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¡𝚁𝚎𝚙𝚛𝚘𝚍𝚞𝚌𝚎 𝚕𝚊 𝚌𝚊𝚗𝚌𝚒𝚘́𝚗 𝚊𝚑𝚘𝚛𝚊! <𝟹
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𝟸𝟾 𝚍𝚎 𝙰𝚋𝚛𝚒𝚕, 𝟷𝟸:𝟹𝟻 𝚙.𝚖

Viktor descansaba sobre el césped del instituto y su adorable tiny de cresta yacía recostado sobre su pecho exactamente con la misma pose que él, manteniendo ambos bracitos detrás de su cabeza y con la mirada perdida en el despejado cielo que se cernía sobre ellos.

La fría brisa matinal revoloteaba sus suaves cabellos plata, arremoninándolos sobre un costado de su frente y enrojeciendo ligeramente tanto sus mejillas como la punta de su nariz, pero a diferencia de su tiny, él no tenía frío.

Era un buen día y tal hecho concernía incluso al clima pues el brillante sol adornaba el cielo por primera vez en días, incluso después de una semana de torrenciales lluvias casi habían olvidado cómo era disfrutar del afable paisaje que el campus les ofrecía.

Admiraban las nubes como acostumbraban hacer durante los descansos en los que Viktor no tenía deberes pendientes o cuando a pesar de tenerlos los corrían a ambos de la biblioteca por las risotadas que soltaba el de cresta ahora azul eléctrico.

Aún así no había mucho que pudieran hacer juntos pues pese a que tiny Horacio era sociable por naturaleza y constantemente impulsaba al ruso a integrarse con otras personas la mayor parte del tiempo, tal y como en su niñez, siempre se encontraban solos y no precisamente por elección propia.

Viktor poco hablaba de ello, pero a sus cortos 20 años las cosas habían tomado un tinte completamente diferente para él y el futuro con el que soñaba hasta hace un par de años también.

— ¡Vik! ¡Vik! — gritó emocionado el peliazul, llamando así la atención del chico bajo él. — ¡Aquella parece una llama! — señaló el cielo con su pequeño índice.

El ruso siguió con la mirada el dedito de su tiny e inevitablemente comenzó a reír al reparar en que la nube a la que se refería realmente no tenía una forma definida.

— ¿Estás seguro de que eso es una llama, мини-солнце? — cuestionó divertido.

— да — afirmó con obviedad, como si fuera Viktor quien estaba perdiéndose del espectáculo frente a ambos. — ¿Es que no la ves?

Fingida inocencia.

Después de 5 años a su lado Volkov podía reconocer a la perfección las variantes contenidas en la vocecita de su tiny y, comprendiendo el rumbo de aquella indirecta, simplemente atinó a sonreír siendo tal gesto totalmente ajeno para el pequeño de cresta.

— No será este otro de tus mensajes subliminales para que te lleve a ese parque, ¿no? — replicó, rompiendo así la ilusión que escondía la indirecta del adorable peliazul,

Horacio apenas escuchó la interrogante se vio a sí mismo incapaz de contener una pequeña risilla que inmediatamente lo etiquetó como culpable dado que habían vuelto a su memoria todas aquellas indirectas que había dejado caer en las últimas semanas para persuadir a Viktor de visitar la isla de los sueños, más aún con su cumpleaños, o mejor dicho el de su contraparte, estando a tan sólo un par de días.

— ¿Tal vez? — admitió con ironía.

— Es que lo sabía — murmuró el ruso, completamente divertido con la situación. — Además ahí no hay llamas.

» 𝐼 𝑓𝑜𝑢𝑛𝑑 𝑦𝑜𝑢Where stories live. Discover now