Día 5: Coffee shop

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☕️🧈Bulletproof coffee and bunny cookies🍪🐰


Ahí estaba, de nuevo, por décima vez en estos 15 días, ¿Acaso había algo en esa cafetería que lo hiciera visitarla con tanta frecuencia? No lo sabía, bueno, quizás sí, pero su dolor de cabeza lo único que pedía era un café super cargado y un lugar donde poder descansar.

Entró al local, afortunadamente solo habían dos personas delante de él, así pronto estaría disfrutando su bebida. Llegó a la caja, con sus ojos buscó algo pero no encontró ese algo, así que ordenó cortés pero rápidamente y partió a su lugar preferido en esa cafetería.

Una pequeña mesita con un sillón individual color púrpura junto a un ventanal el cual daba hacia la calle. En ese lugar podía ponerse sus audífonos y sacar su sketchbook. Aquella parte de esa cafetería le daba una magnífica vista para poder recrear algunos escenarios para sus obras, y también le relajaba de más de una manera, y hablando de eso, estaba algo decepcionado de no haber encontrado el otro algo por lo que estaba en ese lugar cada que podía, pero su cefalea era más poderosa que su decepción, así que se centró un poco en sus bocetos hasta que su orden estuviera.

Pasaron algunos minutos y por fin le llevaban su orden. Un café moca con leche deslactosada sin azúcar y dos shots de expresso, miró a la mesera y sonrió amablemente aunque estaba triste. Empezó a tomar su café a pequeños sorbos y sintió una pequeña punzada en su pecho. La tristeza estaba invadiéndolo; la universidad no iba del todo bien, el buscar trabajo tampoco lo era, y su proyecto de tesis iba de mal en peor. Sus ojos se llenaron un poco de lágrimas pero se frotó los ojos para que nadie se percatara de ello.

Joshua Hong estaba pasando por mucho, estaba afrontándolo como él podía, y una pequeña pero importante razón para acudir a ese lugar con aroma a café, no estaba. Era una tontería, se decía el mismo, pero desde hace 15 días, conoció ese lugar y conoció a alguien en especial, que por error le puso mantequilla a su café y a pesar de ser un sabor extraño, lo disfrutó. Aquel incidente le hizo reír un poco y también clavar su mirada en un chico de cabellos rubios con un peculiar lunar en su mejilla derecha, ese chico tan brillante y tan amable que parecía un ángel; también se sintió un poco más alivianado luego de que el mesero le hiciera un poco la plática y se interesara por el cómic que estaba dibujando.

Desde ese día, cada que sentía un poco disperso o simplemente necesitaba inspiración, acudía a la cafetería y aparte de deleitarse con su bebida, también disfrutaba de la presencia del rubio. Por eso es que hoy se sentía triste. Cerró su libreta y decidió mejor marcharse a casa, hasta que vio una delgada mano dejarle un plato con unas galletitas en forma de conejitos y un café con mantequilla del otro lado de la mesa.

— Yo... bueno, no sé cómo decirlo sin que suene grosero o algo así, pero una nubecita de la desgracia parece apoderarse de ti, te ves muy apático y muy lúgubre, no sé si pueda preguntar pero ¿Todo bien, chico que dibuja hermoso? — esa vocecita medio gangosa era algo que esperaba escuchar, más que su música favorita.

Con una sonrisa en su rostro le miró con ternura y suspiró un poco.

— Se puede decir que sí, esa nube de la desgracia no me deja en paz, pero siempre que vengo aquí, parece irse de mi, hay algo que hace que esas vibras se vayan... — fijó su mirada en el rubio y este bajó su mirada evadiéndolo un poco para esconder el rubor que se le iba subiendo al rostro.

— N-No sé si te gusten las galletas que horneamos aquí, yo hice los conejitos porque uno de tus personajes es un conejito.

— ¿Si te acuerdas de eso?

— ¡Sí! Lo amé porque ¡también un conejito también puede ser fuerte! Y pues siempre los ven tan débiles y no es cierto. Por cierto, hoy me tocaron entregas a domicilio, al entrar te vi aquí todo decaído, y pues pedí permiso y me dieron la tarde libre y... — tomó asiento en un banquito cerca de la mesa y jugando con sus dedos espetó: — ¡Quisiera saber más de tu cómic y quisiera saber más de ti! — dijo cerrando sus ojos aguantando su nerviosismo.

Se hizo un pequeño silencio, algo asustado, el rubio abrió lentamente sus ojos y vio algo que nunca iba a olvidar. En el rostro pelinegro que estaba frente a él, se dibujó la sonrisa más bonita que en su vida había visto.

— Gracias Jeonghan, de verdad gracias. ¿Sabes? Estoy pensando en poner un pequeño ángel en mi historia, ese ángel que ayuda al conejito en todas sus aventuras y lo apoya cuando tiene problemas en el mundo mágico... algo así como tú lo has sido estos días.

El mesero se quedó sin aliento por unos segundos pero estaba feliz, feliz de saber que al parecer sus sentimientos eran correspondidos y eran mutuos.

— Creo que me parezco un poco más al conejito y tú has sido como el ángel que planeas meter, pero es una excelente idea que pongas a ese personaje, más si le ayuda a tu protagonista. — Jeonghan deslizó su mano hacia el plato que contenía las galletas y de soslayo miró cómo la grande mano del dibujante se acercaba a la suya.

— Y no sabes cómo me has ayudado, Yoon Jeonghan. — el acercamiento de manos culminó en un leve roce por parte de ambos, adornado con unas pequeñas risas llenas de complicidad y alegría.

Buenas noches! Hoy pude subir este drabble aunque he sentido que he pasado de las 500 palabras pero el hámster literario es el que rueda pa' hacer de este tamaño los fics :') comprendanme, estoy acostumbrada a redactar longfics :')

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Buenas noches! Hoy pude subir este drabble aunque he sentido que he pasado de las 500 palabras pero el hámster literario es el que rueda pa' hacer de este tamaño los fics :') comprendanme, estoy acostumbrada a redactar longfics :')


Gracias en serio por leerloos! 🥺💕

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