Capítulo 50

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KALEB WALKER.

Subo las escaleras en busca de mi padre que desde que llegó se encerró con mamá en su habitación. Me asusta que pierda el control, para él mamá lo es absolutamente todo y únicamente se ha controlado para que ella no corriera ningún peligro.

Mientras camino por el largo pasillo que lleva a su habitación, una voz suena en mi cabeza bastante alto. Me detengo, miro a mi alrededor y siento una extraña debilidad que me obliga a sujetarme a la pared. La voz sigue en mi mente, ahora es un susurro y me hielo al darme cuenta de que es idéntica a la voz de mi madre.

"Hijo. Necesito que me escuches"

— ¿Mamá? —pregunto confuso. Es su voz. Es ella ¿Pero cómo es posible?

"Debéis vengarme. Todo lo que ha ocurrido es culpa de este pueblo."

"Todos tienen que morir, es la manera para hacerme regresar. Después de que todos mueran, la maldición desaparecerá y yo regresaré a vuestro lado."

— ¿Qué? ¿Por qué es esa la solución?

"Porque son los culpables. Este pueblo está maldito, sus habitantes también lo están. Hijo, las brujas conspiraron para hacerme esto. Tienes que creerme. Cuando ellas mueran, yo regresaré."

Su voz desaparece y mi cuerpo recupera la fortaleza. Pongo la mano sobre mi cabeza lleno de confusión y pienso en sus palabras ¿Las brujas han conspirado? ¿Cómo puede comunicarse con nosotros?

Escucho golpes en la habitación y corro de inmediato. Papá se ha encerrado y no me queda otra opción que abrir la puerta a la fuerza. La abro dando una fuerte patada, papá se encuentra en una esquina y golpeándose la cabeza con los puños. Nunca lo he visto así. Jamás tan vulnerable. Él siempre se ha mantenido fuerte ante cualquier situación, con la cabeza fría, sin actuar en caliente y con serenidad.

— ¡Papá! —exclamo. Evito que siga golpeándose usando telequinesis y levanta la cabeza.

Sus ojos por un instante antes de regresar a la normalidad, se ven completamente negros. No lo quiero pensar, pero es posible que esté perdiendo el control. Mamá siempre decía que él esconde un enorme poder que no muestra, que lo escondió antes de que yo naciera y jamás volvió a mostrarlo. Nunca quiso ser un demonio, siempre deseó ser humano y vivir con nosotros feliz.

Tío Kendo ha escuchado los golpes y no ha dudado en subir para ver que ocurre. Papá se levanta, mira por la ventana y ahí se queda, parado frente a ella observando el exterior.

— Papá.

Miro a mamá. Ella sigue en la cama con los ojos cerrados e inmóvil. Me acerco a ella, le toco la cara y me siento a su lado. He oído su voz. Era ella.

KALEB ® {03}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora