CAPÍTULO XXV

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Otro día más comenzaba en la ciudad de Danbury. River se desperezó y se levantó de la cama. Miró por la ventana. El cielo estaba oscuro, amenazaba con llover. Paradojas de la vida, pensó River. Afuera, se desataría un chaparrón idéntico al que él tenía en su interior. Desayunó rápidamente y se dirigió a la escuela. Otro día más en la maldita escuela. Otro día más soportando los insultos de sus compañeros.

Ingresó al salón y se acercó hasta el banco de su querido amigo Wheaton. Chocaron sus manos en señal de saludo y el rubio se sentó. Minutos después, la clase comenzó sin más. River notó algo extraño. Brandis no estaba en clases y Ryder tampoco. Extraño en dos personas puntuales que amaban estudiar.

De repente, vio entrar a Winona. Tenía la cara roja como si hubiera estado llorando y se sentó en su lugar. De Brandis, no hubo ninguna señal.

Instantes después, la profesora tomó lista. Todos los presentes respondían hastiados. Decir "presente" como un autómata cada día era un maldito fastidio, pero así era la política de la escuela. Mientras pensaba, la profesora nombró a "la causa de su confusión"

—Brandis, Jonathan Gregory—dijo buscando al chico con la mirada.

River suspiró. Hasta escuchar su nombre lo hacía estremecer ¿Y cómo no hacerlo después de todo lo compartido? ¡Maldita fuera su suerte!

En la clase todo fue silencio. Todos se miraban entre sí. Brandis jamás llegaba tarde y faltar...no era propio de él. Cansada, Winona se paró en su lugar.

—Profesora Smith—habló seria—Jonathan Gregory Brandis no pertenece más a esta escuela.

Un murmullo se desató en el salón. No podían creerlo. Brandis se había cambiado de escuela.

—¿Por qué lo hizo, señorita Ryder?—preguntó la profesora observando a la chica.

—Lo siento, no puedo decirlo—respondió Winona y luego miró a todos sus compañeros— ¡Deberían estar avergonzados! Jonathan es una excelente persona. No tenían derecho a juzgarlo, ni mucho menos a tratarlo de esa forma—gritó en tanto todos enmudecían a excepción de Deep, quien rodó los ojos con sorna.

—Relájense amigos...un marica menos en el salón—espetó, observando a Phoenix con una sonrisa burlona.

River no lo soportó más. Esto era demasiado. Brandis se había cambiado de la escuela en secreto y Deep lo seguía acosando. Se levantó furioso y salió del salón azotando la puerta. Prefería tener una sanción por abandonar el salón de clases que por matar a golpes al imbécil de Deep. Sus amigos no lo siguieron, sabían que en esos momentos, era mejor dejarlo solo.

Winona observó la acción por parte del rubio y se lamentó. Sabía que al igual que su mejor amigo, él también estaría sufriendo. De fondo, escuchaba como Deep reía a carcajadas y no se calló más.

—Y tu idiota...—señaló a Deep—Te crees muy macho ¿verdad?—preguntó, viendo como el rostro de Deep pasaba de la risa a la perplejidad—Me das vergüenza ¿sabes?—siguió Winona—No entiendes nada y jamás lo entenderás. Y sabes ¿por qué?—preguntó observando la palidez del chico—Porque estás vacío por dentro, Deep. No tienes sentimientos. Odias a todo el mundo pero en realidad, creo que te odias a ti mismo y no puedes dejar que otros tengan la felicidad que tú no tienes—finalizó mordaz.

La profesora estaba estupefacta al igual que toda la clase. Cielos, ¿qué rayos sucedía en la escuela? Todos los días, ocurría algo distinto. Winona Ryder, la joven dulce que jamás se metía con nadie, le había cantado sus verdades a Deep en la cara y éste ni siquiera se había defendido. La chica había ganado este round por knock out. Dejar a Deep sin palabras era todo un acontecimiento.

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