Capítulo 33: ¿Traiciones?

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[Escena explícita +18]

Podía sentir su enojo, los celos lo estaban matando, el rostro muestra al ruso que le temen todos, al ruso que tiene una maldita trituradora donde tortura y tritura a sus víctimas, al ruso que se postra como el líder de la mafia más peligrosa del mundo, y lo tengo aquí, frente a mi confesando sus celos hacia los hombres que más amo en este mundo aunque me duela aceptarlo. Porque aunque Ilenko me de toda mi maldita estabilidad, jamás podrá llegar a ser lo que los Morgan son para mí.

Porque jamás podré amar a Ilenko como amo a Reece, Thomas, Alex y Christopher. Aunque me lo pidan, o yo misma trate de jugar con mis sentimientos, jamás podré amarlo de esa misma manera. Y me odio, me odio por no merecerlo completamente.

Alzo mi mano con sumo cuidado topándome con su rostro que arde de la ira, escucho como aprieta sus dientes aguantándose las ganas de salir de mi habitación y decirle a todo el maldito mundo que yo soy su mujer. Y no lo hace, porque es más inteligente para dejarse llevar por sus celos.

Le sonrío acercando mi boca a su mejilla donde me deleito de su delicioso olor, pero me alejo de inmediato al ver que estaba oliendo la sangre, el momento se turna perturbador y trato de fingir que no me gusta el aspecto peligroso que emerge el ruso que tengo frente a mí. Se ve tan excitantemente delicioso y no hay manera en que lo niegue.

Subo mis manos de su mejilla hasta su cabello donde le hago mimos haciendo que sus ojos se cierren dejándose llevar por mis caricias, lo llevo conmigo a empujones hasta el baño donde abro la puerta sin hacer mucho ruido, no sin antes haber cerrado la puerta de mi habitación con seguro.

—Voy a darte un baño. —Le digo abriendo la cortina para encender la regadera que de inmediato suelta en chorro de agua que nos empapa a los dos.

Cierro la cortina para que el agua no ensucie mi baño y le quito la ropa dejándolo desnudo. Es alto lo que hace difícil que le quite la última prenda que le queda, este me ayuda sin dejar de mover sus manos en mi cintura donde no me había dado cuenta que tenía sus manos.

—¿Me vas a bañar? ¿Mi bebé me va a bañar?

Sus palabras las combina con un tono caprichoso que hacía tiempo que no veía en él desde hace más de siete años.

—Si, cariño, te voy a bañar.

Abre los ojos de golpe dejándome ver como la furia llena nuevamente todo su ser y entrecierro los ojos tratando de averiguar que lo hizo enojarse.

—¿Qué sucede? —Trato de llevar mi mano hasta su rostro pero me evade.

—No me digas cariño, he escuchado como se lo dices a ellos, así que es mejor que me busques otro apodo, porque yo no soy esos maricas. Yo soy tu marido, así que vete metiéndotelo a la cabeza.

Me echo a reír sin poder evitar parecerme graciosa su actitud, por Dios. Es como un bebé, y malditamente me encanta. Y la sonrisa maliciosa que expande sobre sus labios me tiene perdida y por un momento la idea de que él me haga lo mismo que los demás me hace flaquear.

—¿Mi marido? ¿Siendo mi marido podrías traicionarme?

No puedo aguantar escuchar su respuesta y los nervios salen a flote cuando besa mi cuello.

—Si quiero, sí.

Cierro los ojos.

—¿Y lo harías? ¿Serías capaz de traicionarme?

Se separa de mí dirigiendo su atención a mi rostro.

—Ya te lo dije, si quiero, lo hago, nunca te lo saques de la cabeza. Porque la única manera en la que podría traicionarte es si me dan a elegir entre perder la bratva y tú, y no eres tan idiota como para no saber que elegiría a la bratva.

Destrucción (Los Morgan) [+18]Where stories live. Discover now