Capítulo 7: Volar

4.6K 895 789
                                    

¿Quieren saber qué fue lo que hice cuando vi a Eisherz flotando en el aire?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

¿Quieren saber qué fue lo que hice cuando vi a Eisherz flotando en el aire?

Gritar.

Sí. Gritar como si hubiera aparecido un monstruo frente a mí a punto de asesinarme a sangre fría. Porque yo no podía actuar como una persona normal frente a la persona que me gustaba. No. Yo siempre tenía que hacer el ridículo.

Pensé que no iba a ser capaz de acallar mis chillidos hasta que la mano fría de Eisherz se asentó en mis labios.

—¿Por qué gritas? —preguntó con las cejas elevadas y notablemente confundido.

Quité su mano de mi boca y retrocedí unos pasos.

—Porque estás... —lo miré de arriba abajo— volando.

—¿Las personas gritan cuando ven a otro volar? —ladeó la cabeza, pensativo.— Eso es muy raro y... ¿extraño?

—¿Raro? Raro es que estés flotando en el aire ahora mismo sin nada que te sostenga.

—Ese es el objetivo de volar, ¿sabes? —ironizó.

—Eisherz, los humanos no vuelan. —expliqué, como si no fuera lo suficientemente evidente.

—No me digas. —bajó los pies y se colocó sobre el suelo.— Ya me parecía ilógico que se pasaran todo el tiempo caminando cuando volar era más fácil.

No parecía que estuviera bromeando. De hecho, se veía un poco descolocado. No tanto como lo estaba yo. Mi estado de confusión era de otro nivel. Esto sobrepasaba todos los límites de locura.

—¿Qué eres? —no pude evitar preguntar.

Eisherz frunció el ceño.

—¿Eh?

De repente, el timbre comenzó a sonar con insistencia. Lo que me hizo percatarme al mismo tiempo, de que me tío me estaba maldiciendo desde su habitación para que lo dejara salir. Había olvidado por completo su presencia.

—Enciérrate en mi cuarto ahora. —le ordené, empujándolo hacia mi habitación.

—Se me va a quemar la lasaña. —lloriqueó cuando estábamos a punto de llegar.

—Yo la vigilo. Además, solo será un momento.

—Más te va... —y le cerré la puerta en la cara.

Lo dejaste con la palabra en la boca, estúpida. ¡Es tu primer amor! No los puedes tratar así.

Bufé. Abrí de nuevo la puerta y solo asomé mi cabeza hasta verlo en la misma posición que lo había dejado, y con sus labios fruncidos en un puchero.

No sé cómo no me derretí ahí mismo.

—Lo siento. —musité, mordiéndome el labio inferior— Ahora regreso.

EisherzWhere stories live. Discover now