Capítulo Veinte

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Ellas había estado toda la noche despiertas porque era la primera vez que cuidaban a un bebe recién nacido y aquella noche él bebe no había dormido bien. Pues Katherine sabía que no podía estar lejos de su madre.
Katherine se dijo que así hubiera sido su hijo o hija si lo hubiera tenido. Pero le agradecía a Dios por poner a Elizabeth en su camino y también a Anne por dar a un sobrino tan bonito que cuidaría como si fuera su propio hijo.
Ella se levantó y le preparó el biberón del bebe, mientras que pensaba en Kilian. Ya que sabía que él necesitaba intimidad con Anne. Eso le hizo sonreír y centrarse en su nueva vida con Elizabeth. Donde se reimplantaría ser madre, aunque no pudiera dar a luz. Algo que le hacía mucha ilusión.

Ella despertó abrazada a él al día siguiente y le sonrió. Ya que sabía que era feliz al lado de Kilian.
Anne le daba las gracias a su padre por hacer ese trato junto con él y hacer que por fin tuviera paz. Se dio cuenta que lo amaba y ella no se merecía más.
Kilian comenzó a despertar y cuando vio el hermoso rostro de Anne brillar tras los orgasmos que recibió la noche anterior.
―Buenos días, nena.
―Buenos días, amor mio ―respondió ella.
―¿Qué tal has descansado?
―Bien. Como siempre hago después de tus orgasmos.
―Me alegra escuchar eso.
Anne le besó en los labios y a él ese beso le supo a gloria.
Cuando dejaron de besarse, ella le miró un poco preocupada y Anne le preguntó:
―¿Qué ocurre, amor?
―Nena, ¿has pensado la fecha para casarnos?
Pero ella no supo que responder.
―Hemos esperado mucho, creo que ya es hora de cumplir con lo que le prometí a tu padre.
―Kilian, escoge la fecha. Yo haré lo que me digas. Ya lo sabes.
―Entonces, que sea en un mes. Que digo un mes. Que se una semana.
―Amor, estoy de acuerdo en casarnos en tan poco tiempo, pero deberíamos esperar un poco a que Víctor tenga unos días más de nacido para dejarlo con tu hermana para la luna de miel.
―¿Cuánto tiempo necesitas?
―Que sea en el tiempo que sea, pero démosle tiempo al tiempo.
―Perfecto entonces.
Él volvió a besarle en pocos segundos y después le dijo:
―Te amo, Anne Fermosel. Tú eras, has y serás mi amuleto hasta el último día de mi existencia.
Y ella le besó. Donde él se dejó llevar por aquel beso que le lleno de paz.
Cuando terminaron de besarse, ambos fueron a desayunar para hacer su rutina diaria. Pero Anne no dejó de pensar en por que Kilian tenía tanta prisa, si aún quedaba tres meses para que el trato que hizo con su padre venciera. Pero sabía que la fecha que escogiese, seria bien recibida para casarse.
Sin embargo, fue de nuevo un beso de Kilian lo que le hizo tirar hacia adelante con sus planes de matrimonio. Uno que lo recibió sin dudar.

Él fue al despacho del director porque ya había pensado con claridad lo que le había dicho su abogado y le pidió al director que lo llamase para citarlo en su despacho de la prisión.
Osman entro en el despacho. Ahí vio al director y a su abogado reunidos. Al parecer, su abogado le había puesto al tanto de su sentencia y ambos estaban ahí para escuchar su respuesta.
―¿Qué es lo que has pensado, Osman? ―dijo su abogado.
―Se lo peligroso que es infiltrarse en algo como esto y sé que puedo perder mi vida ―les aclaró antes―. Pero si así puedo obtener mi libertad, pues que no se hable más.
―Me alegra escuchar eso, joven ―dijo el director de la cárcel.
―Pero para mí no será tan fácil meterme en la banda tras morir Demir ―volvió a decir él.
―Pues te informó que esto durará muy poco. Sólo hay que atrapar a dos grandes narcos y todo para ti tendrá su fin en la cárcel. Ya que la señorita Fermosel declaró que usted no estuvo a favor del secuestro y que todo fue idea de Demora ―dijo el abogado.
―¿Por qué haría ella eso?
―Precisamente no lo sabemos. Pero tras su salida del hospital por que dio a luz, no hemos podido tener una cita con ella. Pero cuando usted salga de aquí, podrá reunirse con ella y con esa chica especial que tanto quiere.
―Señor director ―dijo Osman.
―Dime joven.
―¿Podría llamar a Anne? Sólo es por cinco minutos.
―Sabes que no podemos hacer eso. Pero ya que está aquí tu abogado, te dejamos a solas por hacer esa elección valiente.
Tras recibir la respuesta, el director y el abogado, salieron del despacho y este se quedó a solas con el teléfono.
Osman marcó el número de teléfono de Anne y este comenzó a dar señales. Sólo esperaba que ella le escuchase tras un mes sin saber nada de ella.
―Dígame.
―Anne, soy Osman
―Hola Osman. ¿Cómo va todo?
―Bien. Sigo aún curando de la herida por disparar al hombre que mató a Demir, pero estoy bien. A punto de salir de la cárcel.
―¿Tan pronto?
―Si. Pero tengo que volver a arriesgar mi vida para ello y todo gracias a que declaraste que no estuve a favor del secuestro.
Ambos hicieron una pausa.
―¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué no declaraste que si lo estuve al principio?
―Osman, llevas la misma sangre que Demir. Pero eso no significa que seas igual que él. No iba a declarar cuando me salvaste la vida en varias ocasiones. O también a mi pequeño.
―Me he enterado que acabas de dar a luz. Felicidades para ti y para Kilian.
―Gracias, Osman. Espero que cuando salgas de ahí, seas feliz con ella.
―Pronto nos veremos y conoceré a mi ahijado de palabra.
―Chao Osman.
Osman colgó el teléfono y respiró profundamente antes de salir del despacho del director.
Cuando se recompuso, abrió la puerta del despacho y allí los vio a los dos. Osman se marchó a su celda. Así pensaría bien lo que acababa de hablar con su abogado y con Anne.

Éxtasis Ocultos (Mi Amuleto #4)Where stories live. Discover now