Capítulo Quince

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Él se preparó a día siguiente un café como era su costumbre. Pero mientras que Kilian desayunaba, comenzó a pensar cuando actuarían Roblas para rescatar a su mujer.
Kilian comenzó a pensar en algunos recuerdos del pasado. Unos que le hicieron sonreír en el instante. Donde recordó el primer beso que le dio a Anne cuando eran niños y ella le pegó una bofetada porque sentía vergüenza. También recordó su primer baile en el cumpleaños de Anne y eso le hizo pensar en el día en que se case con ella. Pero también pensó en hacerla muy feliz como lo hizo en aquellos tiempos.
Él dejó la taza de café a un lado y probó un poco de la tostada.
―Pensando mientras que llenas el estómago ―escuchó Kilian.
Él se giró y vio a Osman ante él.
―Sí. Pensaba en algunos recuerdos de la infancia junto a Anne.
―Te ha extrañado mucho, sabes. Nunca pensé que una bala de Demir solo pudiera herir a alguien. Mi hermano nunca había fallado en un tiro.
―Hasta hace tres meses. Estoy vivo porque mi deber es estar al lado de mi futura mujer y de mi hijo.
―Lo estarás a penas los encontremos. Pero no pienses que mi hermano se va a quedar de brazos cruzados con la mujer que los dos amáis.
―¿Qué quieres decir?
―Que mi hermano se va a adelantar a lo que la gente de la DEA quiere hacer.
―No voy a permitir eso, Osman. Y más que se vuelva a llevar a Anne.
―Pues como no le ates con algo más que un metal, él lograra su propósito.
Kilian le sirvió un café mientras que mantenía el silencio. Ya que no quería responderle. Sin embargo, él actuaria en el caso que Demir intentase de escapar e intentase de llevarse a Anne de nuevo contra su voluntad. Y ya lo hizo durante tres meses para que lo volviera a hacer.
Osman se retiró de su lado tras tomarse el café.
En pocos segundos, Kilian fue ante Roblas y le contó lo que Osman le había dicho de Demir. Este le dijo que no se preocupase. Ya que impedirían que escapase.

Anne comenzó a despertar por que la luz del sol le dio en la cara.
Ella se levantó de la cama y salió de la habitación. Ya que tenía un poco de hambre.
Cuando llegó al salón en pocos minutos, vio que Fátima estaba poniendo los desayunos. Pero que Álvaro no estaba allí.
Ella se sentó y Fátima comenzó a servirle el desayuno. Donde ambas mantuvieron el silencio.
Él carraspeo de alguien entrando en el salón en pocos segundos y cuando ambas vieron que era Álvaro, no dijeron nada.
―Buenos días ―dijo él.
―Buenos días ―respondió Anne.
―Fátima sírveme el desayuno.
Ella no dijo nada y comenzó a servirle el desayuno sin rechistar.
Álvaro se sentó en su mismo lugar y observó que Anne tenía buen apetito. Por lo que no le dijo nada y él también comenzó a desayunar.
Tras un largo silencio incomodo que él no puedo contener, le dijo:
―Quiero que esta noche cenemos juntos en el jardín, señorita Fermosel.
―Si no hay otra opción.
―No la hay, ya lo sabe.
Ambos hicieron una breve pausa.
―Fátima cose muy bien y le ordenare que le prepare un vestido para esta noche. Pero también que le ayude a asearse.
―No es necesario. Puedo ir con lo puesto.
―Ya sabes que no voy a permitir eso. Estás en mi casa y estas bajo mis reglas.
Entonces ella no le dijo nada.
―No hay nada más que hablar. Esta noche cenaremos en el jardín y tendrás listo el vestido para esta noche.
Anne probó un bocado y después de tragarlo, comenzó a pensar en que, si estaba mucho tiempo allí, se volvería como aquellos tres meses de infierno.
Álvaro terminó antes que ella de desayunar y se marchó en pocos segundos hacia la salida de la casa.
Ella en cambio, se quedó en la mesa mientras que Fátima le volvía a servir otra tostada.
Cuando Anne terminó de desayunar en pocos minutos, Fátima le estuvo tomando medidas y después de acompañarla a la habitación, fue a coser el vestido para ella esa noche para cenar junto a Álvaro.
Al quedarse sola, Anne comenzó a pensar. Solo que sus pensamientos no se tornaban en Demir o en Kilian. Si no, en el interés que tenía su secuestrador en ella. Algo que no tardaría en averiguar. Aunque ella sabía que solo era el cebo para llevar a alguien que odiaba hacia la muerte. Solo esperaba que Álvaro cometiese su propósito de vengarse y que por fin ella fuera libre de las manos de Demir. Unas manos que solo había logrado en tres meses, hacerle tanto daño como lo hizo en el pasado. Un pasado que quiso borrar y que le fue imposible hacer.

