Capítulo 1.

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Él es nuestro demonio ¿A quién os recuerda?

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Él es nuestro demonio ¿A quién os recuerda?

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Capítulo 1.

KALEB WALKER.

El día que nos marchamos de nuestro hogar, prometí que nunca nadie haría daño a quien quería. Mamá no sabía donde nos llevaría Jenna y eso la tenía bastante nerviosa, papá sin embargo se comportaba serio y seguro de lo que estaba haciendo. Él siempre decía que haría hasta lo imposible por mantenernos a salvo a todos y creo que pese a la desconfianza que sentía por tía Jenna, confío en ella por primera y única vez.

Al llegar noté incomodidad en todos. Ellos no querían que nosotros escuchásemos lo que pasaba, pero lo escuché. Tia Jenna nos había llevado a un pueblo maldito, donde aseguraba que estaban empezando a construir un colegio para personas como yo y que gracias a ello nunca volvería a sentidme mal con la gente que me rodea.

Aunque eso a papá no le gustó en absoluto.

Y mamá solo aceptó para hacerme sentir bien.

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La luz del sol golpea mis ojos haciendo que despierte muy molesto. Como todos los días mamá ha entrado para despertarme, ella siempre lo hace, desde que tengo uso de razón. Me quejo tapándome la cabeza con la manta y ella me la quita.

— Kaleb, tienes clase.

— Mamá ¿Puedes dejar de entrar en mi habitación? —Pregunto abriendo un ojo, ella ríe y niega con la cabeza.

— Hasta que no aprendas a levantarte por ti mismo, eso no sucederá. —Golpea mi cabeza levemente—. Ya tienes un nuevo objetivo.

Se marcha burlándose de mí. Claro que viniendo de mi madre nada me sorprende, es una loca, una maldita loca. Contradecirla es incluso más peligroso que enfadarme a mi. De hecho es a la única persona que por nada del mundo contradigo.
Decido levantarme, darme una ducha y prepararme para ir a clase.

Giro la cabeza al ver una sombra en la puerta. — Papá.

— Tu madre ha vuelto a levantarte. —Dice entrando—. Ella nunca dejará de verte como un niño pequeño.

— Y menos ahora ¿No? —Doy por hecho caminando hasta él—. Estoy apunto de cumplir la mayoría de edad. Todos me habéis cuidado de ello toda la vida, lo sé, sé todo.

— Lo sabemos. Es imposible ocultarte un secreto, claro que. . . Siendo hijo de quien eres, no me resulta extraño. —Me hace reír—. Ocurre exactamente lo mismo con tu madre, es imposible ocultarle algo.

KALEB ® {03}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora