PREFACIO

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Cuando tenía 10 años, mientras jugaba al fútbol en el salón, la pelota se me cayó por las escaleras que daban al sótano

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Cuando tenía 10 años, mientras jugaba al fútbol en el salón, la pelota se me cayó por las escaleras que daban al sótano. Sabía que ese lugar era prohibido para mí, pero no quería que me regañarán por jugar dentro de la casa. Así que bajé para recuperarla antes de que se dieran cuenta.

Sin embargo, una puerta de metal llamó mi atención. Caminé atraída por ella y en la esquina superior habían unas letras que eran casi imperceptibles por la poca iluminación.

- Madison - inquirió mi padre, dándome un susto de muerte - Se supone que tú no debes estar aquí abajo. Esto es una zona fuera de niños, ¿recuerdas?

- Solo quería recuperar mi balón. - murmuré con un puchero.

- Está bien, pequeña. Ahora regresa arriba. - me ordenó con una sonrisa.

- Papi. - hablé cuando puse un pie sobre el primer escalón - ¿Qué hay ahí dentro?

- Familia. - respondió absorto en sus palabras.

Mi padre era un científico, devoto a su profesión. Nunca me permitía involucrarme con sus cosas, ya que decía que era muy pequeña para eso. No obstante, desde ese día, deseaba saber qué era lo que tanto escondía allí abajo.

Así que una noche, decidí arrancarme la constante curiosidad que me oprimía le pecho y buscarles una respuesta a mis contantes preguntas.

Lo que encontré, fue mucho más de lo que alguna vez llegué a imaginarme.

Un chico se encontraba con los ojos cerrados, congelado y una tela cubriendo solamente su parte íntima, dentro de una especie de máquina que parecía sacada del futuro.

Yo, siendo apenas una niña, acababa de quedar deslumbrada con dicho espécimen y desde ese momento se convirtió en mi obsesión. Todas las noches, a la misma hora, bajaba a visitarlo. Hablaba con él sin saber si era capaz de oírme o no. Le contaba todo lo que pasaba en mi día a día y cada que me peleaba con mis padres. Llegué a grabar en mi mente cada centímetro de su cuerpo y aprenderme cada lunar en su piel.

Hasta que una noche mientras me encontraba con él en el sótano, escuché disparos y gritos en la superficie. Corrí lo más rápido que pude, pero no fue suficiente. Mi madre se hallaba con un tiro en la cabeza sobre el sofá y mi padre se estaba arrastrando por el suelo, dejando rastros espesos de sangre.

- Mad... - murmuro mi papá con el último aliento que le quedaba - Cuídalo... Él... no puede... morir. - me senté en el suelo y lo coloqué sobre mis pies con las lágrimas desbordándose por mis mejillas. - No dejes que... lo encuentren... Él es nuestra única... oportunidad.

Me entregó una llave que colgaba siempre en su pecho y de la cuál no tenía ni idea de lo que significaba en ese momento. Lo que si sabía, era que las personas que les hicieron esto, buscaban a el chico de hielo y mis padres acababan de dar su vida por él.

- Recuerda... - susurro - La familia primero...

Y ese día, quedé huérfana con 12 años de edad.

Mi tía tomó mi custodia y yo decidí cerrar para siempre la puerta del sótano. Nadie sabía que esa casa tenía una habitación como esa, así que no se me hizo muy difícil ocultar su existencia. Padre me dijo que nadie podía encontrarlo, y pretendía cumplir esa promesa con mi vida.

Con el pasar de los años y con un objetivo en mente, me convertí en una científica de renombre graduada de la mejor Universidad de los Estados Unidos con título de oro. Me llovieron las propuestas de trabajo, pero yo acepté la única que muchos declinaban: Alcor.

La empresa estadounidense se dedicaba a la criogenización desde 1972, proceso que consistía en buscar la manera de preservar la vida humana mediante el uso de altas temperaturas y nitrógeno líquido.

Sin embargo, aún no existía ninguna persona en el planeta que haya sido revivida luego de estar expuesta a este experimento. Mis esfuerzos por despertar al chico en el sótano cada vez eran menos y las esperanzas se esfumaban con el pasar del tiempo.

Así que, en un momento dado, él pasó a ser un segundo plano en mi vida.

No obstante, un evento inesperado me devolvió a mi ciudad de origen y me hizo entender que esto iba a mucho más allá de la ciencia.

Y que, en un mundo como este, yo no estaba lista para enfrentarme a un ser como Eisherz.

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¡Hola mis pequeñas!

Esta historia es nueva y es de un género un poco diferente al que estoy acostumbrada a escribir, aunque el misterio va a seguir ahí 🤗

Las actualizaciones van a ser lentas, ya que aún tengo que terminar Los Chicos Que No Pude Matar.

Decidí empezar a subir esta porque cuando se me mete algo en la cabeza, si no lo hago, pos exploto.😅

Así que díganme si las va gustando de que va a tratar y tal.

Muy pronto subiré las fotos de los personajes para que se vayan haciendo la idea.💙

Los quiero y no se olviden de seguirme en mis redes sociales🙊

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Leisy fuera💞

EisherzWhere stories live. Discover now