CAPÍTULO XXVII

51 4 16
                                    

Al día siguiente, River caminaba tranquilo hacia la escuela. Mientras lo hacía, el viento atusaba sus cabellos y lo acariciaba en silencio. Sonrió. Necesitaba sentir ese contacto. Necesitaba volver a sentir...y estaba dispuesto a dejarse llevar por lo que sentía. Ya no tenía dudas. Estaba enamorado de Jonathan Gregory Brandis. Al fin, la palabra amor había sido pronunciada por sus labios. Soltó una carcajada. Se sentía bien pronunciar la palabra "amor", se sentía bien sentirse libre.

Llegó a la escuela y mientras caminaba por los pasillos, sintió las miradas de sus compañeros fijas en él. No entendió el motivo, pero decidió ignorarlas. Cuando llegó al sector de los casilleros para tomar unos libros, lo supo...supo el motivo de sus miradas inquisidoras. Jonathan Brandis estaba parado allí, sacando dos libros de su casillero. River sonrió. Había vuelto. No podía perder más tiempo. Tenía que hablar con él y aclarar sus sentimientos. Se acercó hasta el casillero del chico, Brandis no había notado su presencia así es que casi en un susurro, pronunció.

—¡Me alegro que hayas vuelto!

Jonathan dio un respingo dejando caer uno de los libros. No se había percatado de la presencia de alguien a su lado hasta que ese "alguien" habló y le entregó el libro que había dejado caer.

—Pensé lo que me dijiste...— dijo— Y creo que tienes razón— finalizó con una sonrisa.

River correspondió el gesto. Ahora era el momento.

—Yo...necesito hablar contigo, Jonathan— dijo el rubio, observando como el chico abría sus ojos azules enormes. Era la primera vez que lo llamaba por su nombre— ¿Te parece encontrarnos después de la escuela en el río de siempre?

—Yo...claro—respondió Jonathan titubeando.

—Bien...ahí nos vemos— finalizó River sonriendo, mientras ingresaba al salón de clases.

Jonathan estaba paralizado. Ni siquiera podía moverse ¿Qué no estaba todo claro? ¿Qué querría hablar River con él? Suspiró e ingresó al aula. No sabía por qué, pero tenía el presentimiento de que ese día algo cambiaría para siempre.

Horas después, la clase llegó a su fin. Todos los alumnos salieron. Jonathan se dirigió al lugar pautado. Cuando llegó allí, el rubio ya estaba esperándolo.

—¡Hola!— dijo River simplemente— Te estaba esperando...

—Lo sé— mencionó Brandis con una sonrisa— Ya estoy aquí.

River se acercó hasta el chico contemplando cada detalle de su rostro. Desde sus ojos azules hasta el mechón de cabello rebelde que le caía en el rostro. Jonathan se estremeció por la intensidad de la mirada del rubio. Phoenix se posicionó delante de él. Sus alientos casi se mezclaban por la cercanía.

—Sabes...— comenzó— Jamás me había pasado esto que siento y me sentía aterrado.

Jonathan asintió.

—Sé lo que sientes...al principio me pasaba lo mismo.

—No quería reconocerlo—siguió River— Trataba de callar constantemente esa voz interior que me pedía que mandara todo al demonio y que te besara sin mirar atrás.

Brandis, simplemente lo miró. Las palabras no le salían.

—Pero mi prejuicio era más fuerte, ¿sabes?— dijo viendo como el ojiazul lo miraba comprendiéndolo— No podía entender como un hombre me hacía sentir en las nubes. No podía entender como un hombre me besaba y el mundo desaparecía a mis pies. No podía entender que estaba enamorado. Totalmente enamorado— finalizó.

En ese momento, un silencio reinó entre ambos. River lo observó esperando que por fin, Jonathan reaccionara.

—¿Q-qué es lo que quieres decir?— preguntó Brandis, anonadado.

Phoenix tomó su rostro entre sus manos. Jonathan cerró los ojos.

—Quiero decir que ya no puedo negarlo más— respondió River— Estoy irremediablemente enamorado de ti, Jonathan Brandis—finalizó.

En ese instante, River bajó la cabeza y lo besó. Fue un beso sincero, cargado de emociones. Al fin, River se sentía libre. Estaba besando al hombre que amaba, sin prejuicios, sin etiquetas, sin "Martha" de por medio.

Jonathan, por su parte, no podía creerlo. River lo estaba besando. Lo estaba besando a él, a Jonathan Brandis, a él mismo y le había dicho que lo amaba. Se sentía en el cielo. El beso duró más de lo esperado. Ambos se separaron por falta de aire.

—¡Vaya! ¡El mejor beso de mi vida!—mencionó River riendo, en tanto abrazaba a Brandis.

—¿Y los besos de Martha?—preguntó Jonathan burlón, apoyando su rostro en el corazón del rubio. Éste latía con celeridad.

—No se comparan con los tuyos— finalizó River, abrazándolo aún más— Prefiero los besos de Jonathan Brandis toda la vida.

Brandis sonrió. Una sonrisa auténtica, feliz y se dejó abrazar por los fuertes brazos del rubio.

—Voy a preguntarte algo...—dijo River interrumpiendo el momento y separándose unos instantes del abrazo— Te lo pregunté como Martha y aceptaste. Espero que Jonathan también lo haga—finalizó observándolo a los ojos.

Jonathan correspondió la mirada del rubio con ternura.

—¿Te refieres a...?—quiso preguntar, pero fue interrumpido por Phoenix.

—Jonathan Brandis, ¿quieres ser mi novio?— soltó por fin.

Brandis fingió pensarlo. River se moría de los nervios esperando una respuesta.

—¡Sí, claro que sí!—respondió el chico— Solo si me prometes que será para toda la vida.

River respiró aliviado. Jonathan había aceptado. Una carcajada brotó de sus labios.

—Claro...te lo prometo— finalizó colocando la mano del chico en su corazón como gesto solemne y volvió a abrazarlo.

Los prejuicios habían quedado atrás. Ya no existían barreras, dudas, ni mentiras. Ahora podían vivir su amor siendo simplemente ellos mismos.

—Creo que tenemos que capturar este momento, ¿no te parece?—preguntó River levantando una ceja, mientras tomaba su cámara.

—¿Cómo aquella vez?— preguntó Jonathan recordando la foto que el rubio había tomado de él y "Martha" en el mismo lugar.

—No... ésta vez como nosotros mismos— finalizó River, acomodando la cámara. En ese momento, se abrazaron más fuerte y sonó el clic. El momento había sido capturado por la cámara. Un memorial fotográfico del día más importante de sus vidas. En la foto polaroid, se los veía abrazados a ambos mientras se miraban con una sonrisa llena de amor.

—¡La foto perfecta!—dijo Jonathan observando al dueño de sus pensamientos.

—No—respondió Phoenix observándolo—Lo perfecto será estar contigo por el resto de mi vida.

Brandis no lo resistió más y lo besó larga y profundamente. Lo amaba. Amaba a River Phoenix con toda su alma y amaba por fin ser correspondido. El rubio simplemente se dejó hacer. Por fin, la vida volvía a sonreírle y esperaba que fuera así para siempre.

Doble vida (BrandisxPhoenix)Where stories live. Discover now