XIV

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Los rayos del sol entraban por la ventana, había sido una de las noches más cortas en mi vida y mientras sentía cómo mi cabello húmedo goteaba, solo podía sonreí cómo un tonto enamorado «¿Cuánto tiempo había pasado añorando ese momento desde que descubrir lo que sentía por ella?» Años realmente y no me arrepentía, aunque hubiera sido solo unos segundos había disfrutado el roce y sabor de esos delicados y suaves labios.

Anoche cuándo mi compañero en anbu Neji orgulloso Hyuga había llegado a interrumpir y se la llevaba, una parte de mi me pedía a gritos ir tras ella y decirle a todos de una buena vez por todas qué ella me correspondía..

¡¡Dios me correspondía!! No podía creerlo, ni equivocarme, era tanta la emoción que sentía en mi pecho que al recordarlo una sensación cálida me invadía y ese pum, pum acelerado que sentía, el cuál por más que intentaba tranquilizarme, no podía controlar mi corazón..

Lo único que me detenía en ir a buscarla, era qué no sabía que le había hecho o dicho Neji y por su bien. Rogaba que no la hubiera tocado, por qué entonces si no respondía de mí, además de que no le quería causar al menos otro problema, sólo esperaba verla pronto y saber que me diría de mi declaración..

Esa bendita declaración que tenía tanto tiempo atorada en mi garganta, al menos no había salido tan mal las cosas cómo creí..

Anoche me había quedado un rato más bajo ese sauce pensando en que ella regresaría o él vendría a exigirme una explicación..

Pero ninguno había aparecido y al volver a casa y tratar de dormir, cosa que no había podido hacer, ya que ella ocupaba todos mis pensamientos, en mi mente se barajeaban las posibles consecuencias de ese acto y solo esperaba que no la alejaran o prohibieran salir..

Aunque aquí tendría que ingeniármelas y hablar con ella, si me aceptaba, ahora sí que no dudaba en empezar una guerra y al sonreír por ese pensamiento..

—Mhp al parecer nos fue muy bien o eso creo, aunque ¿Dónde la dejaste primó? No me digas que ya te está haciendo tu desayuno..

—Idiota— al aventarle una almohada y él la esquivara fácilmente..

—Eso fue cruel Tachi, pero está bien, ¿Qué te parece si vamos almorzar por ahí y me cuentas? Ya qué con el sargento en casa no podremos hablar..

—Shisui..

—Está bien yo invito, pero anda vamos ya..

Y antes de que Sasuke viniera a buscarme para entrar, salíamos de casa por la ventana, recordando cómo mi madre odiaba eso.

Cómo ocurría siempre al estar juntos, varias mujeres del clan y aldea, no perdían la oportunidad de coquetearnos, decirnos más que un piropo, entregarnos cartas de amor o en su defecto tratar de robarnos alguna de nuestras prendas y cuando al parecer las habíamos dejado atrás, yo empezaba con mi relato y justo al terminar..

—Sin duda alguna era mejor mi idea de robártela, pero estoy orgulloso de mi muchacho..

Y cuándo él me abrazaba, solo sentía cómo era jalado y frente a nosotros veía a

Y cuándo él me abrazaba, solo sentía cómo era jalado y frente a nosotros veía a

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La rosa y el caballero.Where stories live. Discover now