Convivencia

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"Mi nombre es Anthony. Y por alguna extraña razón..."

Estaba sentado con una expresión harta. Sobre la mesa había un tazón de cereal con leche, era su desayuno en esa caótica mañana. Anthony mantenía sus puños firmes a cada lado del tazón y observaba receloso a Alastor, quién estaba sentado frente a él.

"El destino de mi alma le pertenece a un demonio de sonrisa fea llamado Alastor. Bueno, no todavía. Pero tengo que pedirle un deseo en menos de un año."

El demonio mitad ciervo y mitad radio leía el periódico, cruzado de piernas y emitiendo una suave melodía orquestal desde el interior de sus mecanismos de radio antigua. El gran aparato, el cual era una reliquia que le otorgó la madre de Anthony a su hijo, estaba a la derecha del rubio de cabellos rosas. Era el hogar de Alastor y tenía el poder de ocultarse allí a su conveniencia.

El silencio del desayuno fue muy raro.

Muchas cosas pasaron la noche anterior. Anthony no pudo dormir, grandes ojeras de frustración y fracaso estaban por debajo de sus ojos. Estaba muy cansado porque se había metido en esos estúpidos problemas sin tener la mínima intención.

Sonrió de lado y revolvió el cereal con leche, luego miró a Alastor de reojo.

—Hey... ¿Y qué pasa si no lo pido?

—Te arrastraré al infierno inmediatamente luego de pasado el año por haberme invocado en vano —respondió Alastor levantando su pequeño posillo de café negro, el rubio fue excesivamente amable al también darle desayuno— Así que te recomiendo que vivas una vida larga y feliz con el deseo ya otorgado, humano.

—Ah...

"Tengo que pedir el deseo. Si no lo hago, dejaré de ser parte de este mundo instantáneamente."

¿Por qué se tuvo que meter en eso? Anthony ni siquiera quería utilizar o tener uno de esos aparatos, esas cosas ya eran obsoletas. Nadie escuchaba la radio, eran solo para personas viejas y decrépitas. Dios, estaba enojado y por eso pensaba de esa forma.

"No tengo muchos amigos y no tendré muchas visitas. Alastor no será descubierto por nadie porque se puede esconder en la radio."

Masticó su desayuno, analizó la peculiar apariencia del demonio sin disimular y mordió bien fuerte cada pedazo de cereal como si de esa forma pudiera descargar su furia por lo injusto de su predicamento.

Elegante, un señor de alta clase, pequeños cuernos de ciervo, un traje costoso, cabello rojizo con negro y básicamente un furro. Anthony suspiró... No parecía tan fuerte, pero todo el poder y la magia vudú super extraña demostraban que si lo era.

De todas formas, empezaba a sospechar que Alastor no era famoso y tan aclamado como estuvo presumiendo. Anthony investigó un poco más a fondo.

"No se mucho de él. Dice que es reconocido y todo eso, pero lo googleé y nadie sabe quién es. No sale en wikipedia ni en lugares de ocultismo. Siento que, en realidad, no es reconocido como él dice y eso lo hace ciertamente muy triste."

El rubio parpadeó curioso cuando Alastor elevó el posillo de café con magia en forma de polvos verdes y lo arrastró hacia el mueble de la cocina junto a los platos sucios. Luego de eso, pasó las páginas del periódico con una gran sonrisa. Al parecer, era la primera vez que se informaba de primera mano con esa clase de revista matutina y el hecho lo entusiasmaba.

Anthony pensó que era demasiado patético presumir que era famoso todo el tiempo y que realmente no fuera así. Pero también se sintió un poquito conmovido al ver como se alegraba o abría sus grandes ojos llenos de ilusión ante cosas tan estúpidas como canciones o un periódico.

Dancing with the Devil ⋆ RadioDust ⋆Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu