Destrucción (Los Morgan) [+18]

Capítulo 27: Koroleva - Parte 2.

[Escena explicita +18] 

Ilenko me dice meticulosamente el plan, mientras que Salamaro y el Vor dibujan el mapa de Rusia en un tablero, yo escucho atentamente. Sigo órdenes solo del Boss y eso todos ya deben haberlo sabido ya que nadie más que no sea Ilenko me dirige la palabra. Salamaro se queda tieso a penas me ve y el Vor solo saluda con las manos.

Termina la primera fase del plan y mi mente recopila todo guardando cada palabra en mi cabeza. Salamaro y el Vor con sus hombres salen de la habitación y solo quedamos el Boss y yo estudiando el plan más a fondo.

Siento su mirada sobre mí mientras camino lentamente hacia el mapa que hizo Salamaro, borro una parte y después me giro hacia Ilenko encontrándolo detrás de mí a solo unos cuantos centímetros de mi rostro. Alza su mano llevándola hacia el tablero escribiendo algo que no veo ya que mis ojos solo se posan sobre el jodido hombre tan sensual que tengo en frente.

Mi respiración se acelera, han pasado más de dos días desde que no follo, aunque eso se ha estabilizado, Ilenko me buscó mis pastillas y mis costillas han estado sanando las últimas horas más rápido que antes.

—Me imagino que en tu mente debo tener mi verga taladrándote el culo. —Me dice al oído separándose de mí para verme a la cara.

Suelto una fuerte respiración, esta tensión que se siente entre él y yo es demasiado fuerte para mi pequeño corazón de melón. Su cuerpo es tan perfecto, mucho más musculoso y el cabello castaño-rubio lo tiene largo y es lo que más me gusta de él.

Digamos que tengo cierto fetiche con jalarles el cabello a los hombres, y supongo que eso fue lo que dañó mi relación con Gauna en el tiempo en que estuvimos juntos. Fueron seis meses, pero seis meses de puro sexo salvaje.

—Sí, justo ahora estas dándome tan duro que tus hombres tienen que entrar a la habitación para ver si todo está bien de tanto que grito. —Respondo acercándome a su boca lentamente sintiendo como el miembro se le endurece ante mis palabras.

Me acorrala contra el tablero y me restriega el miembro en mi pelvis, se agacha un poco y me abre las piernas dándole acceso a mi vestido negro sin bragas. Se coloca entre las piernas y baja lentamente hasta subir de una estocada restregándome el miembro con tanto furor que lo siento como si me hubiese penetrado. Mi coño esta tan mojado y no falta que se lo digo porque cuando se aleja ve la mancha que impregna su pantalón gris oscuro.

Esta tan grueso y lo quiero dentro mío sin objeciones o interrupciones.

—Mi Boss.

¡Me lleva la puta madre que me parió! Nos giramos a la misma vez hacia el hombre que nos interrumpió un gran momento.

—¡¿Qué?! —Le grita el Boss al hombre que se espanta.

Tiembla antes de responder.

—Las camionetas ya están listas para partir a Sodom.

Ah, con que se iba para Sodom y me iba a dejar con las ganas. Perro malparido.

—Bueno, adiós, mi Boss. —Me burlo saliendo de la habitación antes de guiñarle el ojo al hombre que nos interrumpió y que tengo ganas de navajarle el cuello con un cuchillo.

Camino lentamente admirando la gran estructura interna de la mansión, todo es tan gótico que me encanta. El león me ve desde el piso de abajo y corre subiendo las escaleras hasta mí que bajo junto a él encontrándome con Vladimir en un sillón dormido y hasta acá puedo sentir el olor a marihuana.

Me acerco a él rápidamente al verlo voltearse y vomitar el suelo. Le acomodo el cabello largo igual que el padre, y el león se aleja causándole asco el vómito lo que me hace imposible soltar una carcajada.