte más que yo, tal y como te merecías.

- No es cuestión de te quieran más o te quieran menos, Heather, se trata de encontrar alguien que te quiera bien - dijo Daniel en un suspiro - espero que Julián sepa quererte bien.

No escuchamos más voces, suponíamos que fue porque ambos ya se habían ido.

Me sentía mal por Daniel, el tío ni me caía mal del todo. Jamás pensé que la profesora Heather hubiera sido capaz de serle infiel, ¿quién se lo hubiera imaginado?

La campana sonó, el recreo por fin había llegado y eso solo significaba una cosa: tenía que hablar con Evelyn. Su llamada de anoche me dejó desconcertado, nunca hubiera imaginado que ella tenía esos sentimientos por mí.

La busqué, hoy no había aparecido en toda la mañana pero yo la había visto por los pasillos, antes no tuve oportunidad de acercarme a ella.

Por fin, la vi justo al lado de su taquilla hablando con Adley. Me acerqué a ellos, la expresión de Evelyn cuando me vio venir cambió bruscamente.

- Hola chicos - saludé suavemente, no quería incomodarla, solo quería hablar con ella - ¿Adley nos dejas un momento?

- ¿No me quieres? - preguntó con un puchero, yo fruncí el ceño y el suspiró - está bien, calamardo, os veo luego.

Esperé a que Adley estuviera lo suficientemente lejos para empezar a hablar con ella. Su cara reflejaba las ganas que tenía de salir corriendo.

- ¿Te apetece hablar después de clase? - le propuse amable, quería transmitirle confianza.

Solo aquellas noches (Bilogía)Where stories live. Discover now