-Capítulo 5-

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Una sola casa puede provocar demasiados sentimientos según los momentos vividos. Sinan debo despedirse de su casa, con o sin padres en ella siempre había sido su casa, inevitablemente los recuerdos llenaron su mente:

Las mañanas cuando despertaba a su abuelo. Las tardes en las que se la pasaba leyendo junto a Paris. Y las noches con Malia tomando, estudiando o haciendo cualquier tontería. Pero también estaban más recuerdos, esos con Osman, Eda, Kerem e Isik.

Le dolía dejar la casa, pero tenía unos padres que no se interesarían por él, que nunca lo hicieron. No tenía opción.

—Ya pensé en algo—anuncio Malia—. Tengo dinero ahorrado, podemos rentar un lugar, algo barato, pero funcionará.

—En realidad ya sé dónde voy a quedarme.

—¿Dónde?

La chica suspiró mientras seguía a Sinan por la parte trasera de la escuela.

—No. Definitivamente no.

—Es un buen lugar. Hay lo necesario.

—Por favor—suplicó—, déjame ayudarte, Sinan.

—Estaré bien, Malia. Ya déjame en paz.

Malia asintió un par de veces, se dio la vuelta y salió del lugar, debía pensar en otra opción, algo mucho mejor, no podía dejar a Sinan ahí.

Aunque la chica tuvo que rodear gran parte de la escuela para llegar a la entrada principal, no pudo evitar sorprenderse cuando un hombre vendía pescado fresco justo en la entrada.

—¿Te gusta?—cuestiono Osman—. Ya que Necdet no tiene nada contra nosotros podemos volver a los negocios dentro de la escuela.

La castaña asintió con una leve sonrisa en el rostro, sonrisa que fue rápidamente convertida en una mueca.

—Me parece algo...algo—y de pronto la voz se le quebró—, es genial, Osman.

—Cariño, ¿qué pasa? ¿Algo te molesta? ¿Te hicieron daño?—pregunto con preocupación su novio.

—No, yo... —aunque Malia estuvo a punto de decirle, no pudo, no era su secreto, fijando la vista tras su novio agregó—: Mira, ahí está Elif, ve y háblale sobre el plan.

—No. ¿Cómo voy a dejarte sola?

—Por favor, ve, estaré bien. Estaré aquí en cuanto termines.

A regañadientes Osman fue con Elif quien se encontraba a un par de metros de la pareja. Malia los vio marcharse, miro a su alrededor y por alguna razón estar ahí, rodeada de tantos alumnos: no lo soporto.

Camino de vuelta a la entrada y, fijándose que ningún profesor la viera, se marchó de la escuela.

Respira. Respira. Respira.

Sin darse cuenta ya se encontraba frente a la fuente del centro. Miro el agua ir en la misma dirección una y otra vez e inevitablemente su mente ya estaba pensando en Osman, en los recuerdos tan apreciados que tenía a su lado.  Lo amaba con locura.






















Rebeldía/ Love 101.Where stories live. Discover now