Explicación

2.5K 440 44
                                    

Se acurrucó en la cama, cerró los ojos y fingió dormir. En realidad estaba despierto, escuchando la dulce voz melodiosa del demonio radio revoloteando a su lado. Él cantaba canciones viejas de la década de los treinta porque, según él, esa fue la cúspide de la radio. Y ese medio de comunicación era su todo.

"Alastor me arropaba y cantaba canciones para que durmiera tranquilo. No sé si es cosa de demonios, pero él disfrutaba de cantar a mi lado para que conciliara el sueño."

Anthony se sonrojó bajo las sábanas. Desde que empezó a arroparlo con una sonrisa y cuidar de él sin pedir nada a cambio, supo que lo quería más de lo que hubiera imaginado.

"Siempre fue un insensible. Los demonios no saben tener tacto porque no son humanos, no conocen los límites. Suelen lastimar al ser brutalmente honestos."

El demonio le decía la verdad, lo hacía enojarse, lo hacia discutir. Muchas veces, Anthony llegaba a su trabajo y a las clases muy enojado por reprimir sus ganas de golpearlo. Hasta que se dio cuenta de que esa clase de peleas tontas se volvieron costumbre, como si se tratara de una vieja pareja de casados.

El solo pensamiento lo hizo entrar en calor y sonrojarse mucho en mitad de su trabajo en la cafetería.

"Pero... Alastor cambió al pasar el tiempo. Y se empezó a comportar mejor."

Aquel hombre radio se transformó y cambió a su disfraz humano. Su forma física era normal, elegante y sofisticada. Su sonrisa era esplendorosa, sus dientes perfectos y su perfume masculino e ideal. Superaba a Anthony en altura, sus manos eran grandes y su espalda muy firme.

Cuando colocaba sus manos sobre los hombros del rubio y le sonreía casual sin saber que estaba violando su espacio personal, Anthony se desarmaba y temblaba entre sus dedos.

"Su apariencia humana..."

Un día se quedó recostado en el sofá, descansado mientras Alastor hacia los quehaceres. Últimamente, Anthony estaba siendo más distante y grosero de lo habitual a pesar de que el demonio a su lado se esforzaba mucho en animarlo. Sus mejillas ardieron de la pena ante cada sonrisa amable y ante cada caricia que Alastor hacía sin pensar sobre su cuerpo.

Suspiró muy enamorado y lo miró desde lejos. Volvió a suspirar fascinado y sumergido en una nube lejana, como si todo aquello fuera un cuento de hadas.

"Cuando me di cuenta de lo protector que era, lo empecé a querer."

Alastor, en su forma de demonio, lo tomó de la cintura y lo corrió a un lado para enfocarse en la limpieza de su hogar. Esa fue la primera vez que no le gritó que era un desastre por no mantener su departamento en orden.

Fue la primera vez que corrió su cuerpo con gentileza y dulzura. Y se sorprendió tanto que no pudo asimilarlo. Alastor no sabía que con un gesto tan pequeño y simple podía hacerlo feliz.

"Y me quise morir. Tal vez él notó que estaba triste y fue mucho más amable por eso. Pero todo es inútil."

Estuvo feliz por muy poco tiempo, porque comenzó a pensar demasiado en todo lo negativo que implicaba querer a Alastor, un demonio del infierno. Después de todo, las relaciones entre humanos y demonios no estaban destinadas a durar.

"Alastor solo me quiere por el deseo. Luego, se irá."

Se acurrucó en su cama una tarde, miró hacia la nada y contempló el techo con una gran crisis existencial.

"Si no lo pido, él me arrastrará al infierno inmediatamente. Si lo pido, iré al infierno de todas formas, pero dentro de muchos años y luego de morir."

Se arrastró hacia la cocina a las tres de la mañana, tomó un vaso de agua y observó el interior del cristal con grandes ojeras negras debajo de sus ojos.

"Pero él me dijo que aunque yo vaya a ese lugar, no hay garantía de que nos volvamos a ver."

Lágrimas comenzaron a surgir de sus ojos. Dolía recordar que nada bueno surgiría de sus nuevos sentimientos por Alastor. No podía conciliar el sueño adecuadamente aunque Alastor cantara para él porque no podía dejar de pensar en eso.

"Solo seré un alma condenada por su contrato, junto al resto de almas humanas en la eterna inmensidad de los nueve círculos del inframundo. Jamás volveré a ver a Alastor de ninguna manera, es un hecho."

Luego de muchos días, regresó de su trabajo e ignoró los veinticinco paquetes de dulces en la cocina. También ignoró a Alastor porque su sola existencia allí lo ponía triste.

"¿Cómo no voy a estar deprimido por eso? Alastor es un idiota, nunca lo entendería."

—Humano... ¿Estás molesto conmigo? —preguntó el demonio en su forma humana mientras le sostenía la muñeca.

—¡Me gustas! —le gritó Anthony sin poder evitar largar lágrimas segundos después.

"No, no estoy molesto contigo. Estoy molesto conmigo mismo por haberme enamorado de ti."




Dancing with the Devil ⋆ RadioDust ⋆Where stories live. Discover now