Capitulo 38

422 15 0
                                    


Austin:

La clave para comprender lo que pasa a nuestro alrededor es tener la vista en todas partes.

Esto es increíble. ¡Ya lo que faltaba!

   Mi padre resulta estar envuelto en todo esto. Podría esperarme cualquier cosa de él, por qué es lo más típico, pero que meta las narices en donde no debería de hacerlo es pasar ya los límites que tiene de ser padre, si es que lo es, al menos de mi parte (como su hijo). El ambiente estaba tenso en aquel momento, me sentí un poco extraño ver a mi padre aquí, en el almacén con Robert. Este mismo parecía estar enterado de todo desde el principio, pero no dijo nada, a saber, desde cuando mi padre está metido en todo esto. 

Comencé a aplaudir. Era lo único que podía entregar como reacción, alcé las cejas hacia arriba insinuando alucinación mientras me aproximaba hacia ellos en un ritmo relajado, sin prisas. Observé por los lados viendo a un montón de hombres pendientes de cada movimiento, todos eran desconocidos, probablemente eran los hombres del señor John Hudges. 

En parte me parecía una barbaridad que tenga tantos huevos, para llamarme a que venga y que nos reencontremos después de... ¿1 año? ¿más? Sin vernos ni saber nada de él. 

Noté su ceño fruncido puesto en mí, esa cara que nunca cambia y siempre esta plantada en su rostro de hombretón malote e inalcanzable. 

Me pregunto que estará haciendo aquí. 

—Se acabo la broma—los miré a ambos—. Que alguien me expliqué que hace este señor aquí—Miré a Robert esperando respuesta de mala manera mientras me refería a mi padre indirectamente.


No sabía que diantres le había traído a este lugar, ni como conocía que yo trabajaba aquí, pero según Robert o al menos lo que logró decirme sin muchos detalles antes, es que tiene mucho que contar y dejar a descubrir.

—Te puedes dirigir a mi como tu padre directamente—asaltó colocándose entre por medio de mi vista. Por un segundo, sentí mis arterias calentarse. Para no salirme de control tenía que relajarme, al fin y al cabo, este señor era mi padre. Ha pasado de mi mucho tiempo, sí, se ha olvidado de que tiene una familia, tal vez. Aun así, sigue siendo el increíble empresario multimillonario John Hudges que lo parece tener todo. 

—Lo haría, pero no sé si merecerá la pena. Han pasado demasiadas cosas estos últimos meses que de cualquiera que esté en mi vida me esperaré todo. Si sale de mi vida, bien, la puerta está abierta. Si vuelve a entrar, también la puerta está abierta, no tengo control de eso, pero lo que si tengo es poder controlar a quién me dirijo y a quién no. Ahora si es tan amable y te queda una pizca de familiaridad en tu...—señale su pecho, aunque baje mi dedo al instante—. Ven a ver a mama que últimamente está muy tensa y a tu otro hijo que para tu información se ha casado. 

Me daba igual como iban a sentirle estas palabras, han pasado demasiadas cosas como para pensar en los sentimientos de mi padre. Aunque lo que quería saber es que pinta él en mi trabajo.

—No me he alejado porque quería—se acercó a mi tratando de que mi atención se captase en él—. Hay una amenaza que me persigue, pero no estoy hablando de cualquier amenaza—miro de reojo a Robert y tras ello no pude evitarlo porque quería saber más—Son cosas del pasado, problemas, conflictos antiguos que parecía haber dejado en lo que era el pasado pero que han vuelto, lo verás demasiado exagerado, pero Austin—coloco una de sus manos en mi hombro y adaptó un tono más serio en ese rostro suyo—. Toda la propiedad familiar está en peligro, hay alguien o algunos que saben más de lo que deben y creó entender que me están amenazando. Tengo sospechas de una persona, por eso quiero que tú, quién ya estas listo, después de haberte dejado en buenas manos—miró a Robert—. Te encargues de comprobarme si es o no. Por eso quiero que te dejes capturar.

Las luces del amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora