Capítulo 10 "El dolor de tus palabras"

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Para Mina era extraña la presencia de Seungkwan pues, no era tan común que alguien de grado mayor buscara a alguien de uno menor, salvo ella, Nayeon y Jeongyeon. Pero no solo fue ese almuerzo; Seungkwan la frecuento cada vez más constantemente, como si de alguna forma el supiera que cada que Nayeon no estaba cerca de Mina, el podía acercarse, lo cual resultaba realmente curioso para la japonesa.

Claro, era muy tímida para decirle que se fuera, además, no quería la mala mirada de sus compañeros al decirle aquello al chico, pues si bien, no parecía ser del tipo engreído y gran parte de sus compañeros le admiraban, sus admiradoras se encargarían de hacerle la vida imposible por tratar mal al chico más codiciado de la escuela, Lo cual ya le parecía lo suficientemente absurdo a Mina, pero no era su país ni su cultura, por lo que no quedaba más que adaptarse lo mejor posible.

Además... el joven era bastante amable con ella, al grado en que Mina se sintió un poco culpable por repelerlo varias veces antes de permitirse conversar con él. Seungkwan resultó ser un joven muy platicador, con conversaciones interesantes que de alguna forma la tenían cómoda al conversar juntos. Sin embargo, Mina jamás dio algún indicio que le diera entrada a cualquier otra cosa al chico...

Aquella tarde, Mina había tenido una hora de clase sin actividades, por lo que simplemente se dirigió junto a su gran amiga Sana hacia uno de los pasillos, donde descansaron un par de minutos.

-Hoy es un día muy caluroso ¿No crees? Que suerte que Momo se quedó en casa- Sana le dijo a la linda pelinegra a su lado que le sonreía tan amablemente como siempre.

-Prefiero disfrutar del sol que estar enferma del estómago como ella... además, el cielo está despejado, me gusta el verano- contestaba la pelinegra mientras aspiraba el fresco aroma a pasto del lugar, miraba hacia abajo, donde algunos alumnos de tercer año hacían algo de deporte. -Creo que sería bueno poder beber algo fresco- agregaba.

-Me parece bien ¿Qué tal un piedra, papel o tijera? La que pierda invita- Sana soltaba con voz traviesa, sabiendo que podía tener una bebida gratis a cargo del bolsillo de la otra japonesa.

-¿Segura? Sabes que no me retractaré si pierdes- Mina sonreía burlona a la castaña japonesa que simplemente alzó su mano, en señal de que estaba completamente decidida.

Finalmente, ambas japonesas se miraron con diversión y jugaron una única ronda en la cual Mina fue quien salió victoriosa, ganándose un puchero por parte de Sana.

-¿Considerarías una ronda de tres?- preguntó, pero Mina simplemente volteo el rostro de vuelta a la ventana con una sonrisa victoriosa. -Que tacaña...- susurro Sana mientras le daba la espalda a la menor y caminaba en dirección del gran pasillo hacia la máquina expendedora.

-Que sea algo de café- Mina simplemente le dijo a su amiga que se perdía en el pasillo.

La japonesa se dejó envolver por el pequeño silencio que la rodeó cuando Sana se retiro por un breve momento. Su mirada se dirigió a alguien en específico, pues entre los alumnos de tercer año que jugaban en el patio principal, ahí estaba ella, esa castalla de flequillo y adorables dientes de conejo, corriendo con desgane y sudando como nunca.

La pelinegra simplemente sonrió al ver a la chica llegar al punto de partida y dejarse caer en el pasto fresco. Ya podía escucharla jadear exageradamente mientras sacaba a lengua, pequeña manía de Nayeon al agotarse.

Todo hubiera permanecido con tranquilidad, de no ser por la rápida presencia de Jeongyeon quien simplemente llegaba hasta Nayeon y se tumbaba sobre ella, recibiendo constantes quejas de la mayor, todo mientras la rubia de cabello corto reía sin parar.

Quédate a su ladoWhere stories live. Discover now