𝙳𝚒́𝚊 15. 𝙰𝚕𝚖𝚊𝚜 𝚐𝚎𝚖𝚎𝚕𝚊𝚜

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¿Realmente nacimos siendo destinados de alguien?
Un nombre está tatuado en mi piel, alguien está esperando por mí.
Finalmente... ¿estás aquí?

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¿Qué era exactamente ser almas gemelas?

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¿Qué era exactamente ser almas gemelas?

Porque ellos lo eran, tenían su nombre tatuado en la piel del otro, pasaban el tiempo juntos, prácticamente todo el tiempo juntos. Sí, pero no actuaban exactamente como una pareja enamorada. Ni siquiera el primer encuentro fue algo mágico o inolvidable, ya que cuando se vieron por primera vez y se descubrieron como parejas destinadas sólo fue un "de acuerdo" y "está bien", incómodo, "¿Juegas vóley?", algo había al menos, "obvio", "entonces estaremos bien".

¿Se amaban en serio? ¿Cómo funcionaba? Más bien parecían amigos, ni siquiera se habían besado ni propuesto formalmente ser novios, aunque eso ya era una obviedad, ¿no?

¿Qué era ser almas gemelas exactamente?

Hinata tenía esa duda. Kageyama no le desagradaba, le gustaba estar a su lado, pero simplemente no le salía actuar como esas parejas acarameladas y coquetearle con naturalidad. Él estaba ahí, siempre estaba ahí, ya fuera para practicar pases en los descansos, para acompañarlo la mayor parte del camino a casa o para almorzar juntos. Tal como ese día en la azotea, almuerzo silencioso sólo cuando Hinata estaba comiendo, porque después la lengua era incansable. Esa era otra cosa, porque Hinata hablaba mucho, pero Kageyama no. ¿Cómo es que podían ser almas gemelas si eran tan distintos? Es decir, coincidían en algunos puntos, como en el vóley y el instinto de competencia, pero ¿eso realmente era todo?

Hinata lo miró recostarse contra la pared y descansar. Se dormía rápido, pese a las advertencias de que llegarían tarde a clase y que no podía sólo dormirse luego de comer porque cómo que se había convertido en un anciano tan de repente y capaz en un estado de sonambulismo le apretó la cabeza el muy maldito. ¿Cuál pareja destinada? Violento, maltratador, idiota de carácter horrible.

Pero también, a veces pasaban otro tipo de cosas. Cosas inesperadas, pura sorpresa que le descolocaba el corazón, como Kageyama usándolo de almohada, dejándose caer sobre su hombro y suspirándole de cerca. Ese tipo no podía ser más inoportuno con sus siestas. Primero lo maltrataba y después lo usaba, era todo un rey. Un rey al que no se atrevía a quitar de encima, no por miedo, no por pena, sino por... quién sabe. Era acogedor de cierto modo, aunque no lo diría en voz alta.

Había algo de sol y algo de brisa. También había perdido la cuenta de los minutos que se quedó ahí, acogiendo la cabeza de su alma gemela dormilona. Miró al cielo, pero le recordaba a sus ojos, así que directamente cerró los suyos, pero luego los abrió para volver a ver el nombre en su muñeca. Lo veía de vez en cuando, bastante seguido de hecho, porque ese nombre significaba Kageyama Tobio, pero era un tatuaje también y no le encontraba tanto valor. El tatuaje significaba Kageyama, pero no era Kageyama. Kageyama estaba ahí, en su hombro, no en su muñeca.

Era un poco extraño tener esos pensamientos. Lo mismo iba con el cuestionamiento del destino y las parejas que éste armaba. ¿Cómo los habían armado a ellos? ¿Como una jugada de vóley? ¿Como piezas descartadas? ¿Cómo...? Tenía dolor de cabeza, tenía que volver a cerrar los ojos. Kageyama no era como los pesados rayos del sol, era el cielo. Estaba en todas partes sin importar a donde fuera, no había escapatoria, siempre estaba ahí.

De nuevo, ¿qué era ser almas gemelas? ¿Era eso?

