Capítulo 31

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-¿De verdad vas a ir así? -Mike me miraba con mirada desaprobadora.

-¿Qué pasa?

Miré mi reflejo en el espejo. Llevaba unos pantalones cortos vaqueros algo deshilachados y rotos, una camiseta de tirantes algo grande de Nirvana, unas botas viejas marrones de cordones, listas para retirar un día de estos y un gorro de tela azul marino. No iba tan mal.

-Lara, vas a una cita. ¿Sabes acaso lo que es?

Entonces me di cuenta.

-¡Es verdad! La chaqueta. ¿Camisa o de cuero?

Mike se llevó las manos a la cabeza. A él no le gustaría mi atuendo pero a Jace... Mierda. Lara no pienses en él.

-¿Qué me pongo entonces?

Mike sacó unos pantalones vaqueros algo más...enteros y una camiseta de manga corta, blanca, sencilla.

-De cuero. Y...esas botas. Fuera.

-Nooo. Ni se te ocurra quitarme mis botas de la suerte.

Me puse en posición de ataque y Mike se rió e hizo lo mismo. Salí corriendo de la habitación, con mis botas bien cogidas, mientras me tiraba en la cama. Mike empezó a hacerme cosquillas hasta que de repente picaron al timbre.

-Ponte esto. -dijo pasándome unas Converse blancas por delante de los ojos- Ahora.

Le hice caso y bajé rápidamente. Cuando abrí la puerta ahí estaba él. Con una cazadora de cuero y unos pantalones negros. Miraba al suelo, escondiendo sus ojos azul, siempre desafiantes y traviesos. El pelo oscuro se le rizaba a la altura de las orejas, formando grandes bucles en la zona de la nuca. Esa zona tan suave en la que se le acababa el pelo. Hasta que me di cuenta de que él no era Jace. Jace nunca volvería a estar ahí. Ese era Harry.

-Estás muy guapa. -una sonrisa sincera inundaba su cara.

Le devolví la sonrisa y Harry me cogió la mano. Yo no se la aparté. Caminamos por el camino de grava hasta salir a la calle. Allí nos esperaba un todoterreno negro. Harry me abrió la puerta y esperó hasta que me hubiese abrochado el cinturón para arrancar. En la radio sonaba Nirvana: "Smells like teen spirit". Empecé a tararear la canción, inconscientemente y Harry subió el volumen. Al final acabamos cantando los dos juntos hasta que llegamos al cine. Como no. Mítico cine.

Salimos y Harry compró unas entradas para Titanic. Mítica película. En la sala no había mucha gente y habíamos llegado un poco tarde. Nos pusimos al final, donde no había nadie.

Harry estaba nervioso. Lo notaba. Sabía que quería pasarme el brazo por los hombros, como todo novio haría. Pero no se atrevía. Me resultaba extraño que hubiese veces que estaba tan cortado conmigo y en otras no dudaba en llamarme nena. Carrapeé un poco, dándole a entender que no me importaba. Pareció pillarlo porque rápidamente me pasó el brazo por los hombros.

La película terminó más rápido de lo que pensaba para durar tanto tiempo. Durante el camino de vuelta seguimos cantando los dos juntos. Tardamos poco en llegar a casa. Salí del coche y subí las escaleras. Harry me siguió y entonces pasó.

Lo que había estado esperando toda la velada inconscientemente.

Cuando el pasado sí importaWhere stories live. Discover now