𝙳𝚒́𝚊 1. 𝙲𝚘𝚗𝚝𝚊𝚌𝚝𝚘 𝚟𝚒𝚜𝚞𝚊𝚕

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Estoy aquí.

Tal vez...

¿Me estás viendo?
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A veces se dormía con los ojos abiertos, la mente se iba lejos, muy lejos. Encontraba un punto cómodo para tomar su viaje y no se despegaba de él hasta que la tierra retumbara y le trajese de regreso al mundo real. En el mundo real, la casa de Yachi, una mesa plegable marcando la distancia entre Hinata y su punto de visión cómodo; la cara igual de perdida de Kageyama.

Y es que ambos estaban agotados, sus escasas neuronas ya no podían mantenerlos conscientes luego de esa sesión de estudio. Sí, Yachi era muy agradable y muy buena profesora, de hecho, le debían a ella el haber aprobado exámenes pasados, pero sus cerebros tenían un límite y lo habían sobreexplotado ya. No era de extrañar que buscaran ese descanso en los viajes de la imaginación. Sólo que, ¿por qué tenía que ser precisamente la cara de su compañero lo que lo relajara tanto?

Parpadeaba, buscaba otro punto, pero siempre regresaba al mismo y comenzaba a cansarse. Tanto escándalo no hacía, porque no quería llamar la atención del otro y que lo descubriera mirándolo. Sin embargo, Kageyama era peor que él para disimular y Hinata enseguida lo descubrió mirándolo de la misma forma que él lo estaba haciendo, porque al parecer Hinata también era el punto de partida de Kageyama para iniciar el viaje. Fueron otros dos pestañeos antes de que la tierra retumbara.

Se quedaron en silencio por unos segundos.

—Me estabas mirando mucho, eh, Kageyama-kun. —Sonríe con aires de falso coqueteo para romper esa incomodidad formada en el ambiente, pero sólo se vuelve más incómodo cuando Kageyama se tensa y sobre reacciona mostrándose nervioso.

—¡P-por supuesto que no, idiota! Tu cara estaba en mi camino —le respondió intentando restarle importancia, obvio que sin animarse a mirarlo y a Hinata se le hizo interesante ese tipo de actitud avergonzada. Su ceño estaba fruncido como cuando se enojaba y la tensión no desaparecía de su cuerpo, rígido e inmóvil. Era casi casi…

Divertido.

—¿Cuál camino? —Hinata jugó. Le estaba resultando muy entretenido ver las expresiones de Kageyama, su rostro coloreado y su timidez a flote.

—El camino de mis ojos.

—Los ojos no caminan, Kageyama-kun.

—Si sigues jodiendo tú tampoco podrás caminar.

Esa… se la había dejado fácil.

𝗣𝗲𝗿𝗺𝗮𝗻𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 | 𝙁𝙡𝙪𝙛𝙛𝘁𝗼𝗯𝗲𝗿 2021 [𝐊𝐚𝐠𝐞𝐇𝐢𝐧𝐚]Where stories live. Discover now