034: Seungcheol

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¿Quién dijo que ser padre soltero era fácil?

Ahí estaba Seungcheol, de camino a la primaria por tercera vez consecutiva en la semana.

La directora lo había llamado a eso de las ocho de la mañana para decirle un par de cosas y citarlo para que se presentará en la escuela, como siempre, Seungcheol estaba trabajando cuando le entró su llamada así que tuvo que pedirle permiso a su jefe gruñón para poder salir solo por un momento.

No lo citaban en la escuela  por una situación que no conociese, realmente siempre que lo llamaban era porque Dino, su pequeño hijo de seis años, había hecho travesuras otra vez. No era nada nuevo, el chiquillo era un niño muy travieso que le encantaba gastar bromas a cualquier compañero, así que siempre lo llamaban para advertirle de que tenía que enseñarle buena conducta a su hijo.

Seungcheol era un padre soltero. La madre de Dino había desaparecido olvidándose del pequeño, ni siquiera peleó por él o hizo algún escándalo reclamando al niño porque ella se fué porque simplemente no lo quería, no quería dejar de lado su vida callejera, ni tampoco quería estar con Seungcheol así que ella había decidido marcharse sin importarle absolutamente nada, sin importarle el trabajo que conllevaba tener un hijo, el trabajo que costaba criarlo y darle una buena vida. No, eso a ella no le importaba por lo que solo se fué de su camino. Y Seungcheol no iba a desamparar a una criatura que también era parte de él, así que decidió que se quedaría con el pequeño para darle la familia que merecía, aún si solo era él y no había una figura materna, entonces haría el intento de cumplir con ambos roles para darle al niño una vida decente y feliz. Y como era solo su hijo y de nadie más, Seungcheol terminó dándole el nombre de Dino y dejándole solo su apellido.

Choi Dino.

Pero Seungcheol nunca contempló que Dino se convertiría en un pequeño demonio, pese a que siempre le inculcava buenos valores y que siempre intentaba enseñarle a ser respetuoso y un buen niño, el pequeño torbellino decidió tomar rumbo por si mismo y se convirtió en el dolor de cabeza de sus profesores, siendo el causante de tantas travesuras en el colegio.

Pero comprendía lo que era eso, Dino era un niño que amaba jugar, y las travesuras que hacía él las veía con un lado tan inocente que no lograba encontrar el problema en sus acciones. Eran cosas de niños, tal vez no lo eran, pero todo tenía una razón.

Siendo sinceros, a Seungcheol no le importaba tanto tener que dejar su empleo para asistir a la escuela y recibir cientos de quejas y regaños, eso no le molestaba, porque su trabajo era su peor pesadilla y solo en esos momentos podía escaparse para tomar aire un poco. Lo que si le molestaba y lo hacía dudar infinitamente de si mismo era que le dijeran que era un mal padre y que necesitaba aprender a educar a un niño.

Eso era tan molesto para él porque ¿Quiénes eran ellos para juzgar?

Seungcheol hacía lo posible por darle una buena educación a Dino, por enseñarle lo que estaba bien y lo que estaba mal, el hombre se esforzaba por darle un entorno sano fuera de malos tratos y de situaciones traumáticas, siempre se esforzaba por dejarle en claro sus valores, siempre lo ayudaba con sus tareas y le enseñaba cosas productivas, le enseñaba a ser humilde y respetuoso con los demás, intentaba ser un buen padre y una buena madre. Pero Dino se la pasaba bien haciendo travesuras, porque era un niño que solo veía inocencia en sus acciones, era un niño que sabía escuchar y que aprendía.

Porque siempre que pasaban situaciones similares, Seungcheol le decía y lo regañaba dejándole en claro que eso no tenía que hacerse, y Dino no volvía a hacer eso de nuevo, porque captaba que no estaba bien, pero siempre aparecían nuevas ideas en su cabeza que no tuvieran nada que ver con lo que no podía hacer en la escuela. Por esa razón cada que llamaban a Seungcheol era porque el pequeño había ideado una travesura nueva.

𝘼𝙏𝙏𝘼𝐂𝐂𝐀: 𝙎𝙀𝙑𝘌𝘕𝙏𝙀𝘌𝘕 𝘐𝘔𝘈𝙂𝙄𝘕𝘈𝘚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora