Capítulo 9: Bienvenido.

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Estaciono mi auto deportivo en el estacionamiento privado del aeropuerto de Londres, me bajó y le entrego las llaves al guardia quien las atrapa.

Camino a paso lento ya que debe estar apenas aterrizando el avión de Thomas, aunque estoy muy emocionada por volverlo a ver después de seis meses sin vernos, no puedo dejar de pensar que tiene hijos con otras mujeres.

Thomas Morgan es un hijo de puta, es mucho peor que Christopher, egocéntrico, frívolo, mujeriego y una bestia salvaje, pero me alegra saber que con el paso de los años he podido dominarlo, convirtiéndolo en mi bestia favorita.

De solo pensar en su verga se me agua la boca hace. Ay, no era así.

Sonrío como loca y la gente se me queda viendo raro, meto mis manos en mi pantalón, fue buena idea colocarme un esmoquin red velvet.

Ay, Thomas Morgan, espero sepas controlarte, porque este traje me costó más de setenta mil doláres.

Que sea multimillonaria, no significa que tengan que romperme la ropa.

Y las bragas, ya que los Morgan tienen un fetiche con ellas, Christopher me las roba, Reece me las rompe, Alex me las compra y Thomas las huele.

Saco de mi traje mi caja de cigarrillos con un encendedor, agarro un cigarrillo y lo enciendo metiéndomelo a mi boca para inhalar el humo que boto echando mi cabeza hacia atrás.

Las mujeres se me quedan viendo y mi atención se centra en una rubia de ojos verdes, le sonrío coqueta y le guiñó un ojo sonrojándola.

Sigo mi camino llegando al pasillo VIP, siquiera me piden mi identificación ya que me conocen más que cualquier persona, digamos que cuando vivía en Londres muchos millonarios venían a verme, y claro que yo les daba una gran bienvenida.

En pocas palabras: una gran cogida.

—Hola, Jeffrey. —Saludo tocándole la mejilla con un tono coqueto al hermoso hombre musculoso de piel morena— Que lindo volver a verte.

Este me sonríe viéndome de arriba abajo, centrándose en mi camisa entreabierta mostrando mis grandes senos.

Le subo la mirada dejándole un beso en la mejilla, casi cerca de los labios.

—Adiós.

—Adiós. —Jadea.

Me abre la puerta y entro encontrándome con el guardaespaldas de Thomas, sí, también me lo cogí.

Ese bombón ruso no podía ser el guardaespaldas de Thomas sin que yo lo estrenara, nunca pensé que esa frialdad que siempre cargara me dejara abrirme de piernas sobre él, el día que me llevó de vuelta a mi casa, luego de follarme a Tommy.

Quien diría, nadie, solo yo.

—Hola, Greg. —Lo saludo jalándolo por la corbata hacia mí.

Este se pone nervioso, trata de alejarse hacia mí, mira hacia todos lados antes de besarme y apretarme el culo.

—Buenas tardes, señorita Blossom. —responde acomodándose la corbata tragando seco— El señor Morgan está en el baño.

Ojeo el lugar, hay un ramo de flores rojas con una caja del McDonalds en un asiento, volteo a mirar a Greg.

—Es para usted, de parte del señor Morgan.

Me acerco al asiento y agarro una tarjeta que está pegada al tamo de flores.

«Para aquella mujer de melena roja y ojos azules, aquella que con solo una sonrisa se adueña de mi alma oscura. Thomas Morgan.»

—¿Te gustaron? —Escucho su voz detrás de mi tomándome de la cintura y mis cosas nasales huelen el exquisito olor de su perfume.

Destrucción (Los Morgan) [+18]Where stories live. Discover now