Yin Yu era el discípulo principal de su secta, no cualquiera, sino la más prestigiosa del sector oeste. Había escalado de rango con gran esfuerzo y dedicación.
Un día, se encontró a sus discípulos discutiendo entre ellos y peleando con un chiquillo...
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🛑Advertencia: Este capítulo tiene una escena que puede ser un tema muy sensible, por favor, leer con precaución.
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Fue a visitar a cada dios para presentarse de manera cordial, por muy pequeño o desconocido que fuera.
Explicadas sus funciones, él aceptó gustoso, sus ojos brillaban solo pensar en estar en ese minuto ahí, con el mayor honor que alguna persona en su vida pudiera tener.
Cuando ya todo había sido explicado, Ling Wen fue a presentarlo frente a Jun Wu, la mayor autoridad en el mundo marcial.
Yin Yu en toda su vida jamás soñó que se presentaría ante tal inminencia. Sus pies temblaron desde que entró al lugar. Saludó nerviosamente ofreciendo una reverencia.
-Un gusto conocerte Yin Yu- habló Jun Wu, con una sonrisa y seguridad en su cara- Desde que puse mi ojo en tí sabía que ibas a ascender, realmente siempre hiciste lo correcto.
-Muchas gracias por tenerme en cuenta, mi señor- respondió tranquilo, pero en su mente saltaba de alegría al ser considerado.
-Felicidades por tu ascensión, espero algún día verte entre los dioses marciales más poderosos.
-Muchas gracias, señor.
Se retiró del lugar y luego de unas instrucciones de Ling Wen, fue a su palacio vacío.
Apenas llegó y se vio solo, respiró profundamente, soltando de paso todo el nerviosismo que sentía, una sonrisa se dibujó en su rostro radiante.
"Claro que estaré entre los más poderosos, lo prometo" pensó
Pronto su palacio se llenó de subordinados, decidió traer a Jian Yu y a Quan Yizhen como mano derecha e izquierda.
Jian Yu siempre era el más elogiado, por ser un educado y muy talentoso cultivador, mientras que Yizhen era criticado siempre por su manera de ser.
Muchas veces el menor se metía en problemas y Yin Yu, como acostumbrado que estaba, daba explicaciones y se disculpaba. Ni siquiera se cuestionaba las cosas, ya sólo respondía "perdón, es un niño", "lo siento, es que es un niño" y continuaba con aquellas excusas.
-¡Ya no es un maldito niño!- vociferó Jian Yu con Yin Yu en un salón privado del palacio, luego de que un dios marcial se quejara de él.
-Pero si es un niño...
-¡NO, MALDITA SEA YIN YU! no es un chiquillo. Ese apestoso...¿Sabes siquiera qué edad tenía cuando lo trajiste acá?
-19...
-¡Exacto! ese mocoso ya era un maldito adulto cuando lo trajiste.
-...
-¡ES UN ADULTO! Ya no tienes por qué justificarlo.
