Capítulo Once

154 13 2
                                    

Ella comenzó a despertar muy despacio, mientras que notaba el aroma a flores en su nariz. Algo que sabía que le era muy familiar.
Cuando Anne abrió por fin los ojos, se percató que estaba en una habitación con decoración italiana.
Aturdida, se levantó de la cama y se acarició la tripa para saber si él bebe estaba bien.
Anne llegó a la puerta y cuando giró el pestillo, se percató que esta no se abría.
―Tranquila, la puerta está cerrada con llave ―escuchó una voz masculina que no reconoció.
―¿Quién eres?
La silueta que estaba a través de la ventana encendió la luz y ella se percató que era el hombre que visitó a Demir unos días atrás.
―Me llamo Álvaro Espinoza.
―Tu eres el socio de Demir.
―Era mi socio. Tú lo has dicho.
―Algo recuerdo sí. ¿Por qué estoy aquí?
―Eres mi invitada. Solo es hasta que el cambie de opción, señorita.
Anne se percató de que su rostro era latino.
Álvaro tenía su misma edad y vestía con un pantalón negro y una camisa de lino de color vino. La cual también le adornaba las tiras del pantalón. Y lo que más le hacía atractivo, era su pelo engominado echado hacia atrás.
―Déjeme marchar. Estoy embarazada y no quiero que le pase nada a mi hijo.
―Sé que está embarazada porque lo noté en mi visita, señorita Fermosel. Pero no voy a dejarte marchar aún. Ya que me interesa que Demir venga a buscarte.
Hicieron una pequeña pausa.
―De momento, eres mi invitada y voy a tratarte como ello. Mandaré a Fátima para que te prepare algo de desayunar y un baño de agua caliente. Y esta noche serás mi invitada especial en la mesa.
Pero Anne no le dijo nada. Pues sabía que estaba metida en algo mucho peor que un secuestro.
Álvaro se levantó de aquella silla y tras pasar por su lado, abrí la puerta con la llave.
―La casa esta vigilada ―le aclaró―. Espero que ahora que te deje la puerta abierta, no intentes escapar.
Pero tampoco le dijo nada.
Alvar termino de marcharse. Y Anne se sentó exhausta tras ver donde Demir le había metido. Pero a pesar de ello, pensó en Kilian y en que estaba vivo. Y sabía que iría a buscarla en cuanto se diese cuenta de su ausencia.

Él tocaba muy alegre aquella melodía, mientras que hablaba con el agente Roblas sobre como seria el rescate de Anne.
Uno de sus empleados entro en el departamento con la respiración entrecortada.
Kilian y Roblas se quedaron mirando, mientras que sus hombres tomaban un café.
Cuando Demir apareció detrás del empleado, Roblas actuó enseguida y él se dejó esposar.
―No deberías de haber venido ―dijo Roblas―. Ya sabes cual va a ser tu destino.
―Me da igual entrar en la cárcel ―dijo él―. He venido para pedirte ayuda, Riaza.
―¡Ayuda! ―Kilian dejó de tocar el piano―. ¿Por qué iba a ayudar al hombre que secuestro a mi mujer y luego me disparó?
―Porque ambos tenemos el mismo motivo. A Anne le ha secuestrado un jefe de la trata de mujeres.
―¡Qué! ―exclamó él mientras se levantaba de la silla del piano.
―¿Qué jefe de la trata? ―preguntó Roblas.
―Álvaro Espinoza.
―Llevamos detrás de él desde hace varios meses. ¿Qué te hace pensar que lo atraparemos?
―Porque creo que se dónde está y donde tiene a Anne. Estuve hace dos meses en ese territorio para un negocio.
―Pues dánosla e iremos nosotros en su busca.
―No. Quiero colaborar.
―Y yo no voy a dejar que hagas eso para que después te lleves a mi mujer ―dijo Kilian.
―Si me dejáis ―Demir se dirigió a Roblas―, me entregó voluntariamente y también lo harán mis hombres.
―Vale. Espero que esto no sea uno de tus trucos baratos.
―No lo es.
Kilian miró desafiante a Demir y no le dijo nada.
Roblas lo dejó esposado y él mantuvo el silencio.
Cuando el agente Roblas volvió con papel y bolígrafo, Demir no le dio la ubicación como ellos esperaban. Y Roblas no le quedó más remedio que actuar por su propio pie para que le dijera cual era la ubicación donde se encontraba Anne y su nuevo secuestrador. Y sabían que Álvaro Espinoza era de esos tipos de los que no se dejaban atrapar fácilmente.

