2. Nada Que Dar

2K 237 1.8K
                                    

*****

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

*****

A Dio le gustaba disfrutar sus mañanas. Se levantaba y hacía algún tipo de ejercicio, a veces salía a correr, a veces nadaba un rato en su piscina, después regresaba a ducharse y bajaba a preparar el desayuno.

Y por supuesto, la mejor parte era compartir ese momento familiar con su hijo.

—¡Diego! ¿No sabes comer?— preguntó Dio, irritado

Hacía ya un rato que Diego había dejado de pretender que le gustaba comer sus hot cakes con tenedor y cuchillo. Eso no debía ser un problema, pero como los había bañado en miel de maple, toda la mesa estaba pegajosa y llena de migajas.

Bueno, Scary Monster se estaba comiendo las migajas. Dio dudaba mucho que esa fuera una alimentación adecuada para una iguana, pero ese no era asunto suyo.

—Perdón, tengo algo de prisa— respondió Diego, con la boca llena

—Siempre comes así, tío— observó Giorno, con una risita, ofreciéndole un pedacito de hot cake a la iguana

—¡Siempre tengo prisa!— le hizo ver Diego —Tengo que ir a ayudar a que todo se vea bonito para la feria de adopción

—Valentine te da cualquier trabajo tonto que se le ocurre y tú lo haces— comentó Dio, sin levantar la vista de su teléfono

—Todos tenemos que colaborar, ¿no? Además, me va a subir el sueldo muy pronto, no puedo portarme mal

—No entiendo en qué te gastas tanto dinero...

—¿Crees que mantener una iguana es barato?

—Sí, considerando que le das cualquier porquería de comer

—A él le gusta, ¿sí? No molestes

Dio miró a su hijo. Giorno tenía a la iguana de Diego en el hombro, y estaba apoyando la punta de su nariz en la cabeza del reptil.

—¿Irás a al refugio luego de clases, Gio?— preguntó Diego

—Claro, me gustaría ayudar con los animales— respondió Giorno —Guido tiene seis perros. Adoro sacarlos a pasear

—¿Por qué no adoptan a uno?

Dio dejó el celular sobre la mesa con un golpecito.

—¿Papá...?— comenzó a decir Giorno, poniendo sus ojitos de cachorro

—Ya lo hemos hablado, Giogio— lo interrumpió Dio, dándole una palmadita en el hombro

—Pero tenemos suficiente espacio en la casa y...

—Tampoco le pondríamos la suficiente atención. Lo siento, Gio. Pero no estés triste. Tú lo dijiste, Guido tiene seis perros.

—¡Y puedes cuidar a Scary Monster siempre que quieras!— añadió Diego

Amor EternoWhere stories live. Discover now