003: Joshua

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—Joshua, es solo un rasguño... —Hyejin bufó ante la preocupación de su novio.

—¿Tú crees? Puede ser mucho más grave de lo que piensas... ¡Mira esta sangrando!

La pelinegra negó con la cabeza alejando las manos de su pareja de su rodilla y se puso de pie mientras lo observaba a la cara con una pequeña mueca de burla.

—Solo es una manchita tampoco es para tanto, Joshua. —dijo, con gracia en sus palabras. Pero Joshua aún se veía preocupado.

—¿Te duele? —cuestionó delicadamente. Hyejin quiso llenarlo de besos. —Puedo llevarte con un doctor si tú quieres. —agregó tomando las manos de la chica, acercándola más a su cuerpo.

Hyejin le dedico una media sonrisa y luego negó ante su pregunta.

—No me duele y tampoco es necesario ir a un doctor. Tú viste que fue un pequeño tropezón donde solo me raspe un poquito y ya, fue todo. —respondió intentando tranquilizar a su pareja.

En ocasiones, Hyejin amaba la inmensa preocupación y las atenciones que Joshua podía llegar a tener con ella, pues eso de alguna manera le demostraba que la amaba infinitamente. Pero, por otro lado, le resultaba un poco graciosa su exageración y lo dramático que hacía parecer las cosas más pequeñas, cómo en ese momento. Hyejin sabía que estaba entregando su vida al hombre correcto y esperaba ser el mismo soporte y amor para él.

—Insisto en visitar al doctor... —murmuró Joshua.

La pelinegra soltó una carcajada y dejó un cálido beso en sus mejillas para después mirarlo a los ojos y dedicarle una hermosa sonrisa.

—Y yo insisto en qué estoy bien, cariño. —sonrió enormemente. Suspiró. —¿Por qué no mejor vamos a casa?, prometo que dejaré que me pongas una bendita. —propuso alzando su dedo meñique para cerrar la promesa.

Joshua, luego de unos segundos, finalmente asintió y junto su dedo con el de Hyejin mientras acariciaba su mejilla, cerrando el trato. Ambos se  miraron con amor por un par de segundos antes de unir sus frentes y hundirse en un fuerte y cálido abrazo.

A Hyejin le encantaban esos momentos dónde podía abrazarlo, sentirlo cerca, escuchar sus latidos y llenarlo de tranquilidad, y sabía que a él también le encantaba estar así entre sus brazos. Todo era realmente hermoso a su lado, desde compartir los momentos más vergonzosos y graciosos, hasta vivir la situación por más mínima pero romántica, como sentir su corazón latir acelerado y oír su preciosa risa en su oreja.

Juntaron sus manos rompiendo aún más la distancia y una sonrisa endulzó la mirada el uno al otro, sin duda Joshua era el hombre con la mejor sonrisa del mundo.

—Te amo Hyejin y tengo miedo de no poder protegerte lo suficiente. —balbuceo con una mirada preocupada.

Hyejin ladeó su cabeza, tomo de la barbilla a Joshua y con cariño deposito un beso enorme en sus labios.

—Me proteges con tu presencia, con tus abrazos. Joshua, no te culpes si algunos días me caigo, así como yo estoy dispuesta a levantarme por ti, sé que tú estás dispuesto a extenderme tu mano. —respondió lentamente, esperando que él comprendiera. —No estamos juntos por gusto, estamos juntos porque nos amamos, y el amor es mucho más que besos y palabras. Tú y yo sabemos qué el amor es estar ahí en las buenas y en las malas, es poder levantarse si alguno cae, es celebrar los triunfos y derrotas, es crecer y conocerse juntos.

Los ojos de Joshua brillaron. Suspiró y abrazo con mucha más fuerza el cuerpo de Hyejin, aferrándose a ella, deseando jamás soltarla.

—Te amaré por siempre.

𝘼𝙏𝙏𝘼𝐂𝐂𝐀: 𝙎𝙀𝙑𝘌𝘕𝙏𝙀𝘌𝘕 𝘐𝘔𝘈𝙂𝙄𝘕𝘈𝘚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora