Capítulo Ocho

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A la mañana siguiente, Anne se despertó todavía pensando en lo que había ocurrido la tarde anterior. Tras lavarse la cara, se tumbó en la cama y cuando se relajó, se quedó dormida. Pero en sus sueños se encontró con sus pesadillas.
Ella se levantó temprano y decidido de darse una ducha, mientras que sus pensamientos borraban la imagen de Demir tirándose a aquella mujer. Lo que menos necesitaba, era tener que volver a ver lo que vio la tarde anterior.
Cuando salió de la ducha, Anne sintió una completa paz. Pero fue el abrir de la puerta, lo que hizo que ella se sobresaltase.
―Quítate la toalla, Anne. Es una orden.
Pero ella no le obedeció enseguida. Por lo que, Demir actuó enseguida y fue hasta a ella.
Cuando la tuvo enfrente, Demir le quitó la toalla y se percató de la desnudez de Anne. Pero hubo que le fue imperfecto en su cuerpo. Su tripa había crecido un poco más en los últimos días. Algo que le dio por pensar en el pasado y en una familia feliz.
―Incluso embarazada me apetece ponerte a cuatro patas.
Anne se puso enseguida la toalla de nuevo y le dijo:
―Espero que no sea a lo único que has venido.
―Cierto. He venido a decirte que esta noche cenaremos en el jardín.
―Pensé que íbamos a ir al restaurante que me ibas a llevar hace dos días antes de que te dispararan.
―No. Te lo tienes que ganar Anne. Compórtate y te recompensare por ello.
―No necesito tu compasión.
―La necesitaras.
Ambos hicieron una breve pausa.
―Te espero abajo para desayunar.
Demir se marchó y Anne comenzó a pensar cuando se iba a acabar esa pesadilla. Pero cuando recordó la muerte de Kilian, supo que jamás se acabaría con aquel sufrimiento.
De pronto, se preguntó dónde estaría Osman que no había podido de hacer nada para evitar que ella viese algo tan íntimo. Fue cuando pensó en la chica de la que él se había enamorado y supo que estaba con ella. Por lo que maldijo todo lo que un día sintió por él y también maldijo por que aquel día lo volviese a llamar para mantener relaciones.
Cuando terminó de vestirse, Anne se marchó de la habitación para salir a desayunar. Pero no tenía pensando desayunar, por que aún seguía pensando en lo que vio y el estómago comenzó a removérsele.

Él despertaba al lado de ella y sonrió cuando la vio dormir plácidamente.
Osman por una vez, no se preocupó por las cosas de la casa de su hermano Demir. Solo se dedicó a ver como su amante dormía sin parar después de varios orgasmos que recibió.
Él se levantó de la cama y fue hasta la cocina para preparar algo de desayunar.
Ella comenzó a despertar, cuando comenzó a notar el olor a café y a algo pasado por la sartén.
Aysel se levantó de la cama y fue hasta la cocina para averiguar de que se trataba. Pues ella sabía que el único que sabía que estaba en su departamento, era Osman. Que habían vuelto a pasar la noche juntos.
Cuando llegó ahí, se percató que Osman estaba cocinando en calzoncillos. Eso le hizo mirarle con deseo.
Tras darle los buenos días, ella se sentó en un taburete de la barra de la cocina y comenzaron hablar de ese día en la facultad. Ya que ambos estaban a punto de acabar su carrera y estaban planeando un viaje juntos a cualquier lugar del caribe.
Cuando terminaron de desayunar al cabo de media hora, ambos se ducharon por separado y cuando terminaron de vestirse en breve, ambos se marcharon a la facultad para hacer sus presentaciones de trabajo.

Él se había levantado temprano, porque había tenido una pesadilla. Una que seguía tan presente como su vida.
Kilian preparó su café como cada mañana y tras durar terminar de desayunar, salió al jardín para recibir un poco de aire.
Cuando llegó ahí, comenzó a pensar en su pasado y recordó algo de lo que no se había percatado. Un recuerdo que le hizo sonreír a pesar de la oscuridad que tenía en esos momentos su vida

―Sigo pensando que tocas muy bien, Anne.
La música no paraba de sonar desde que ella entró en la casa de los abuelos de ella. Eso era algo que a él le alegraba escuchar desde que le vio tocar por primera vez.
―Las teclas del piano, son delicadas. Por eso hay que tocar el piano con mucha delicadeza.
Ella respiró profundamente y después volvió a decirle:
―Únete a mí.
Kilian comenzó a tocar junto a ella el piano y Anne sonrió al verle tocar.
―Serás una buena maestra, niña bonita.
Pero ella no le dijo nada.
―Mi nieto y tu nieta serán buenos esposos en un futuro, mujer. Hemos hecho buena elección para ambos y que nuestras familias se unan.
―Tienes razón.
Kilian dejó de tocar el piano y se dirigió a su abuela con respecto a lo que había escuchado.
―No quiero casarme, abuela. Ya sabes lo que opino del matrimonio.
―Kilian, esa decisión no es tuya. Es nuestra y deberás entender que tu destino ya está escrito junto al de Anne.
Kilian se percató que Anne no opinaba, porque sabía que le debía mucho a sus abuelos. Por lo que solo se limitó a ver como ella tocaba el piano.
―Anne es solo mi amiga.
―Y será tu esposa ―le respondió―. Espero que hasta que ella cumpla la mayoría de edad, ambos terminéis siendo más que amigos.
Kilian no dijo nada y volvió a Anne.
Ante ella, él se sentó a su lado y después le preguntó:
―¿Tu conocías de nuestro matrimonio concertado?
―No. Y si lo hubiera hecho, hubiera aceptado las reglas de mi abuela. Ya me conoces, Kilian.
―No es justo.
―Sería más justo que acataras las normas que nos han puesto, Kilian. Ya sabes que me gustas y me gusta mucho que seamos amigos. Así que, yo haré lo que mi abuela diga. Espero que tú también lo hagas