Se perdieron el resto de las clases y llegaron tarde a la práctica por quedarse dormidos en la azotea. Les tocó hacer una ronda extra de calentamiento, pero eso no era ningún castigo para ellos en realidad. Lo que sí fue castigo fue enterarse que tendrían que limpiar toda la semana, además de encargarse de ordenar y guardar la red y demás.

—¿Por qué tienes tu sonrisa no terrorífica? —Hinata lo miró desconfiado. Si bien no daba miedo, tampoco transmitía calma. Kageyama tenía una sonrisa encendida, ansiosa y contagiosa. Le hacía anhelar con más fuerza la llegada del próximo partido para poder jugar junto a él.

—Eso debería ser bueno, ¿no? —No, no lo era, era raro, le provocaba cosas raras como sentir de repente que sus labios también pueden ser bonitos y que tiene que prestarles más atención porque pueden hacer cosas increíbles como esa sonrisa—. Ganaremos el próximo partido. Ya quiero que llegue... —Sigue tan encendido y tan fascinante. Es honesto al agregar el ganaremos y Hinata se sabe incluido de una forma aún más intensa y personal.

Idiota, Kageyama idiota.

Hombre de pocas palabras y cero habilidades sociales, con dificultad para comunicarse, un desastre para comunicarse, pero... ahí estaba, expresando con palabras lo mismo que él estaba pensando. A su manera, claro. Pero tenía esa capacidad, ese poder de leer su mente y sus sentimientos y conectarse más allá de los límites del juego. Una sincronía inmediata y una transmisión inmediata. ¿Era eso? ¿Eso era ser almas gemelas?

Los dos eran densos y muy bobos y avanzaban lentamente, pero se complementaban a la perfección. Cuando uno sentía algo, el otro también lo empezaba a sentir. Hinata se dio cuenta, no sólo se leían la mente, compartían la misma neurona y sentir.

—Waah, hoy me dieron un montón de ganas de besarte. —A la salida, caminando a la par, Hinata lo dice en voz alta. Siente esa confianza porque sabe que Kageyama está igual.

—Deja de leer mi mente. —Antes se paraliza, pero lo enfrenta. Ahora le dedica el cielo entero con una mirada.

—Soy tu alma gemela, no puedo evitarlo, ¿sabes? Estoy conectado a ti. —Acepta el cielo y el universo si se lo ofrece. Sin nervios de por medio, anhelo, confianza, miradas cómplices y una cercanía cada vez más pronunciada.

—Conéctate de esta forma entonces. —Y lo besó. Sus labios podían hacer cosas impresionantes como sonreír y atraerlo, despertar sus instintos ocultos y tocarlo, acariciarlo, activar chispas y colores que acababan en corto circuito y que le producían la necesidad de estar más unido, más conectado. Hasta de puntillas se puso y se abrazó a su cuello, disfrutando cada segundo de esa conexión que se convierte en la respuesta que tanto había buscado, porque sabe que la persona que rodea su cintura y se agacha para profundizar el beso, es sin duda el destino escrito en su muñeca y quien nació para encontrarlo.

Ellos eran almas gemelas que compartían la misma neurona, por eso avanzaron a paso de tortuga, pero siempre al mismo ritmo.

Ellos eran almas gemelas que compartían la misma neurona, por eso avanzaron a paso de tortuga, pero siempre al mismo ritmo

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Ya llegué, stúpidas, digo, hermosas personas que por favor no dejen de leerme. Aquí estoy de nuevo y con todo, espero que lo disfruten. Ya valió eso de estar al día, hay un disfraz que necesita de mis habilidades para nacer este 31, así que veremos qué sucede. Igual los voy a hacer todos, eso está prometidísimo.

PD: izaiza8059D18 gracias por existir, te dedico mi regreso, tkm.

𝗣𝗲𝗿𝗺𝗮𝗻𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 | 𝙁𝙡𝙪𝙛𝙛𝘁𝗼𝗯𝗲𝗿 2021 [𝐊𝐚𝐠𝐞𝐇𝐢𝐧𝐚]Where stories live. Discover now