Él estaba en la facultad haciendo unos asuntos personales antes de la siguiente clase.
Osman entro en la biblioteca y antes de sentarse, su teléfono móvil comenzó a sonar.
Este lo cogió del bolsillo y cuando vio que era Demir, puso los ojos en blanco y después respiró profundamente.
Osman lo cogió enseguida y estuvo hablando con él. Y Demir le dijo lo que estaba pasando. En cuanto supo que Anne fue secuestrada de nuevo, se calló de culo en la silla.
Demir le dio instrucciones y él las acató.
Después, Osman colgó el teléfono y se puso a estudiar. Pero le fue imposible concentrarse. Ya que no se quitaba a Anne de la cabeza. Y como no pudo hacerlo en el resto de la clase, se marchó de la biblioteca para pensar fuera de sus apuntes del examen que tenía.

Ella entró en el departamento de Kilian y vio a Demir junto a Roblas. Fue cuando se preguntó que pasaba.
Katherine se acercó a su hermano y le estuvo contando lo ocurrido. Por lo que ella se quedó sin saber que decir.
Cuando estuvo un rato con Kilian, Katherine se marchó de nuevo hacia el jardín con Elizabeth. Pero aun así no dejo de pensar en lo que estaba pasando.
Y cuando Katherine llegó al lado de su futura esposa, le estuvo contando a Elizabeth lo que estaba ocurriendo. Y ella solo la abrazo para darle su apoyo.
Después de un largo abrazo, ambas estuvieron paseando por el jardín sin medir el tiempo. Ya que Katherine sabía que, si le daba marcha a las agujas de su reloj, las cosas podrían tornarse de otra forma. Y no le gustaría volver a pensar en su difunto prometido y en su bebe.

Un poco más tarde, Anne salió de la habitación acompañada de Fátima hacia el salón.
Cuando ambas llegaron ahí, ella la anuncio y Álvaro se giró para verla.
Él le dio una orden a Fátima para que sirviera la cena y a Anne para que se sentase.
Ella le obedeció y se sentó en la mesa. Álvaro hizo lo mismo en pocos segundos.
―Espero que la cena este de su agrado, señorita Fermosel.
―Eso espero, señor Espinoza.
Ambos hicieron una pausa breve.
―¿Cuál es el verdadero motivo que tiene con Demir para atraerlo hacia aquí? ―preguntó ella.
―¿Por qué quiere saberlo?
―Demir me debe tres meses y la vida de mi padre. Sin contar lo que me hizo en el pasado.
―¡Él mató a su padre!
―Sí. Y jamás se lo perdonaré.
―Y quiere que yo le dé el mismo fin que tuvo su padre, señorita Fermosel.
―Eso es lo que merece.
Ella no le dijo nada más.
―Demir me debe el ultimo negocio que quise hacer con él, Anne. Pero no le bastó con eso, que me humilló en esa reunión. Quiero que me la pague con el mismo fin que usted quiere que pague la muerte de su padre ―le terminó por decir.
Pero ella no le dio ninguna respuesta.
Fátima comenzó a servir la cena y ambos se mantuvieron en silencio hasta que ella se marchó.
Anne comenzó a dar su primer bocado y cuando probo aquel plato español, se quedó como cuando supo que Kilian era aquel niño con el cual le comprometieron.
―Esto esta buenísimo ―dijo ella.
―Me alegro que le guste, señorita Fermosel ―respondió él con entusiasmo.
―Hace mucho que no viajo y mi próximo destino seria España. Al menos eso era antes de comprometerme con Kilian.
―¿Y por qué no puede ser en vuestro viaje de luna de miel?
―Eso lo decidiremos los dos a su debido tiempo. Aunque conociendo a mi futuro esposo, escogerá un sitio cálido. Algún lugar con playa.
―Ya veo.
Ambos hicieron una pequeña pausa. En la cual, ella se sintió un poco incomoda.
―¿Por qué negocio hace meses con Demir si usted sabía lo que pasaría?
―No pensé que me traicionaría en tan poco tiempo, señorita Fermosel. Por eso confié en el para el primer negocio y quise hacerlo para el segundo.
―Yo me confié cuando era joven y salí perdiendo. Como también el en la cárcel, señor Espinoza. Acabe con magulladuras y también con un mal comportamiento con el cual mis padres tuvieron que lidiar hasta su muerte. Por eso en este tiempo no me confié de él. Lo único que gane, fue torturas y...
Anne bajó la mirada y Álvaro le dijo para que se relajase.
―A los violadores hay que contarles la polla y echársela a los perros. Sería un buen aperitivo para mis perros rabiosos.
Pero ella tampoco le dijo nada.
Ambos continuaron cenando en silencio tras esa conversación y Álvaro sonrió al ver a Anne con un poco de sonrisa en la cara.
Un poco más tarde, ambos hablaron durante la chimenea de algunas cosas que no tenían que ver con el secuestro o con Demir. Algo de lo cual ella se sentía un poco incomoda.
Anne regresó después de cenar a la habitación y se tumbó encima de la cama para no pensar. Ya que sabía que, si lo hacía, se volvería loca.

Éxtasis Ocultos (Mi Amuleto #4)Onde histórias criam vida. Descubra agora