Trilogía Bestia [03] Fantasía y Romance.
"No todos pueden ser salvados, otros corren el riesgo de elegir la oscuridad."
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BORRADOR.
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KALEB WALKER.
Todos quedan patidifusos. Alguien acaba de llevarse a Eda y nadie me explica porqué. Solo se miran entre ellos como si yo no pudiera saber qué piensan y nada de lo que sus mentes contienen es bueno. Todos piensan que es muy probable qué de alguna manera hayamos liberado a la madre de todos los demonios ¿Cómo? No lo sé.
— Jenna, dime que esa psicópata no es la primera mujer de Adán. —Pregunta mamá, a lo que Jenna ni siquiera es capaz de contestar, y eso acaba con la poca paciencia que tiene papá.
La agarra de los brazos. — Jenna. —Susurra furioso— Contesta.
Jenna levanta la mirada. En sus ojos únicamente puede verse el terror. — Es ella.
— ¿Qué hace esa mujer aquí? — Pregunto. — ¿Qué quiere?
— La has oído —Contesta Jenna— quiere encontrar a Ethan. Todos estamos de acuerdo en que si esa mujer consigue encontrar a Ethan. . . —Rio.
— ¿Qué? ¿Lo sacará de la daga y reinarán en su mundo de fantasía? —Pregunto, a lo que ella responde arqueando las cejas.
— Es la madre de los demonios Kaleb, ella puede traer el infierno a la tierra.
— Pero no puede sacar a Ethan de la daga sin mi. —Recuerdo a todos—. Ese detalle no le ha sido dicho todavía, pero sin mi no puede sacar lo que busca.
— ¿Esa loca vendrá a buscar a mi hijo? —Pregunta papá. — ¿Eso me estáis diciendo?
— Cuando Ethan quedó encerrado en la daga, no existía poder que pudiera sacarlo —Cuenta Jenna— hasta que nació Kaleb.
Bostezo. Camino hacia la puerta y mamá termina poniéndose en medio para evitar que la cruce.
— No tengo miedo.
— Lo sabemos, pero no saldrás de aquí hasta descubrir sus intenciones. — Insiste mamá. Solo quiere protegerme y sé que siempre me tratará como un niño indefenso. Por ello la miro dulce, pero seguro de mí mismo.
— Quiere al principito del infierno ¿No os ha quedado claro todavía? —Me empuja para detenerme. — Mamá, no me apetece tener que enfrentar a toda la familia de ese ser, deja que lo evite.
Papá se coloca a mi derecha, mirándome fijamente y esperando a recibir respuesta a su mirada. Lo hago. Él siempre ha sabido entenderlo todo y únicamente lo hace mirándome. Creo que nos parecemos tanto en ese aspecto que ni siquiera puedo disimular.
— Nena ¿Me dejas hablar con él? —Le pregunta, a lo que mamá responde con una dudosa mirada, pero cede al instante. Claro, sabe que papá le contará absolutamente todo después, pero que ahora necesitamos hablar.
