«Él está encerrado en mi sótano y yo estoy condenada a enamorarme de él.»
Desde el día en que Madison descubrió al chico que se encontraba congelado en el sótano de su casa, cayó perdidamente enamorada de él.
Sexy, deslumbrante y con una belleza ca...
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Aren nos estaba guiando hacia mi sótano. Nos explicó que nadie debía escuchar lo que él tenía para decirnos y que podría ser un gran problema si esa información caía en manos equivocadas.
Eisherz caminaba frente a mí y de tanto mirarlo a él, a su cabello, a su piel pálida, a sus manos sobre la baranda de la escalera; tropecé con un escalón y caí sobre la espalda de mi chico, agarrándome de sus hombros.
—Perdón. —mascullé, volviendo a mi posición inicial. Eisherz me miró por encima del hombro antes de seguir caminando.
Al llegar abajo, tuve que tomar la delantera para poder abrir la sala del laboratorio. Me senté en el único sofá que había dentro, Eisherz se cruzó de piernas en el suelo con la espalda recostada al sofá junto a mis piernas, no sabía por qué no se había sentado simplemente a mi lado.
Aren nos miraba de pie justo enfrente de donde estábamos, como el que iba a dar una conferencia.
—Primero que nada, debes tener la mente muy abierta para todo lo que te voy a contar. Los humanos son muy renuentes a creer en lo que no es normal para ellos.
—Hace unos días, fui testigo de como te transformabas en un dragón en mi pequeño salón y vivo día a día con una persona que vuela. —ladeé la cabeza— Creo que ya no hay nada que pueda sorprenderme.
Aren intercambió miradas con Eisherz, como buscando la aprobación para hablar. Mi chico asintió sin más.
—Pues bien... Nosotros, no pertenecemos a este lugar. —fruncí el ceño.
—Claro que no, es mí casa. —inquirí. Miré a mi chico y, enseguida, rectifiqué— Y la de Eisherz, también.
—No me estás entendiendo. —Aren se mordió uno de los dedos de las manos, reprimiendo una sonrisa.
Puse mala cara.
—Pues explícate mejor.
—¡Aren y yo venimos de otro mundo! —exclamó Eisherz, como quién se acaba de quitar una espinita que llevaba días aguantando.
—¿Otro mundo? —exclamé con los ojos bien abiertos.
—Sí. Nosotros pertenecemos a un mundo distinto a este.
—Pero... ¿Cómo? Y-
—Si me dejas terminar de contarte, acabaremos antes. —me interrumpió Aren.
A pesar de que quise preguntarle muchas cosas, cerré mis labios a la espera de que dijera todo lo que tenía que decir y ya después me detenía a preguntarle.
—Como ya dije, él y yo venimos de un mundo un poco distinto el tuyo. —declaró, señalando a mi chico de hielo que lo miraba atento— En ese mundo, Eisherz está en busca y captura por un crimen que no cometió. No importa si lo llevan vivo o muerto, el caso es que tengan una persona a quien culpar.
