Capítulo Catorce

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A la mañana siguiente, Osman se acercó a su hermano con un café en la mano. Se lo quería dar y decirle con ello que tenía su apoyo. Algo que nunca se lo dio, porque no estaba de acuerdo con lo que iba a hacer con Anne.
Ambos estuvieron hablando del plan que él había pensado en toda la noche y Osman le dijo que sería muy arriesgado. Mas aun teniendo a agentes de la DEA vigilando todo el tiempo.
Tras dejar de hablar del plan, Demir le pidió disculpas a Osman por meterse con la mujer que él amaba y Osman le dijo que no pasaba nada. Pero que no volviese a meterse con Aysel. Ya que la próxima vez no respondería de sus actos. Demir le deseo la mejor de las suertes cuando saliera de la cárcel y esperaba que ella le hiciera feliz.
Osman regreso junto a Kilian y Roblas. Donde le hicieron varias preguntas. Pero Kilian tampoco se quedó callado y le hizo varias preguntas. Las cuales él respondió un poco incomodo.
Unos minutos más tarde, Osman se separó de ambos y se sentó en una silla aparte para pensar en cómo le diría a Aysel todo lo que estaba pasando. Y sabía que ella no le querría ver más por mentirle. Sin embargo, supo que eso sería su karma.

Él terminó de desayunar muy temprano y se encerró en su despacho. Ya quería resolver unos asuntos antes de que llegaran las sorpresas a su vida.
Álvaro comenzó a pensar de una forma segura como transformar a las mujeres que tenía en su escondite. Pero la que más le interesaba, era Anne. Cuando la llevó a su morada, pensó en hacerle lo mismo que las otras y cuando la tocó por primera vez, sintió que no debía de hacerle lo mismo. Ya que era una mujer muy interesante.
Cuando él terminó de arreglar esos asuntos unas horas más tarde, Álvaro miró por la ventana. Ahí vio como Anne paseaba con Fátima por el jardín del lugar. Por lo que supo que su invitada estaba tranquila y que no se debía de preocupar.
En cambio, Anne pasea sin preocuparse mucho de lo que podía pasar. Ya que sabía que todo aquello tarde o temprano se acabaría.
Lo que más le sorprendió a ella, era que aquel lugar era más grande de lo que pensó. En su poco tiempo con Álvaro, no salió de la habitación que le asigno y ahora que veía el lugar era hermoso.
De pronto, ella se percató que él la estaba mirando desde una ventana y comenzó a caminar más rápidamente. Ya que le daba pavor que le mirase. Más aún con lo que paso el día anterior.
Cuando ambas llegaron a la cocina, Fátima le sirvió un zumo de naranja. El cual se bebió tranquilamente y ambas estuvieron hablando del lugar. Donde Anne le hizo muchas preguntas. Las cuales, Fátima comenzó a responderlas encantada. Pero ella no le respondió a una pregunta que Anne le hizo con respecto a Álvaro. Ya que él le tenía prohibido contestarle o contar la vida privada de él.

Él seguía pensando en el plan sin parar. Pero Demir supo que era muy arriesgado ir sin hombres al lugar.
Su hermano volvió a acercarse a él durante unos minutos y le dijo que llamara a Walter para que cuando el pudiera escapar de las manos de la DEA, irían a rescatar a Anne y volvérsela a llevar lejos.
Cuando volvió a quedarse solo, comenzó a pensar de nuevo en el plan y en Anne. Ya que sabía que había cometido errores que no podía emendar. Unos que intentaría hacer bien cuando se la llevase de Estambul y se olvidase de Kilian.
―Ahora son tus remordimientos lo que están en tu cabeza ―escuchó él―. Me alegra saber que por una vez en la vida todo te esté yendo más. Y eso que no te conozco mucho, pero te odio por lo que nos has hecho a Anne y a mí.
Él levantó la cabeza y vio a Kilian frente a él.
―Tú no sabes nada de mi pasado con Anne, Riaza ―le respondió.
―Lo sé todo, porque ella me lo contó antes de que Víctor muriese. Pero también fue él quien me entregó el papel que firmo que te hacia dueño de todo ―le dijo él aclarando algunas cosas―. Solo que no llegue a entender nada hasta que Anne me contó vuestro pasado. Recordé el documento en el momento menos adecuado y fue ahí cuando lo destruí. Ya sabes que no ha mas copias de él y, por lo tanto, Anne es mia. Tanto en cuerpo, como en alma y espíritu.
―Y en corazón.
―¿Qué quieres decir?
―Ella te ama, Riaza. No ha dejado de pensar en ti desde que la secuestre.
―Nunca me dijo que lo estaba.
―Supongo que quería decirte en el momento en el que la secuestre.
Ambos hicieron una pequeña pausa.
―Eres un tipo con suerte, Riaza.
―No es eso. El amor de Anne me pertenece desde que éramos niños. Y yo comencé a darle su educación, sin saber que era la niña que nos conocimos y que nuestras abuelas nos comprometieron desde entonces.
Pero Demir no le dijo nada. Solo mantuvo el silencio por que no sabía que responder.
Kilian se marchó de su lado en pocos segundos y comenzó a pensar en que no dejaría que Demir se la llevase.
En cambio, Demir comenzó a preguntarse muchas cosas de las cuales no obtuvo respuesta. Y una de esas preguntas, era porque Anne no se había enamorado de él en esos tres meses. Algo que se repetía una y otra vez en su cabeza.

