Parque de diversiones

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Anthony y Alastor se quedaron mirando por algunos pocos segundos. La apariencia de humano del mayor se derrumbó, volvió instantáneamente a su forma original y no se movió ni medio centímetro. Su expresión atónita se veía mucho más realista en su forma de demonio.

Honestamente, ese silencio se sintió como si fuera infinito. Sin embargo, el demonio radio fue el primero en reaccionar y alborotarse. Todo de una forma atípica y terrorífica, pero al menos era algo. Su cuerpo se sobresaltó y sus grandes ojos rojos se apagaron, quedando ambos totalmente en negro. Todo rastro de luz se extinguió en él, como si fuera una radio sin electricidad.

"Creo que hizo corto circuito."

Anthony tembló en su lugar, se preocupó y se asustó al mismo tiempo porque era la primera vez que veía esa clase de reacción corporal en Alastor. Pensaba que ya conocía todo de él, pero al parecer seguía siendo una caja de sorpresas.

—¡Hey! ¿Hay alguien ahí? —lo rodeó y agitó sus hombros, también sujetó sus orejas y trató de moverlas para que despertara.

No hubo caso, se quedó petrificado y sin potencia por una hora entera. Anthony dejó de sentir ansiedad, una parte de él estaba tranquila porque los demonios no podían morirse por lo que le había dicho Alastor. Los pura sangre no tenían alma, no eran como los humanos, quienes tenían un destino cuando sus cuerpos dejaban de funcionar y fallecían.

De pronto, el rubio jadeó atemorizado y retrocedió cuando el cuerpo de Alastor comenzó a largar humo negro desde su boca y extremidades. Se volvió polvos oscuros en poco segundos y, al final de esa transformación perturbadora, todo ese humo formó un pequeño remolinó y volvió al interior de la radio.

Era como un genio en una lámpara.

—Humano... —un tímido balbuceó salió del interior de la radio con una notable interferencia—. Hasta que no pidas el deseo, me quedaré en mi radio por el resto del año.

Anthony amplió sus ojos claros y quedó en shock. El contrario, en cambio, quiso tener empatía por primera vez en su existencia, se mostró por última vez y volvió a manifestar su torso completo mientras sus piernas solo eran sombras.

Le desvió la mirada sin su sonrisa, las mejillas de Alastor estaban ardiendo por la pena y se notaba muy incómodo y tímido.

—Lo he decidido... Adiós —se escondió en el interior de la radio definitivamente y no volvió a salir, como una tortuga asustada en su caparazón. Los fuegos verdes rodearon la radio y luego se apagaron, no volvieron a dar ninguna clase de señal.

El rubio no salía de su estado de shock. Se sostuvo las mejillas entre sus manos y recordó una y otra vez la tierna y nerviosa expresión de Alastor, quién parecía temblar cohibido y vulnerable ante su presencia luego de su confesión. ¿En serio sus palabras habían puesto en aprietos al terrible demonio radio?

"¿Estaba sonrojado? ¡Estaba evidentemente apenado!"

No se emocionó por demasiado tiempo. Agitó su cabeza y trató de tranquilizarse a la fuerza. Nada estaba bien, definitivamente nada bueno estaba sucediendo si tenía que ser realista al respecto.

"Esto es un desastre. Los humanos y los demonios no pueden estar juntos."

Pasaron algunos días.

Alastor jamás volvió a salir de la radio, seguía siendo un caracol refugiado en el confort de su coraza. Y Anthony no podía negar que extrañaba su presencia en todos lados... Siempre revisaba la antigua radio para saber si Alastor estaba fuera, pero nunca volvió a manifestarse desde el día de su confesión.

Dancing with the Devil ⋆ RadioDust ⋆Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt