𝙳𝚒́𝚊 23. 𝙼𝚞𝚍𝚊𝚗𝚣𝚊

304 23 13
                                    

¿Cuánto más te tendré que ver?
¿Acaso quieres acabar conmigo?

▪︎✫▪︎

En ocasiones, Tobio encontraba en Hinata ciertos hilos de semejanza que hacían contraste en sus tan opuestas personalidades

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

En ocasiones, Tobio encontraba en Hinata ciertos hilos de semejanza que hacían contraste en sus tan opuestas personalidades. Hinata era ruidoso y no podía quedarse quieto ni por cinco minutos (en serio, hasta durmiendo era un desastre), mientras que él disfrutaba de la calma del silencio y... bien, si tenía que elegir entre estar haciendo actividad física o quedarse sentado mirando una serie, Tobio sería capaz de olvidar que dejó la televisión encendida mientras le daba una tercera vuelta al parque de su vecindario. Pero eso no significaba que no pudiera mantenerse en paz en su cuarto, no era un ansioso de mierda. No eran iguales, eso estaba claro.

A veces Hinata competía contra su apetito insaciable, aunque tenía preferencia por dulces y comida chatarra. Tobio tenía debilidad por los bocadillos en algunas ocasiones, pero en su mayoría trataba de implementar una alimentación saludable. A veces ambos se emocionaban con las mismas cosas geniales y sus ojos brillaban a la par. Sólo que Hinata quería hacer todo todo el tiempo y nunca parecía centrarse por completo. Él por su parte, tenía en claro sus objetivos y el cómo alcanzarlos. Que hubiera una desviación en el camino para ponerse a jugar videojuegos y patearle el trasero a su rematador, era algo que se adjudicaba completamente al hecho de que no podría permitirse perder contra él ni siquiera en una competencia de lavar platos. Lo provocaba Hinata, era el único culpable. Aunque a veces podía sentirse cómodo a su lado. Podía decir todo lo que pensara y ser él mismo sin temor a ser rechazado, ya que el otro era igual o aún más idiota y ambos compartían ese espíritu competitivo que los motivaba a esforzarse al máximo en cualquier trivialidad con tal de ganarle al otro.

Pero si había algo que compartían por encima de cualquier otra cosa, ninguno tendría que poner a trabajar sus tres neuronas para poder decir que su pasión por el vóley era igual de intensa. Ambos harían lo que fuera para poder pasar un minuto más dentro de la cancha, seguir jugando, seguir entrenando, aprendiendo y mejorando. No se permitían perderse nada, lucharían con uñas, dientes o las alas de un cuervo si era necesario, pero no desistirían.

Y eso era exactamente lo que había hecho Hinata en esa ocasión.

—¿Por qué estás aquí? —Tobio ni siquiera disimuló su cara de disgusto. Acababa de entrar a su cuarto y ya tenía que volver a ver la cabeza naranja de su compañero. Ahí casual, sentado en su cama como si fuera su propia habitación.

—Ah, ¡hola, Kageyama! Estaré quedándome aquí a partir de ahora, ¡así que seremos compañeros de pijamas! —respondió emocionado, como si se hubiera mandado la frase inspiradora de su vida y no hubiera dejado al dueño de casa con la boca abierta y una desconexión neuronal.

Pero qué...

Al lado de la pared vio una maleta desconocida. De color amarillo y llena de stickers de anime en los que, maldita sea, otra vez encontraba gustos en común con ese tipo, y la sonrisa triunfadora de Hinata logró ponerle los nervios de punta.

𝗣𝗲𝗿𝗺𝗮𝗻𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 | 𝙁𝙡𝙪𝙛𝙛𝘁𝗼𝗯𝗲𝗿 2021 [𝐊𝐚𝐠𝐞𝐇𝐢𝐧𝐚]Where stories live. Discover now