Capítulo 32: En mi equipo

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Aaron de Keergard cabalgaba sobre ese grande y feroz equino negro, cuando encontró a las afueras del pueblo aún más soldados con el escudo del sol

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Aaron de Keergard cabalgaba sobre ese grande y feroz equino negro, cuando encontró a las afueras del pueblo aún más soldados con el escudo del sol. Lastimosamente, cuando miró hacia atrás, pudo ver que a lo lejos, los soldados destruían su tienda y le prendían fuego, para luego señalarlo entre gritos, a lo que Aaron arreó las cuerdas con fuerza para que Jarvis corriera con todas sus fuerzas, derribando a varios soldados en su camino.

De inmediato varios jinetes comenzaron a perseguirlo con sus espadas en mano, pero ningún otro caballo era tan veloz como Jarvis, aunque eso pronto no sirvió de nada, cuando el primero de los jinetes cambió la espada por el arco y disparó una flecha que pasó justo a un lado de su cabellera negra.

-Mierda- gruñó soltando las riendas de Jarvis para girarse y lanzar una ráfaga de hielo que explotó en el suelo expandiendo una endurecida capa de escarcha azul que provocó que algunos caballos resbalaran y tiraran a sus jinetes, lamentablemente, el arquero no fue uno de ellos y volvió a disparar una flecha que Aaron apenas pudo desviar atrapándola en nieve y empujándola a su derecha.

Jarvis llegó al bosque y se adentró, obligado a dar giros bruscos cuando esquivaba los árboles, lo cual casi tira a Aaron, quien quedó colgando del costado del caballo.
-¿Qué te pasa amigo?, ¡estamos del mismo lado!-

Los dos jinetes nilfgaardianos restantes lo alcanzaron, posicionándose a cada lado del caballo negro por lo que Aaron tuvo que pensar en algo rápido o acabaría muerto de forma estúpida.

Cuando el jinete de la derecha balanceó su espada para matarlo, Aaron aprovechó su cercanía  y el hecho de que seguía colgando de Jarvis, para apoyar sus piernas en el costado del caballo contrario, pateando la pierna de su jinete y lastimándolo.

Con ese empuje tomó el vuelo para volver a sentarse en Jarvis pero pasó también la otra pierna, para ahora patear al arquero al otro lado de Jarvis, y este también cayó. Seguido de eso tomó las riendas de Jarvis y jaló de ellas para frenarlo de imprevisto y lanzó una ráfaga de hielo más hacia enfrente, creando una ola de nieve que alcanzó al otro jinete y se endureció en filosos picos que le apuntaban.

Y el jinete restante, al no poder frenar debido al hielo, terminó encajándose varios de esos picos en el pecho y el estómago, muriendo al instante. Entonces su caballo solo retrocedió y huyó por otro lado muy asustado.

Aaron bajó de Jarvis y se giró a ver al soldado de atrás, herido por haber caído de su caballo anteriormente. Jadeaba con mucho dolor, y miraba con odio al pelinegro.

-¿Por qué están buscándome, quién les habló de mi?-

El soldado no digo nada, así que Aaron alzó su palma, de la cual salía un vapor de hielo seco, y el suelo debajo del soldado se congeló, sacando varios picos hacia arriba, que amenazaban con matarlo.

-Contesta-

-Pudiste ser de los nuestros- dijo tembloroso, pero no de miedo, si no de frío. -Pudiste unirte al imperio más poderoso en el mundo y festejar su gloriosa victoria abarcando todo el Continente-

The Witcher | La guerreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora