Capítulo 1: Jaskier y el castillo

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Stark salió de la cama al amanecer y se encargó de hurtar una capucha larga color negro para dejar de llamar la atención con su vestimenta

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Stark salió de la cama al amanecer y se encargó de hurtar una capucha larga color negro para dejar de llamar la atención con su vestimenta.

Escondió el arco y su escudo lo bastante bien para salir de aquel pueblo sin ser vista como nada más que una mujer sin relevancia y miró los carteles en un árbol, uno de estos señalaba la dirección hacia el castillo.

Stark se preguntó con qué clase de reyes se toparía esta vez, y siguió el rumbo hacia el lugar señalado.
El camino fue largo y continuo hasta medio día cuando ya tenía hambre de nuevo, así que detuvo su andar para desviarse a cazar.

Fue un poco al sur y sacó su arco al estar frente al río. Allí corrían peces distintos, mientras el sonido del agua inundaba los oídos de la mujer. Hasta que algo distinto sonó cercano: Pasos y refunfuños, parecía ser un hombre molesto.

De entre los arbustos salió un hombre.
–Ay mierda, n-no tengo dinero– tartamudeó y alzó las manos.

La chica no pudo ver rastros de violencia, hostilidad o perversidad en su mirada, así que lo escaneó por completo: joven castaño, corte de "honguito", ojos claros, vestimenta de plebeyo y un laúd.
Este se espantó al ver a la mujer quien ahora le apuntaba con el arco hasta que lo bajó.
–Solo un músico– dijo más tranquila.

–¿Músico?, ah, creo que lo soy, de hecho– respondió el castaño –¿Eres una pordiosera o q-qué haces tan lejos del pueblo?–

Stark sonrió ligeramente y se puso de pie –No soy una pordiosera–

–Por su puerto que no, una no porta armas de ese vuelo– señaló acercándose.
–Soy Jaskier, es un gusto–

Stark asintió y volvió a apuntar al río hasta formar una flecha con la energía.

Jaskier abrió los ojos asombrado.
–Wow, ¿eres una bruja?–

Stark sacó la flecha que atravesaba a un salmón.
–No.

–Ahhh– acusó con el dedo y achinó los ojos. –A mi no me engañas, un mutante no puedes ser, ¿o si?, tus ojos no...–

Stark volvió a pescar otro salmón y sin mirar a Jaskier respondió:
–Humana–

Jaskier negó
–¿Si hago como que te creo, me das un salmón?, tienes talento para la pesca–

Stark lo miró unos segundos y luego asintió
–Entonces haz fuego–

Así ambos pudieron comer para la mitad del día y una vez terminada la comida, Jaskier preguntó por el destino de la mujer.

–Busco el castillo– respondió ella.

–¡Oh!– la miró –Pues da la casualidad de que yo voy a una taberna cerca de uno, ¿quieres que te lleve?–

Stark se puso su caperuza y lo miró
–Ya sé hacia dónde es, Jaskier, gracias–

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