Capítulo 6

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Era una playa. El niño de ojos color mar se encontraba completamente solo, a la orilla de aquellas aguas turbias y bajo un cielo caótico que amenazaba con destruir todo lo que cubría. Corría, no sabía por qué, no había razón, pero lo hacía… huía con desesperación. El agua tocaba sus pies, acompañándolo en su escape de, y a, lo desconocido.

Era confuso, como volver al pasado, él no había estado presente en los actos desde que era un pequeño de cinco años. Sin embargo, allí estaba otra vez, sintiéndose por completo en consciencia, sintiendo el sábulo bajo sus pies.

A lo lejos se percibía el canto de una niña, un canto dulcemente encantador, recorría las arenas, volaba junto al viento, nadaba en el mar. Un canto pacífico, solitario. Él lo seguía sin darse cuenta, la voz era su guía, su destino.
Pero la dulzura de la melodía se vio interrumpida por agudos aullidos de canes a sus espaldas. Parecían acercarse cada vez más… tenía la sensación de que estaban a punto de atacarlo, deseando destrozarlo para evitar que encontrara a la cantora. Estaba desorientado, no lograba distinguir de dónde provenía la voz, el bramido del mar y los gruñidos de los perros comenzaban a confundirlo. Sus piernas disminuyeron la velocidad, estaba agotado, pero su respiración era calmada. Se sentía como si una fuerza invisible hubiera sosegado todo, la energía en cada elemento había sido amansada. Seguía avanzando, pero no sabía hacia dónde. Aunque aplacado, el mar seguía bramando con sus movimientos ligeros, llamándolo; la niña continuaba su canto y los perros le advertían que se detuviera.

Cayó, finalmente su cuerpo dejó de responder. Todo se desvaneció.

—¡Están aquí! —exclamó Dominique, que estaba espiando a través de la cerradura de la puerta

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—¡Están aquí! —exclamó Dominique, que estaba espiando a través de la cerradura de la puerta. Aunque le costaba distinguir figuras porque uno de los guardias bloqueaba su vista, podía escuchar perfectamente todo por su BTE.

Esa mañana no los habían buscado, y no existía posibilidad alguna de que 5Vision los dejara durmiendo por consideración. Sucedía algo, y era muy serio.

—¡¿Quiénes?! —cuestionó Darya, ansiosa.

—¡Los videntes!

Silencio. En ese instante todo fue silencio.

Que los videntes estuvieran allí les facilitaba todo, el curso de las cosas sería mucho más rápido, el plan fluiría y podrían escapar por fin… o eso pensaron un segundo antes de que comenzara a salir humo del piso y el sueño los invadiera.

El plan comenzaba a tener dificultades. Los prodigios ya no tenían todos la misma prueba, cada uno se enfrentaba a una situación diferente que debía resolver solo y sin estar al tanto de lo que ocurría con los demás. Aquella vez el plan era que Zhào fuera con Zhi al taller, para eso debía salir primero, o segundo después de ella. En cambio, no importaba en qué puesto quedara la china, siempre estaría obligada a trabajar en la Máquina de los Sueños. Pero sin prueba, y cayendo inconscientes, todo se atrasaba.

La Máquina de los Sueños - 1 Duología 5VisionWhere stories live. Discover now