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¡𝚁𝚎𝚙𝚛𝚘𝚍𝚞𝚌𝚎 𝚕𝚊 𝚌𝚊𝚗𝚌𝚒𝚘́𝚗 𝚊𝚑𝚘𝚛𝚊! <𝟹
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𝟸𝟿 𝚍𝚎 𝙰𝚋𝚛𝚒𝚕, 𝟷𝟾:𝟸𝟽 𝚑𝚛𝚜

— ¡Viktor!

Al volver la vista por encima del hombro su corazón dio un vuelco ante su radiante sonrisa. La curva más bonita que había visto en su vida entera y en la que podría accidentarse millones de veces por elección propia.

— Te quiero, petit russe.

El adorable rubor de su rostro a causa del frío y sus hipnotizantes bicolores titilando cual estrellas fugaces le atontaron por un instante, impidiéndole procesar al momento la vivaz confesión que su pequeño sol había lanzado a los cuatro vientos.

— Yo también te quiero — respondió, acariciando las palabras al articularlas.

Viktor se señaló a él mismo, después al tiny y concluyó su faena al recrear con ambas manos un deforme corazón que acompañaba su respuesta carente de sonido.

Verle ahí tan apuesto como siempre, con los cálidos rayos del sol iluminando sus rebeldes mechones azulados y esbozando esa sonrisa que iba destinada sólo para él, le otorgó un momento de paz como nunca antes había sentido.

Definitivamente podría admirarle toda la vida y jamás cansarse.

Sin ánimo de perder mucho más tiempo, Volkov le dedicó una última mirada antes de dar media vuelta y comenzar a caminar en dirección opuesta hasta perderse entre la multitud. Tal vez Horacio era incapaz de verle en aquel instante, pero su boba sonrisa no había desaparecido en ningún momento de su rostro así como tampoco la reconfortante calidez que se extendía de forma abrasadora por su pecho.

Los incesantes aplausos a la lejanía le indicaron que el espectáculo había comenzado y, presa de su desasosiego por dejar solo a su tiny por demasiado tiempo, incrementó la velocidad de su andar; después de todo a su pequeño sol le hacía ilusión que vieran juntos la función.

Frenó tan sólo un par de segundos para asegurarse que había vuelto en sus pasos siguiendo el camino correcto y suspiró de alivio al ver que la colorida tienda que habían visitado horas atrás carecía de fila ahora que el atardecer había acaecido sobre el cielo.

— ¿Sería todo, o puedo ayudarle en algo más?

— Es todo — se limitó a responder al tiempo que depositaba sobre el mostrador la bonita chaqueta de oso que su consentido tiny de cresta azul no había dejado de mirar — La quiero envuelta para regalo por favor y, de ser posible, con un lazo rosado al frente.

La chica pelirroja que le atendía sonrió enternecida ante su petición.

— Su tiny es una chica afortunada, estoy segura que le encantará.

Volkov hizo caso omiso del comentario, permitiendo a su mente vagar en el adjetivo utilizado en lugar del pronombre.

Afortunado.

Cada momento a su lado se reprodujo cual cinta antigua en su memoria. Sus incansables mimos en las mañanas, cada desayuno que han compartido, su propio corazón latiendo acelerado por sus halagos, las ocasiones en las que le ha defendido con fiereza pese a su tamaño y la ternura con la que ha cobijado su corazón desde su primer encuentro.

» 𝐼 𝑓𝑜𝑢𝑛𝑑 𝑦𝑜𝑢Where stories live. Discover now