Capítulo 5

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El lugar no había cambiado, pero eso era lo esperado. Habían pasado más de tres meses, solo que para él no eran más que unas horas. Su cuerpo seguía débil y el recuerdo de la tortura estaba vigente.

A pesar de estar seguro de que esa vez saldría peor que la primera, sonrió al entrar. No habría hecho falta que lo encadenaran, no pensaba evitar nada. Estaba listo.

—¿No te cansas de ser idiota? —Potsnikova rio, Zhào también.

El chico sabía perfectamente lo que valía, sabía que su puntaje había sido el más alto de todos y que la Alianza no estaba dispuesta a desperdiciar la oportunidad de tenerlo de su lado… o de tenerlo, simplemente. Lo torturarían, estaba claro, lo harían desear morir, intentarían lavarle el cerebro y se enojarían una y otra vez con él, pero no se atreverían a asesinarlo. Aquello le daba el coraje para soportar lo que estaba por llegar.

—¿Intentas disimular tu inferioridad insultándome?

Potsnikova era orgulloso, demasiado como para responder, no le daría el gusto de ganar aquella discusión a Zhào. Sabía que el chico era un genio y su cerebro trabajaba de manera muy diferente al de la mayoría, le emocionaban las discusiones, le gustaba humillar a sus enemigos y lo hacía de forma increíblemente justa. El hombre, quien se caracterizaba por humillar a todos a los que consideraba inferiores a él, no tenía intenciones de humillarse ante un niño de doce años.

—Dime cómo funciona —exhortó entonces el japonés, inesperadamente.

El ruso alzó una ceja, abrió la boca y volvió a cerrarla, hasta encontrar la pregunta que estaba buscando.

—¿De qué hablas? —preguntó al cabo de un rato.

—La tortura.

Jasha lo observó, esperó un momento. Era la oportunidad que había esperado; debía humillarlo.

—Hay una para cada uno de ustedes, porque conocemos sus debilidades, porque nos pertenecen —desembolló, antes de esbozar una sonrisa, para luego desaparecer de la habitación, como por arte de magia… bueno, la Alianza interpretaba bien el papel de mago.

Entonces comenzó. El calor hizo presencia, comenzando a subir por el pecho, el cuello y el rostro. Su piel ardía, como si un fuego salvaje se apoderara de él, su corazón galopaba vertiginosamente, sofocándolo. Los castigos fueron apareciendo uno por uno, sumándose, formando una montaña de sufrimiento, de sufrimiento que disfrutaba, o intentaba disfrutar.

No lo estaba pasando bien, pero estaba convencido de que era la única forma

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No lo estaba pasando bien, pero estaba convencido de que era la única forma. Había perdido tres meses y se sentía inútil por esa razón. Estar en el Corral, siendo torturado, lo hacía sentir valiente, fuerte, suficiente. Estaba dispuesto a dejarlo todo en aquel lugar, si también existía la posibilidad de volver a su hogar, de escapar con los demás, de regresar a su antigua vida y ser mejor.

La potencia aumentó. Más calor, más ruido, más luz, más frío. Su cuerpo no resistiría mucho más, y eso le daba esperanzas. Cuanto antes se derrumbara, antes llegaría con Chambers. Sus músculos estaban casi inmóviles, su pequeño cuerpo se estaba destruyendo, pero su mente volaba, y por eso se seguía sosteniendo. Zhào necesitaba caer para volar, saltar del barranco. Debía perder la razón, su cuerpo tenía que llegar al límite, solo así la tortura se detendría.

La Máquina de los Sueños - 1 Duología 5VisionWhere stories live. Discover now