𝙳𝚒́𝚊 7. 𝙴𝚗𝚏𝚎𝚛𝚖𝚘

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𝚁𝚎𝚕𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗𝚊𝚍𝚘 𝚌𝚘𝚗 𝚎𝚕 𝙾𝚂 𝚍𝚎𝚕 𝚍𝚒́𝚊 3. 𝙱𝚊𝚓𝚘 𝚕𝚊 𝚕𝚕𝚞𝚟𝚒𝚊.

 𝙱𝚊𝚓𝚘 𝚕𝚊 𝚕𝚕𝚞𝚟𝚒𝚊

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No recordaba la última vez que había cargado a alguien en su espalda. En realidad, estaba creyendo que nunca lo había hecho. Sentía el peso y el calor corporal del otro, las piernas pequeñas pero fuertes que lo rodeaban en la cintura y él se limitaba a sujetarlas por el pliegue trasero de las rodillas. Los brazos también lo rodeaban en los hombros y sentía al cabello rizado hacerle cosquillas en la nuca.

—Tiene fiebre —había dicho Daichi luego de tocarle la frente al número diez.

Fue instantánea la lluvia de culpa que se le derramó en los hombros. Curiosamente, la lluvia también había sido la causante del estado de Hinata. Kageyama recordaba esa tarde después del entrenamiento extra, recordaba a un Hinata empapado hasta las medias y temblando de frío mientras lo esperaba al límite de su resistencia. Por supuesto que se sentiría responsable y se ofrecería como voluntario para llevarlo a casa cuando el profesor Takeda lo pidió. A todos les sorprendió, pero no le importaba. Ni siquiera hubo burlas, el mismo Hinata estaba tan débil que no le pudo recriminar por haberse tardado tanto esa vez, ni quejarse de ser cargado como un niño.

—¿A dónde vamos, Kageyama? —balbuceó en un estado de somnolencia durante el camino. Sonaba tan apagado y tenue que le hacía dudar si se trataba del mismo chico enérgico y alegre que conocía.

—No hables, sólo descansa —ordenó intentando ser considerado, aunque seguramente volvía a sonar como un rey.

Tampoco recordaba haberse salteado el entrenamiento en alguna otra ocasión. Mucho menos el haber llevado a un compañero a su hogar para bajarle la fiebre y prestarle su cama, ya que ir hasta la casa de Hinata no era una opción viable. Jamás podría subir la montaña con el peso del otro en su espalda, mucha distancia encima, el viaje era más corto así.

Le trajo medicina y bollos, que parecían ser el alimento para saldar deudas entre ellos, aunque Hinata estaba mareado y muy débil como para comerlos en ese momento, así que quedarían para más tarde.

—Kageyama, la práctica...

¿Qué parte de "no hables" no entendía ese enano? ¿Y encima quería seguir jugando estando enfermo?

—No habrá práctica para ti, idiota, sólo descansa y recupérate pronto —le respondió de mala gana luego de ponerle la toalla húmeda en la frente, capaz un tanto más rudo de lo que debería.

—Pero... te la estás perdiendo por mi culpa. —Era difícil reconocer a Hinata en ese cuerpo quieto y esa voz cansada, pero era aun más difícil adaptarse a esa personalidad honesta y llena de arrepentimiento como si hubiera perdido las fuerzas para pelear. No sabía bien con quién estaba hablando, era como en si en lugar de tener fiebre estuviera borracho, totalmente desinhibido, pero de forma rendida, resignada.

Y no es como si pudiera decirle que estaba bien así, que merecía perderse la práctica, que era su castigo por dejarlo enfermarse así y lo cumpliría incluso si eso significara quedarse a hacerle de enfermero.

—Te dije que descanses. —Ya por tercera vez—. Me ocuparé del resto, así que dime si necesitas algo. Te compré bollos, pero si quieres otra cosa también podría conseguirla. Puedes sólo dormir, ya tomaste la medicina, así que estarás bien.

—Kageyama. —En serio, odiaba que sonara tan desgastado y moribundo—. Estás siendo muy amable hoy... —¿Por qué le sonreía? Sólo se estaba responsabilizando de sus actos, nada para premiarlo ni hacerlo quedar como una buena persona. Porque no tenía otra opción, odiaría no poder dormir por sentirse culpable, era más fácil así, solamente podía ser así—. Hasta podría enamorarme de ti, ¿sabes? Hehe...

Apretó la toalla que estaba escurriendo aún más de la cuenta y sus movimientos se detuvieron ahí. ¿Qué estupideces estaba delirando ese idiota? En serio, qué idiota, demasiado, ¿cómo podía decir esas cosas y encima dormirse como si nada luego? Y todavía sonreía el muy maldito, con una calma y felicidad envidiables, porque él había quedado en pánico de cierta forma y no paraba de sentirse intranquilo.

Pero también era un poco... agradable.

Lo pensó luego de recuperar el tacto y la movilidad de sus manos para volver a colocarle el paño húmedo en la frente, esta vez con más cuidado que antes. Aprovechó para acomodarle los mechones pelirrojos que obstruían su trabajo, aunque peinarlo no tenía caso porque era un torbellino en lugar de cabello. Y entonces, lo sintió.

A Kageyama no le molestaría perder otra tarde de práctica si podía escuchar a Hinata decir cosas como esa.

¡Hola, aquí estamos de nuevo! Aunque sé que a nadie le importa lo que haga en mi vida yo les digo igual porque vale pitos, me gusta hablar

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¡Hola, aquí estamos de nuevo! Aunque sé que a nadie le importa lo que haga en mi vida yo les digo igual porque vale pitos, me gusta hablar. Hoy pasé la tarde con una amiga, así que terminé subiéndolo un poco más tarde, pero ¡hey! Sí lo logré. Ojalá les haya gustado, para mí fue bonito escribirlo. Nos vemos mañana, ¡saludos!

𝗣𝗲𝗿𝗺𝗮𝗻𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 | 𝙁𝙡𝙪𝙛𝙛𝘁𝗼𝗯𝗲𝗿 2021 [𝐊𝐚𝐠𝐞𝐇𝐢𝐧𝐚]Where stories live. Discover now