Capítulo 2

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Austin:

Nunca pierdas tu tiempo con explicaciones, la gente solo escucha lo que quiere.

El mundo iba transcurriendo delante de mis ojos a medida que observaba detenidamente el paisaje a través del cristal del coche. Nueva York seguía estando al igual que siempre, una ciudad alegre en sus sentidos, llena de muchísima gente, bastante cultural en distintos ámbitos sociales, pero a la vez, eso no cambiaba nada, ya que a veces siento esa sensación de tener suficiente de esta ciudad y no querer volver nunca más. Sin embargo, aun así, aquí estoy de nuevo, después de tratar de alejarme y huir de toda la realidad he vuelto, porque, me he dado cuenta de que realmente nunca debí de irme.

   Todo paso tan rápido en su momento que cuando lo pienso me da más rabia de hacer lo que sea con solo no dejarme consumirme por esa rabia.
No me gusta hablar de esto, pero ya que estamos sincerarme un poco por una vez no me hará más daño del que ya está hecho.

   Desde que rompimos, o más bien..., Elena me fue infiel, el mundo acabo viniéndose abajo. Me enamoré tan locamente de ella que estaba dispuesto a darle todo lo que este en mis manos e incluso más con el simple hecho de verla sonreír. En cambio, a pesar de que parecía ser feliz no tenía suficiente porque si hubiese estado satisfecha no hubiera hecho..., lo que hizo con..., el que, hasta su momento, solía ser el capullo del instituto y la Universidad.

  Diez meses, desde que los vi de aquella forma, en una misma cama, ambos durmiendo y ella entre sus brazos que, al recordarlo cada instante de mi existencia, el odio y el rencor se apoderan tanto de mi hasta el punto de no poder controlarlo, sin olvidar el daño que le ha causado a mi corazón el cual fue el primero en partirse en pedazos, cuyo sufrimiento solo se siente aquí dentro.

   Lo que más jode es que no puedo expresar ni explicar lo que me pasa porque nadie me entendería. Nunca imagine que alguien lograría engarme de tal modo y hacerme caer en su juego, pero es que me hechizo de tal modo con su sonrisa, acaricias, carisma y labios que podía tener la posibilidad de tranquilizarme con solo una mirada y ahora lo único que queda es un odio y remordimiento hacia esta persona la cual pagará demasiado caro, porque ella no sabe lo que es desearle la muerte a una persona, pero a la vez quererla a tu lado ya que es tu única salvación en este mundo de mierda.

  Eso fue lo que sentí yo, solo y aquí dentro.

  Fue muy triste ver cómo se rompió ese flechazo, que pensaba que iba a durar para siempre.

  Aunque a pesar de todo, después de diez meses, he vuelto a levantarme, no ha sido para nada fácil, ni un poco vamos, pero la persona en la que me he convertido y el camino que he acabado por escoger cuando estaba echo una mierda, ha sido especialmente culpa suya, ha sido demasiado difícil para alguien aún joven como yo, pero en este tiempo he madurado tanto, que nada volverá a ser lo mismo.

   La palabra sentimiento hacia ella no existe, estuvo una vez, pero ya no, duele recordarla, sí, pero ese dolor desaparecerá consumiéndolo en otros.

   Ya no es tan fácil ahora que he vuelto y nunca jamás lo será.

   Y ahora que ya tenía claro por donde iba y que el camino que escogí en su momento, en el cual ya no hay vuelta atrás, vuelvo a esta ciudad para que todos prueben lo que yo tuve que pasar en su momento y no voy a permitir que ni ella ni ninguna me atrape, por más que se trate no será posible, ya que al fin y al cabo todas son iguales y no soportó la idea nuevamente de volver a sentir eso que llaman mariposas en el estómago por alguien o que lo que está aquí dentro en mi pecho se recomponga por alguien, ¡eso sí que jamás!

   Tras salir por la zona vip del aeropuerto caminaba muy seguro de mí mismo y a la vez bastante serio, los de seguridad que venían a un par de pasos delante incomodaban un poco mi vista, aunque..., que iba a hacer, están exclusivamente aquí en el aeropuerto para mantener toda precaución a cualquiera de la familia Hudges, la verdad es que es exagerante todo esto, pero hablamos de la familia del inigualable y respetuoso John Hudges así que, para que alargarlo, dejarlo estar, como ha sido siempre.

Las luces del amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora