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Inhalaba con rapidez todo el aire que sus pequeños pulmones le permitían contener y lo exhalaba de golpe en un vago intento de regular su agitada respiración.

Aún con una mano en el pecho subió con rapidez una a una de las gradas de la cancha de fútbol hasta llegar a la penúltima; solo entonces soltó su mochila, tomó asiento y se permitió descansar.

Su primer cumpleaños solo.

Ni siquiera podía quejarse puesto que él mismo lo había elegido así al huir de todo mundo apenas tuvo oportunidad.

Inevitablemente su hermano también estaba excluido de su burbuja dada la pequeña discusión que habían tenido al llegar al instituto.

Estampó una mano sobre su frente y se inclinó hacia atrás recargándose sobre la última de las gradas; aunque evitaba pensar en ello la escena de su disputa aún se repetía cual bucle infinito.

— Oye... sabes que tarde o temprano tienes que abrir la cápsula ¿no?, o el tiny se puede ir con Jesús; tú entiendes, mamá nos lo dijo cuand-

— ¡¿Quieres callarte?!, ya sé lo que pasa si no la abro, Gustabo.

Aún horas después su pequeño corazón se encogía ante la sola idea de que por su culpa la personita a la que ni siquiera conocía se desvaneciera por falta de amor y atención.

Estaba molesto con Gustabo, pero ¿cómo culparlo?

La respuesta es que simplemente no podía, solo estaba preocupado por él lo sabía perfectamente.

Tal vez más tarde se disculparía aunque no prometía reaccionar de forma diferente si el rubio insistía en tocar el tema.

Suspiró hastiado de la situación y peinó sus rizos rebeldes en un amago de dispersar algunas de las emociones que lo abrumaban.

Creía que ir a clases lograría distraerlo por un momento del pequeño problema que le esperaba en casa, pero ocurrió todo lo contrario.

Ver a algunos de sus amigos e incluso a chicos de otros cursos que ni siquiera conocía con sus tinys le recordaba a cada segundo lo que tanto anhelaba olvidar.

Se incorporó de golpe enfocando la vista en los chicos que recién llegaban al mismo sitio que él.

Su vista se desvió de inmediato hacia uno de los estudiantes de intercambio más populares de su escuela, Harlan Kovacs.

Era de un curso avanzado, lo conocía bien pues su estilo había llamado su atención en más de una ocasión, pero lo que realmente se apoderó de ella fue la pequeña pelirroja que descansaba sobre el hombro del moreno.

Al analizarlos con atención no pudo evitar exhalar una risa.

El contraste entre ellos era demasiado evidente como para dejarlo pasar siendo que él portaba una chaqueta negra y polera de una banda de rock y ella por otra parte un bonito vestido amarillo que resaltaba su melena rojiza.

Su divertida sonrisa desapareció cuando vio a la pequeña pelirroja limpiar con ternura el chocolate que se había quedado en la comisura de los labios de Harlan y a éste sonreír bobamente con el rostro completamente enrojecido para después besar su dedo índice y posarlo sobre la frente del tiny.

Frunció el ceño totalmente desconcertado por aquella escena.

¿Cómo habían llegado a ese nivel de confianza en tan poco tiempo?

Inevitablemente solo bastó con ver aquella interacción para que las dudas comenzaran a abrumarle nuevamente.

¿Cómo sería la personita que le esperaba en casa?

» 𝐼 𝑓𝑜𝑢𝑛𝑑 𝑦𝑜𝑢Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora