Segunda Parte: Capítulo 11

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Cuando una situación es difícil y los recursos son escasos, cuando hay un peligro cercano, constantemente asechando, cuando toda esperanza de vida parece perecer, cuando la única luz que se logra ver es, en realidad, la luz del final, y cuando la vida comienza a convertiste en muerte, surge de nosotros algo que había estado oculto, algo que durante millones de años se había estado desarrollando, yendo de gen en gen, esperando el momento indicado para revelarse. Cuando cada latido amenaza con ser el último, sale de nuestro interior el poder más preciado de todos, ese que activa todas nuestras habilidades. Cuando estamos muriendo, el instinto de supervivencia nos empuja y, sin importar qué, vivimos.

Calista escribía frenéticamente datos en la computadora para el proyecto que los líderes habían aprobado hacía una semana, mientras Zhào volaba sentado sobre su silla por toda la habitación

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Calista escribía frenéticamente datos en la computadora para el proyecto que los líderes habían aprobado hacía una semana, mientras Zhào volaba sentado sobre su silla por toda la habitación.

El lugar era de unos veinte metros cuadrados, con techos muy altos, y había computadoras, planos, anotaciones, bebidas y comida —que la niña había dejado olvidados— hasta en el rincón más remoto, perfecto para comenzar a planear el arreglo de la Capa de Ozono. En el Hogar había dos habitaciones más, del mismo tamaño, cada una ambientada y equipada para los proyectos en los que Sea trabajaría con Luba y Dominique con Darya; Zhi y Asa trabajarían en la sala de la máquina, en otro sector del gran laboratorio subterráneo.

—Si sigues sin hacer nada para ayudarme te delataré con los líderes —aseveró Calista, apartándose de la pantalla con brusquedad.

—Lo saben —se limitó a decir Zhào, sin dejar de pasearse en su nueva silla preferida.

La rusa se puso de pie y, en un solo movimiento inesperado, justo cuando Zhào pasaba por su lado, lo tomó del brazo y lo tiró al suelo, dejando que la silla flotara sola.

—¡¡Hace una semana te estoy teniendo paciencia!! —gritó, zarandeándolo con fuerza—. O me ayudas, o te vas de aquí para que te encadenen y te torturen, una y otra vez, hasta matarte, ¡¡¡como lo hicieron con Chambers!!! ¡¿Está claro?!

El japonés se sonrojó de cólera y largó un escupitajo que llegó hasta la nariz de la niña, su traje azul enseguida comenzó a emitir una alarma de alerta.

—¡Qué imbécil! —exclamó ella, secándose la nariz con la manga del traje del niño, y lo golpeó en la mejilla con la palma de su mano—. ¡Eres un asco!

—Hipócrita —decretó Zhào, con voz calmada pero hiriente, mientras se soltaba del agarre de la vidente y se levantaba—. ¿Por qué ayudas a unos asesinos?

—¡¿Y tú, acaso, no participaste en el asesinato de decenas de personas aquí?! ¡¿No eres un asesino?!

—¡¡¡Yo asesiné para sobrevivir!!! —gritó él, tan fuerte que sus músculos en el cuello se marcaron.

—¡Y yo estoy trabajando por lo mismo, idiota! ¡¿Crees que saldremos de aquí por arte de magia?! ¡¡Mira a tu alrededor!! —dictaminó Ista, sin apartar la mirada de Zhào, señalando con el brazo a los cinco guardias armados que observaban la escena sin inmutarse—. ¡Voy a hacer que me elijan, si eso es lo que necesito para salir de esta prisión! ¡¡Y lo haré con o sin tu ayuda!!

La Máquina de los Sueños - 1 Duología 5VisionWhere stories live. Discover now