CAPÍTULO 20

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LOGAN

- Me encanta que siempre hayas sido un hombre de palabra.

- Vete a la mierda.

- Vamos, Logan, sabes que no soy yo la que da las órdenes. Todo es cosa del jefe.

- No tiene importancia en absoluto, ¿tenéis lo que queríais, no? - pregunta Adler intentando suavizar el ambiente tenso mientras me agarra del hombro en señal de que me controlara. Estaba aquí gracias a él, no iba a cagarla ni mucho menos.

- Técnicamente... sí - contesta con una risa baja más falsa que sus pechos.

- ¿Cómo qué técnicamente? - pregunto brusco.

- Bueno, ya sabes que no soy yo la que lleva el negocio - se excusa encogiéndose de hombros y llevándose un mechón de pelo (o, mejor dicho, de extensión de peluca) detrás de su oreja.

- Camila, no estamos para gilipolleces - lo admito, tenía que contar hasta tres.

- Da igual, Logan, vámonos - me susurra Adler en el oído.

- No me iré hasta estar seguro de que esa cosa de plástico deje que nos marchemos en paz y armonía - digo en un tono de voz alto refiriéndome a Camila, que me mira con una sonrisa divertida.

- Ya veremos lo que dice el jefe sobre esto.

- Claro, tu jefe, ¿qué serías sin él?  - Adler me aprieta más fuerte el hombro en señal de que me calle de una vez y nos vayamos.

- No tienes derecho de hablar así sobre alguien que está hecho de lo mismo que tú - contesta, esta vez, más seria y con desprecio.

- Un placer conocerte, Camila - se despide Adler empujándome a la salida de ese local de escondido.

Esto es increíble.

-, ¿es que quieres que te partan la cabeza o qué? - me pregunta Adler enfadado cuando nos alejamos más del lugar.

- Esa tía es el demonio reencarnado.

- Ya lo sé, la he visto y he sentido como ha querido llevarse mi alma con solo mirarme - dice Adler con sarcasmo y no puedo evitar ocultar una sonrisa - Pero no puedes arriesgarte así, ¿y si...?

- Deja de decir tantos "y si..." y céntrate. Ya les hemos pagado, ahora solo queda esperar.

- ¿Esperar a que nos maten? Vale, lo esperaré con ilusión.

- Yo también.

-¡Logan!

- ¡Qué!

- ¡Que te centres,!

- ¡Estoy...!

En ese momento mi móvil vuelve a sonar. Ni siquiera sé quién es el que me ha estado llamando tantas veces. Lo cojo sin mirar el nombre mientras sigo mirando a Adler.

- ¿Gargamel? ¿Estás ahí o sigues con la cabeza metida en tu caldera?

Mierda.

Genial, perfecto. ¿Qué se supone que podría inventarme ahora?

A veces me pregunto por qué a mi madre no le tentó la idea de abortarme a tiempo, así no me estaría pasando nada de esto ahora.

En fin, a la mierda.

- Dime, ¿pasa algo?

- ¿Estás bien? Te he estado llamando.

- Sí, perfectamente, es que... estaba durmiendo - miento en un intento de que me crea y Adler se gira hacia mí con una expresión de enfado pero no dice nada. Joder, claro que me dolía mentirle. Pero tenía que asegurarme de que todo esto había acabado de una vez.

- Ah, vale - me contesta algo... ¿desanimada?

- ¿Para qué me llamabas? - le pregunto animándola a hablar fingiendo normalidad. El sentimiento de culpa empieza a hacer efecto haciendo que se me forme un nudo en la garganta.

- Nada, hablamos luego - dicho esto, cuelga. Dejándome con la palabra en la boca. Me quedo quieto aún con el teléfono en la oreja.

- ¿Por qué le has mentido? ¿No le habías contado lo de...?

- ¡No, joder, no pude! - le admito mientras me agarro del pelo frustrado.

De verdad que lo intente. Intenté decírselo con todas mis fuerzas aquel día, pero las palabras siempre se me quedaban atascadas en la garganta.

- Mierda, Logan...

- Se lo iba a contar, te lo juro.

- Claro, claro. ¿Sabes lo que va a pasar? Que por el puto miedo que te tienes guardado por el qué pensará ella de ti la vas a cagar hasta el fondo. Porque piensas que puede que esta bonita mentira en la que la tienes engañada sobre ti será lo mejor para los dos para no alejarla de ti. Eres un egoísta, Logan.

- ¡No es eso, Adler! - digo intentando creer mis propias palabras.

- Tienes miedo al abandono por lo que pasó con Sophie, por mucho que creas que lo has superado - me dice agarrándome por los hombros para que lo mire a la cara. Estaba intentando leer en mis ojos que le estaba dando la razón. Y yo no pude esconderlo más.

- La quiero de verdad, Adler. No quiero engañarla más.

- Entonces, si la quieres de verdad como dices, tienes que hacerlo. Cuéntale la verdad.

Y, en ese momento, nos besamos.

Nah, mentira, ¿qué os creíais?

- Gracias por todo, Adler - le agradezco de corazón con una sonrisa, a lo que él me la devuelve abrazándome por los hombros a medida que volvemos a andar.

De repente, escuchamos un ruido proveniente de uno de los contenedores de basura que están a nuestro lado de aquel sitio raro y nos miramos con cara de cagarnos por las patas abajo.

El estruendo vuelve a escucharse con más fuerza y ambos pegamos un grito dramático.

Y, ¿adivinad qué es?

Un gato.

Un puto gato.

La verdad es que el pequeño fantasma es bonito. Tiene un color anaranjado que llama la atención y su pelaje atigrado le hace dar un toque de...

Espera, ¿anaranjado?

¿Igual que el de Gargamel?

- ¿Qué está pensando tu cabeza malévola? - me pregunta Adler algo confundido mientras ve como el gato y yo hacemos contacto visual.

Sabía quién tenía los mismos ojos celestes.

Y, también sabía, a quién le encantaría esas dos orejas peludas.





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Espero que os haya gustado Დ



-Estrella_CaRo

Solo aquellas noches (Bilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora