𝙳𝚒́𝚊 18. 𝙰𝚋𝚛𝚊𝚣𝚘

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𝚁𝚎𝚕𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗𝚊𝚍𝚘 𝚌𝚘𝚗 𝚎𝚕 𝙾𝚂 𝚍𝚎𝚕 𝙳𝚒́𝚊 16. 𝙲𝚘𝚖𝚙𝚊𝚛𝚝𝚎𝚗 𝚌𝚊𝚖𝚊.

¿Te sientes mejor ahora?

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El momento perfecto

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El momento perfecto. La presa estaba consiguiendo su preciada cajita de leche y fue entonces cuando decidió irrumpirla con su presencia y comenzar con su rutina de alterarle la existencia, porque sí, Hinata le había agarrado gusto a tomarlo desprevenido. Hinata había comenzado a molestar a Kageyama luego de esa noche en la que durmieron juntos y "casualmente" terminaron abrazados —más específicamente Kageyama abrazándolo a él— y aunque todavía le costaba un poco creer que lo había hecho, esa vez en verdad despertó compartiendo cama con él y siendo abrazado por él, siendo rodeado como si fuera su peluche y le mejorara el sueño.

—Sí que te gustó abrazarme, eh, Kageyama-kun. —Síp. Le encantaba mostrarle esas sonrisas socarronas y aires pretenciosos. Se llenaba el pecho de satisfacción cuando lo veía colorearse y volverse más errático a cada movimiento.

—¡Claro que no! S-sólo estaba dormido y ni siquiera me di cuenta de lo que hacía. —Mientras hacía todo lo posible por evitar mirarlo y huir, sí, claro.

—Vamos, vamos, no me molesta si quieres lanzarte a mis brazos a pedir mi consuelo.

—¡Nadie quiere tu estúpido consuelo!

—No seas tímido, Kageyama-kun, puedes abrazarme con confianza. Los abrazos te hacen sentir mejor, ¿sabías?

—¡Que no, ya deja de molestar!

—¡Ven hacia mí! —Extendió los brazos y se aproximó como si fuera a encerrarlo, pero sólo se quedó ahí, esperando a que sucediera la reacción.

Kageyama se sobresaltó y terminó exprimiendo su cajita de leche hasta asesinarla y chocarse con el chorro que le saltó directo a la cara.

Hora de correr.

—¡Hinata idiota, vuelve aquí, mira lo que hiciste!

Corrieron por toda la escuela y la siguieron en el gimnasio. El viento en la cara y la espalda lagrimeando sudor junto a la plenitud calurosa e incontenible de gozo que le provocaba el día a día a su lado. Venía todo de vuelta en un momento ajeno y distante. El calor estaba, la sudoración también, pero nada de gozo. Había arrastrado un recuerdo feliz a un presente insatisfecho e impotente.

¿Por qué ahora?

Justo cuando no es más que un cuerpo inutilizable bajo un montón de mantas y un paño helado en la frente. ¿Algún tipo de morfina o qué? Aunque la fiebre no era un dolor tan grave como para utilizar analgésicos de esa clase, ¿o sí? Ya ni sabía en qué estaba pensando. Sólo sentía peso, calor y mucha impotencia.

Fiebre a mitad de un partido, no podía tener mejor suerte, ¿no?

Fue un lapso eterno de reposo y frustración.

Cuando llegó a la escuela con, por lo menos la salud física recuperada, no dejaba de sentir un par de toneladas extra que le retrasaban el paso y disminuían sus ganas de entrar al gimnasio. ¿Con qué cara los miraría? ¿Ellos estarían enojados? No, no lo creía. Lo habían tratado demasiado bien como para pensar ese tipo de cosas, pero no podía evitarlo. Estaba frente a la puerta, del otro lado se encontraría con sus compañeros, y no se atrevía siquiera a tocarla.

¿Cómo puedo ser tan inútil? Al final no hice nada más que...

Un tirón de ropa y de repente una bufanda de brazos y gorro de mentón. Un peso extra sobre su peso, sí, pero uno que realmente no le pesaba de mala manera. Uno que venía con un aroma incluido.

—Te hace sentir mejor, ¿verdad? —Resuena en su oído, con un ligero suspiro que le choca cálido y le derrite el nudo que tenía en la garganta.

Mierda...

Era en serio, por todos los dioses, en serio en serio. La voz de Kageyama llegando a sus oídos como si no existiera ningún otro sonido más en la tierra.

Kageyama lo estaba abrazando.

Y Hinata se sintió otra vez como un idiota. Un idiota con babas y lágrimas que comenzaron a caer a montones mientras era sostenido firmemente por los brazos contrarios, porque Kageyama nunca lo dejaría caer. También se abrazó a esos brazos, buscando su esencia, su consuelo, rogando que pudiera tener otra oportunidad, que Kageyama aceptara ser esa oportunidad y le permitiera extender las alas para alcanzar el cielo y llevarlos a la victoria, porque todavía sirvo, todavía puedo seguir luchando, y ansiaba desesperadamente que Kageyama lo entendiera, que lo siguiera viendo útil para ganar, que supiera que todavía podía dar mucho más de sí y que trabajaría duro para no volver a arruinarlo.

—Ya lo sé, no fue tu culpa —le deja otro susurro en el oído, y tal vez, fue sólo la imaginación de un chico sumido en sus angustias y su desesperación por no ser desplazado, pero la voz vibró tan cerca que se confundió con tacto, con un roce en esa parte de su piel donde iniciaba la oreja y terminaba la mejilla, justo al límite. ¿Una especie de beso? ¿Me acabas de besar?

No lo supo, no lo pudo afirmar. Todo lo que pudo hacer fue sentir cómo las alas que Kageyama le entregaba le abrazaban con más fuerza y ni siquiera una ráfaga de viento helado podría apagar la antorcha que estaba sintiendo en su pecho, el rojo en su rostro y sus incontenibles ganas de gritar como si hubiera anotado el punto de la victoria.

Sí, se sentía bastante mejor ahora.

¡Buenas! ¡Feliz año nuevo! Espero que lo hayan pasado bonito

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¡Buenas! ¡Feliz año nuevo! Espero que lo hayan pasado bonito. Yo finalmente pude terminar este OS que tenía empezado desde octubre y por alguna traba maligna no podía darle su final. No estoy exactamente satisfecha, peeero me alegra volver a subir algo después de tanto tiempo. Como bien dije, los voy a terminar a todos aunque me tarde lo que me tenga que tardar. ¡Saludos!

𝗣𝗲𝗿𝗺𝗮𝗻𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 | 𝙁𝙡𝙪𝙛𝙛𝘁𝗼𝗯𝗲𝗿 2021 [𝐊𝐚𝐠𝐞𝐇𝐢𝐧𝐚]Where stories live. Discover now