Ella volvió al jardín después del paseo que tuvo con Fátima y ahí comenzó a leer de nuevo.
La noche se hizo y comenzó a hacer algo de fresco en el jardín. Pero Anne no le dio importancia.
Ella se relajó por unos momentos y sintió como su hijo le dio unas patadas.
Álvaro salió al jardín y vio que ella estaba relajada, con su mano en la tripa. Y mientras que él se acercaba a ella, mientras que le dejo:
―Deberías de entrar en la casa. Está haciendo un poco de frío.
―Estoy bien. Gracias, señor Espinoza.
Álvaro se sentó a su lado y ella se sintió un poco incomoda.
―Deberías de hacerte caso de mí. Lo menos que quiero es que te enfermes por no comer y él bebe que esperas nazca con las defensas ba
Ella se levantó de la cama y le miró a él a los ojos.
―¿Por qué es tan amable, señor Espinoza? ―le preguntó ella―. Soy su rehén, no su invitada.
―Estas equivocada. Si que eres mi invitada. Si fueras mi rehén estarías atada en una silla sin poder moverte.
―Me he enfrentado a cosas peores que estar atada en una silla. Y Demir no ha sido muy compasivo desde me retuvo a su lado.
―Él merece su castigo. Pero tú y tu bebe no.
Álvaro hizo una breve pausa.
―Entra en la casa, señorita Fermosel. El calor de la chimenea y una buena cena.
Anne se levantó de la silla en la que estaba sentada y caminó para entrar en el interior.
Cuando ambos estuvieron dentro, ella se percató que él tenía razón. Se estaba mucho mejor dentro que fuera.
Álvaro se puso detrás de ella y mientras que se acercaba a su oído, le susurro:
―Me sigues pareciendo muy interesante, señorita Fermosel. Es una lástima que solo seas mi invitada por unos días. Si no, me hubiera dado el gusto de conocerte más a fondo.
Anne se giró y después se apartó un poco de él. Ya que no quería que le tocase.
―Como ha dicho, soy su invitada y exijo respeto. Espero que eso sí que lo conozca.
―Claro que lo conozco. Solo que ninguna mujer me ha llamado tanto la atención como tú.
―Señor, la cena esta lista ―Fátima les interrumpió.
―Gracias, Fátima. Ahora vamos.
Ella desapareció y Álvaro le hizo un gesto a Anne para que caminase hacia el salón.
Ella caminó para ir hacia el salón.
Ahí, ella se sentó y lo mismo hizo Álvaro. Pero el silencio continuo como cuando caminaron hacia el salón-comedor.
Un poco más tarde, Anne se retiró hacia la habitación. Ya que seguía sin entender por qué estaba en ese lugar.
Ahí, ella se tumbó encima de la cama y comenzó a pensar si Kilian sabría que ya no estaba al lado de Demir y la estaría buscando. Había perdido la fe en esos tres meses. Pero cuando le vio en el restaurante, supo que los milagros existían.
Anne cerró los ojos y dejó que el sueño llegase. Ya que sabía que tarde o temprano estaría por fin al lado de su único amor.
Una hora más tarde, Álvaro entro en la habitación para comunicarle algo para el día siguiente. Pero la vio dormida.
Él se acercó a la cama y la arropo para que no pasara frio.
Después, salió de la habitación y se dirigió hacia la suya para poder descansar tranquilamente para afrontar otro día de trabajo más.

Éxtasis Ocultos (Mi Amuleto #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora