Dєѕαfíσѕ dєl Dєѕtinσ || Chat Noir/Adrien × Lectora

《Robostus》

—No estoy seguro de si debería ir—dijo mi papá inseguro mientras hablaba con mi mamá.

Ella bufó—No se va a morir por ir al colegio—se cruzó de brazos.

Fiebre, hoy desperté con fiebre, el helado es un excelente compañero para pasar las penas, pero parece que hoy decidió sacarme factura. Sólo era una leve fiebre, pero podía empeorar y las cosas se ponen feas cuando empeoran.

—Sabes como se pone cuando se enferma—se quejó mi papá con preocupación, luego volteó a verme—Mírala, se ve horrible—me señaló.

Mi mamá se inclinó hacia una lado para verme, luego miró a mi papá—Así se ve siempre—respondió poniendo sus manos es su cintura.

Él suspiró—Si la fiebre empeora ella-

Mi mamá lo cortó—No va a empeorar, que se tome una pastilla y estará como nueva—dijo con un mini botiquín en la mano y de este sacó una pastilla.

Hice una mueca de asco—Amaaa, no quiero tomar una pastilla—me quejé dejando caer mi cabeza sobre la mesa, acababa de terminar mi desayuno.

—¿Te pregunte?—levantó una ceja, no respondí—¿No verdad? Te la tomas, o si no, haré una remedio como los que te da tu abuela, de esos que no te gustan—amenazó extendiéndome la pastilla y un vaso de agua.

Rodé los ojos y recibí el vaso, tomé la pastilla para luego beber el agua, hice una mueca de asco.

Papá negó con la cabeza, aún sin estar de acuerdo de que vaya hoy al colegio.

Admito que sí está exagerando, es sólo un poco de fiebre ¿Qué podría pasar?

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—Te ves horrible—fue lo primero que dijo Nath cuando entré al salón.

Cómo respuesta, estornudé, parece que la pastilla no hizo efecto—Ni que tú fueras tan bonito—respondí, tiré mi mochila en mi asiento y me recosté sobre el pupitre.

Él puso una mano en su pecho seguido de una mueca de indignación—La envidia abunda por aquí—respondió cruzándose de brazos.

Suspiré y deja caer mi cara sobre la mesa, me sentía mareada, mi cabeza daba vueltas.

—Mire Señor Damocles, nada sucede cuando pulso el botón—habló la señorita Mendeleiev frente a la clase, levanté la cabeza, estaba tan distraída que no me percaté que la profesora y el director estaban frente a la clase arreglando un ordenador que al parecer tenía virus.

—Qué suerte señorita Mendeleiev, soy un mago con las computadoras—respondió el director y teclear los botones, pero no funcionaba.

La profesora se asustó—¿Qué ocurre? Esto no debería estar pasando ¿Pero qué es esto?—habló viendo como la información comenzaba a entrecortarse.

—Es Dino-33 un virus maligno de computadoras—respondió Max levantándose de su asiento y dirigiéndose al escritorio de la profesora—Déjeme intentar algo-

—Vuelve a tu asiento, Max. Deja esto a los adultos—se quejó la profesora.

Max bajó la cabeza apenado y regresó a su asiento abrazando su mochila—Diles que si no neutralizan el virus en 75 segundos, la probabilidad de que daño a el disco es casi al 100%—habló una voz robótica, Max se puso nervioso—¿Max, me estás escuchando?—habló la voz proveniente de su mochila.

Lo miré sorprendida—Ahora sí que me he vuelto loca—murmuré.

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