Katherine y Elizabeth cerraron la puerta de su habitación durante esas horas que no había dado señales de vida. Ya que habían decidido hacer el amor para olvidar todo lo que estaba pasando.
Katherine salió a media mañana de aquel día al departamento de su hermano, para saber que sabían de Anne y de su sobrino.
Cuando entró, vio que Kilian estaba con Roblas y se acercó a ellos.
Ella le preguntó que qué novedades había y Kilian le dio una respuesta negativa.
―Ese hijo de puta sabe dónde está y no quiere deciros realmente donde esta ―dijo ella furiosa mientras que miraba a Demir. Que permanecía con la cabeza baja pensativo.
―Katherine él está colaborando, pero estamos esperando a ver si da un paso en falso para seguirle ―le dijo Kilian.
―Pues yo no me creo nada de lo que este tipo os está diciendo.
―Rubia, para rescatar a Anne tenéis que confiar en mi ―dijo de pronto Demir tras escucharla.
Ella se acercó furiosa ante él y le dijo a la cara:
―¿Que confiemos en ti? Te llevaste a Anne durante tres meses y sabrá Dios lo que habrás hecho con ella. Piensas que vamos a confiar en ti después de la mierda que nos has hecho. Incluso de intentar matar a mi hermano.
―Mira cómo te llames. Haréis lo que os pida o si no, jamás os diré el paradero de Anne.
―¡Qué! ―exclamó ella―. No haremos nada de lo que nos pidas. Ya ha sido suficiente.
Demir se acercó a ella y mirándole a los ojos, le dijo furioso:
―Katherine Riaza, eres la mujer que siempre soñé para mis negocios. Pero ahora mismo deseo de darte unos azotes y follarte duro. Tanto que te cogería mil veces en el mismo día.
Katherine actuó enseguida y le pegó una patada entre la entrepierna. Donde Demir cayó al suelo rotundamente.
―Jamás me mires a los ojos cuando tengo años de experiencia atando y controlando a los hombres, cabrón.
―Katherine, para ―dijo Kilian separándola de el―. Demir solo te está provocando.
―Pues que no lo haga, porque todavía no conoce mis métodos para hacer suplicar perdón.
―Señorita Riaza, llevemos la fiesta en paz ―dijo el agente Roblas―. Venga con nosotros y tomase un té.
Katherine fue con Roblas a la cocina y este le sirvió un té.
Mientras tanto, Kilian se quedó observando como Demir se quejaba y sonriendo, le dijo:
―Jamás te metas con una dominatrix como lo es mi hermana, Demir. La próxima vez no voy a interferir que lo sepas.
―Joder...
―Lo sé. Pero Anne lo paso mucho peor, créeme. Así que, para la próxima vez piensa lo que vas a decir ante una mujer que es dominatrix. Y más una como Katherine, Demir. Porque ella no perdona, pero tampoco olvida el daño que se le hace a su familia.
Kilian se marchó y dejó a Demir quejándose por el dolor.
En cambio, Katherine habló con Roblas para aplicarle métodos de torturas antes de llevárselo a la cárcel. Donde el agente le respondió, que allí recibiría su castigo.
De pronto, Kilian pensó en su localizador y se lo dijo de nuevo a Kenan. Cosa que este no dudo en hacerlo en breve y localizar a Anne con vida. Le dijo que sería rápido para que tuvieran la respuesta que tanto necesitaba.

Un poco más tarde, Álvaro se vistió con un traje de chaqueta en color rojo vino, una camisa de lino en blanca y una corbata de color negra. Ya que había quedado con Anne para cenar en el jardín y a él le gustaba ser puntual antes que una mujer.
Él salió de la habitación en pocos segundos y fue hasta el salón. Donde esperó junto a la chimenea a Anne.
Ella en cambio, estaba un poco nerviosa por salir con aquel traje que parecía que había sido comprado.
Anne lucía un hermoso vestido en el mismo color que el traje de Álvaro. En rojo vino. Era un vestido de manga corta. Uno del cual, Fátima también cosió una chaqueta corta a juego con él.
En el pelo, ella se hizo unas hondas y en el lado izquierdo, se hizo una pequeña trenza. Después se maquillo. Algo que no tuvo el privilegio de volver a hacer tras ese nuevo secuestro. Donde Demir la llevó a cenar esa noche donde volvió a ver a Kilian tras tres meses de pensar que había muerto con aquel disparo que su peor pesadilla le dio.
Tras ponerse los zapatos de tacón de color negros que Álvaro justamente compro tras dos reuniones, ella salió de la habitación y lo hizo sin poder calmarse.
Cuando llegó al salón, Álvaro la miró y se quedó sin palabras al ver que ella estaba más guapa que sin ningún vestido.
―¿Qué es lo que tengo? ¿A caso estoy mal?
―No. Estás preciosa.
―Podemos cenar.
―Si, señorita Fermosel.
Ambos caminaron hacia el jardín.
Ahí, ambos se sentaron en breve y Fátima comenzó a servirles la cena.
Durante ella, estuvieron hablando de negocios y Álvaro le preguntó un poco sobre la vida de ella. Algo de lo que tampoco quiso responderle. Ya que ambos sabían que su visita en ese lugar era corta.
Una hora más tarde, ambos regresaron a sus habitaciones.
Cuando Anne entro en la suya, comenzó a quitarse el vestido que tenía puesto y se puso algo cómodo para poder dormir.
Después entró en la cama y sin pensarlo, se puso a descansar.
Antes de inducirse en el sueño, recordó lo que sucedió hace poco con Álvaro y volvió a abrir los ojos.
Anne se levantó de la cama y se sentó junto a la ventana en una vieja silla. Donde comenzó a pensar en ello sin parar.
Hasta que sintió de nuevo el sueño, se metió en la cama y tumbándose, dejó de pensar y cerrando sus ojos, en segundos se quedó dormida.

Éxtasis Ocultos (Mi Amuleto #4)Where stories live. Discover now