Kilian dejo de pensar en ello, por qué había escuchado el timbre de la mansión. Pero como en pocos minutos, alguien que trabajaba para él hacía pasar al agente Roblas al departamento.
Fue cuando estuvo ante el agente, cuando comenzó a decirle donde estaba su mujer y Demir. Pero también le comentó su plan de rescate. Algo que al agente no le pareció malo.

Tras un largo sueño, Katherine y Elizabeth desayunaron temprano. Y como en media hora se marcharon para ir a ver algunos detalles de la boda que estaban planeando.
Cuando llegaron a una zona del centro de la ciudad que tanto le gustaba a Katherine, le dijo a Elizabeth que iba a comprar algunas cosas. Ya que quería llevarla a cenar fuera de la mansión esa noche.
Katherine y Elizabeth vieron algunos vestidos, se pararon a tomar un té en la cafetería de la esquina y ahí estuvieron hablando de lo que harían cuando encontraran a Anne. Katherine le propuso a Elizabeth que hablaría con ella para pedirle el jardín para celebrar su matrimonio ahí. Junto con la ceremonia de unión para estar más unidas de lo que estaban.
Cuando terminaron de tomarse el té, fueron a ver la decoración que llevaría ambas celebraciones y regresaron a la mansión para estar junto a Kilian.
Ellas llegaron, notaron el mismo movimiento que hubo en el departamento de Kilian en Gales.
Katherine y Elizabeth entraron en el departamento de Kilian.
Ahí se toparon con el agente Roblas y Kilian le estuvo contando sus planes a ella. Algo que le advirtió de que sería muy arriesgado y más cuando Demir ya le intento matar una vez.
Tras hablar con el agente durante un poco sobre el tema, Katherine y Elizabeth se marcharon al salón de abajo juntas para poder comer algo antes de irse aquella noche a cenar. Pero Katherine decidió de desconectar de todo aquello que su hermano estaba planeando.

Un poco más tarde, Anne salió al jardín para poder tomar aire fresco. Y cuando lo hizo, se percató que la mesa ya estaba colocada y con los platos puestos.
Ella comenzó a pasear, mientras que observaba como Walter ponía más cosas cobre la mesa. Y cuando esté la vio, no le dijo nada. Solo continuó haciendo su trabajo.
Anne se paró ante la fuente y tras darle un poco el aire, comenzó a pensar.
De pronto, Demir apareció detrás de ella y Anne le vio de reojo. Por lo que se giró y él le dijo:
―Vamos a cenar.
―Ahora voy ―le respondió ella―. Necesito de estar a solas.
Demir se acercó a ella despacio y él le pregunto cuando la tuvo un poco pegada a su cuerpo:
―¿Qué es lo que ocurre Anne? ¿Acaso piensas en lo que paso ayer por la tarde?
―No ―respondió ella―. Tu ya sabes en lo que pienso. Y lo seguiré haciendo.
―Lo que no entiendo es como te enamoraste de él. Más aun sabiendo lo que te hizo.
―Kilian y yo estábamos destinados a estar juntos desde niños Demir. Solo ha sido el destino quien nos separó. Pero también quien nos volvió a unir.
―Nunca me contaste nada de eso.
―No tenía por qué hacerlo. Eso era algo de mi pasado que quería reservarme.
―Ya veo.
Demir terminó por acercarse a ella y Anne se apartó enseguida. Pero ella caminó para poder irse a la mesa.
―Anne no intentes de huir de mi ―le dijo él furioso.
―No lo hago. Deseo comer algo y volver a la habitación.
―Eso no es excusa para mi cuando intento de tocar algo que es mío por derecho.
Pero ella no le hizo caso. Por lo que continuo su camino hacia donde estaba mesa.
Demir la siguió, pero pensó que se vengaría tarde o temprano de lo que acababa de ocurrir.
Ambos cenaron en silencio y ella comenzó a pensar en la vida en que le hubiera dado en el pasado. Y ahora sabia como lo hubiera sido si sus padres no hubieran denunciado a Demir a tiempo. Algo que pudieron frenar a tiempo antes de tenerla donde estaban ellos. En el cementerio.
Cuando Demir y Anne terminaron de cenar, ambos se marcharon por su camino. Cada uno a su santuario privado en el que pensar. Y mucho más de lo que ellos pensaban.
Anne entró en la habitación y se cambió a algo cómodo para poder descansar. Y cuando lo hizo, entró en la cama y poniendo su mano en su tripa, se dejó llevar por el sueño. Uno del cual ella sabía que, si se metía, podría soñar con el mundo que ella siempre quiso.

Éxtasis Ocultos (Mi Amuleto #4)Where stories live. Discover now