Capítulo 23

35 5 1
                                    

-¿Podrías dejar de tocarle el culo a mi amiga, por favor? Es repugnante.

El brazo de Jace me rodeaba la cintura y, siento decirlo, pero su mano estaba bajando peligrosamente durante el trayecto.

-Lo siento, tío.

La cola de la cafetería era larga y llevábamos allí diez minutos esperando. Cuando nos tocó el turno cogí un bocadillo de pollo y una manzana. Jace, en su lugar, llenaba la bandeja de comida. Parecía una aspiradora comiendo. Cuando por fin salimos de la cafetería, nos dirigimos afuera, y como todos los días, nos sentamos a la sombra de un árbol para comer. Aún no le había dicho nada a Mike sobre lo que en realidad yo era. Me resultaba muy difícil, pero ya había pospuesto esta situación demasiado. Era mi amigo y tenía que saberlo. Me gustase o no.

-¿Mike? -le pregunté

-¿Qué pasa?

-Verás, no sé como decirte esto. Estos días no nos hemos visto mucho y... He estado un poco...un poco ausente. Eso ha sido porque...

Pero Mike me corta antes de explicarme.

-¿No te habrán arrestado verdad? Ya sé como te pones cuando te enfadas, pero eso no es motivo para...

A Jace le da la risa.

-No, ¡Mike! No es eso, no me han arrestado.

-Entonces... No, no puede ser. No será que tú... Y Jace...

Me pongo colorada cuando imagino lo que me va a decir, así que le corto antes de que lo haga.

-¡No, Mike! No es eso. No tiene nada que ver.

-Ah -Mike ahoga un suspiro.

Jace se para de reír cuando ve que se lo voy a decir. Ha llegado el momento. ¿Y si no me acepta como soy? ¿Y si me considera un monstruo? No creo que pueda hacer esto. Miro a Jace y él, al ver mis ojos, se da cuenta. No puedo hacerlo. Me pasa la mano por la espalda y me dibuja círculos para intentar calmarme.

-¿Me lo vais a contar o no? -Mike se ha puesto nervioso.

Estoy hecha un manojo de nervios, pero al menos tengo a Jace y a sus caricias a mi lado. Consolándome, pase lo que pase. Haga lo que haga.

-Yo... Yo no soy lo que tú crees.

De repente Mike abre los ojos como platos y parecen que se le van a salir de las órbitas.

-Tú... Eres... ¿Gay?

Joder. No entiende nada, el pobre. Aunque he de reconocer que es difícil de imaginar.

-¡No, Mike! Déjame acabar, por favor. No soy gay, me gusta Jace.

Mike suspira y yo continuo mi confesión.

-No soy lo que tú crees, porque no soy igual que tú. Ni que Jace. ¡Joder, ni que nadie!

-¿A qué te refieres? -me pregunta Mike.

Noto el aliento de Jace en mi nuca y trato de relajarme. Miro a los lados, asegurándome seque nadie nos pueda oír.

-Puedo hacer cosas. Cosas que poca gente puede hacer. Y eso es porque... -Ahí va- Soy bruja.

Mike ahoga un grito, pero después procesa la información y suelta una carcajada.

-Esa ha sido buena, Lara. Para tu próxima broma, trata de no ponerle tanta emoción. Por un momento, pensé que me ibas a decir algo importante.

Se me cae el alma a los pies. No me cree. Esto ha sido un error, no le tendría que haber dicho nada. Debería haber sabido que esto no iba a funcionar.

-Mike, no era broma. Es la verdad.

Pero él vuelve a reírse hasta que Jace le interrumpe.

-Tío, te está diciendo la verdad.

Mike se pone blanco. No sé qué le habrá hecho entrar en razón, si mi perseverancia o la seriedad con lo que se lo ha confirmado Jace.

-Pero... Eso es imposible -tartamudea Mike.

-Tenéis mucho de lo que hablar. Pero aquí no, será mejor que nos vayamos a otra parte.

Nos levantamos y Jace mete su montaña de sándwiches en la mochila. ¿Cómo le puede entrar todo eso dentro? Hago tripas de cañón para no regañarle, se le va a ensuciar la mochila. En su lugar le cojo la mano. No hablamos durante todo el camino hasta que llegamos a mi casa. Nada más entrar me dirijo inconscientemente a la cocina y me hago un café para mí y otros dos para mis invitados. Me siento en la encimera mientras que ellos se sientan en los taburetes. Jace me mira dándome ánimos. Sé que a Mike no le está haciendo gracia el estar aquí en vez de en clase. Para mi es algo normal. Lo he hecho muchas veces con Jace. Cosas como esta eran las que siempre consideraba "tonterías de enamorados" y me prometía no hacerlas. Quién me iba a decir que acabaría haciéndolo yo también.

-Vale -suspira Mike- Tenéis que explicarme esto.

-Está bien.

Y se lo cuento. Todo. Le cuento cómo encontré el libro y todo lo que este contenía. Le cuento todo lo que sé sobre mi marca y sobre cómo puedo controlar las cosas con mi mente. Y también sobre cómo afectan mis sentimientos a mi magia.

-Vaya -Mike está sorprendido. Muy sorprendido- Y, ¿puedes leer la mente? ¿O predecir el futuro?

-Nunca lo he intentado, pero el libro lo confirma.

Asiente con la cabeza y me permito mirar a Jace. Está preocupado, pero sabe que he hecho lo correcto. Es mi amigo, mi único amigo. Lo normal es que lo sepa.

-Gracias por contar conmigo, Lara.

Cuando el pasado sí importaWhere stories live. Discover now